Aunque los tres que debatieron anoche se digan triunfadores, a Santiago Taboada le favorecen dos virtuales espaldarazos (el segundo muy, pero muy machuchón) que lo perfilan ganador del 2 de junio.
El primero debe agradecérselo al presidente López Obrador, quien el miércoles pasado se esmeró en restar votos a Clara Brugada yéndose de nuevo contra la clase media, a sabiendas de que este sector lo apoyó en 2018 pero, decepcionado, en 2021 votó por la oposición en nueve de las 16 alcaldías.
Una de las “periodistas” patito coladas en las mañaneras le preguntó:
—¿Por qué le dan tanta importancia, señor, a medios que a pesar de que dicen ser nacionales no lo son y no escriben sobre los temas de interés para las personas de la provincia, señor…?
AMLO respondió:
“Sí, ¿pero saben qué?, últimamente —porque no era así—, la gente en la Ciudad de México se ha ido volviendo más conservadora (…). La gente de Iztapalapa me sacó adelante cuando, bueno, no puedo hablar de eso (…). Pero con la política neoliberal se apoderaron de las universidades (…). Y esta ciudad tan solidaria, tan fraterna, tan progresista, también tiene el problema de que aquí es donde se concentran los medios de manipulación más importantes del país (…). Y resulta también que aquí es donde hay más clase media (…). Hay sectores —porque no se trata de decir ‘toda la clase media’—, hay sectores de la clase media que son muy conservadores y aspiracionistas. Y también aquí es la sede de los fifís (…). Entonces, aquí la gente —yo siempre hablo de que el hombre y la mujer somos productos de circunstancias—, aquí se derechizó mucho durante el periodo neoliberal. Las universidades, la UNAM, increíble (…). Me preguntas: ‘¿Por qué le dedicas tanto o le dedica tanto tiempo a hablar de los medios de aquí y no a los medios de los estados?’, ¡ah!, porque aquí es donde está el asunto y donde la gente está más sometida a fuertes campañas de manipulación (…). Una vez hicieron una encuesta sobre la aprobación del Presidente, y resulta que uno de los lugares donde tengo menos aprobación es la Ciudad de México, estoy casi en el último lugar —no repruebo, tengo más aprobación”.
Ese mismo día, el Sistema de Aguas del gobierno capitalino evidenció la turbiedad con que se conduce la administración:
Del agua tóxica en la alcaldía Benito Juárez (que gobernó Taboada dos trienios consecutivos), Martí Batres aceptó (tarde, por cierto) que los análisis detectaron “aceites y lubricantes”. No obstante, fiel al sello paranoide del cuatroteísmo, pidió a la Fiscalía de CdMx investigar la probabilidad de un “sabotaje” y terminó con la marranada de esconder por tres años (que pueden aumentar a cinco) la información de lo que contaminó (y de dónde procedió) el agua en una docena de colonias en perjuicio de decenas de miles de personas.
Agraviados por el oficialismo, a los clasemedieros de la capital no los imagino entusiasmados para votar por Clara Brugada.