Por el riesgo que significan las llamadas “cartas marcadas”, que limitan las victorias y/o dan ventaja al adversario.
Y viene a cuento porque a la salida de Luis Videgaray de Hacienda, no solo quedó vacante el cargo del “hombre más cercano del Presidente”, sino que se desató una guerra especulativa sobre la nueva baraja que deberá usar el Presidente rumbo a 2018.
¿Y por qué una nueva baraja? Las razones son elementales.
1. Porque ya no existe el llamado “grupo compacto” en torno a Peña Nieto. Es decir, las circunstancias obligaron al Presidente a prescindir de sus hombres fuertes: Aurelio Nuño y Luis Videgaray.
2. Porque que ya no existe la llamada “triada”; el “grupo de los tres” que prácticamente dominaban la agenda presidencial, el ánimo del Presidente y, en buena medida, las decisiones que salían de Los Pinos. Esos tres, como saben, eran Luis Videgaray, Aurelio Nuño y Miguel Osorio.
3. Y porque hoy Peña Nieto deberá echar mano de algunas cartas que si bien siempre estuvieron ahí, también es cierto que no eran vistas como “cartas ganadoras” por muchos de los observadores.
Por eso la guerra especulativa como si se tratara del nuevo deporte nacional.
¡Que si Miguel Osorio ocupará la posición de Luis Videgaray, “como hombre del Presidente”; que si el propio titular de Gobernación se convierte en candidato natural —ya que se mantiene como puntero—; que si José Antonio Meade tendrá una segunda oportunidad, luego que no figuró entre los presidenciables durante su paso por Sedesol.
Y ya en la locura, no son pocos los que especulan que el Presidente pudiera sacar “de la manga” un caballo negro. ¿Quién? La lista de posibles resulta descabellada.
Sin embargo, pocos han leído el mensaje de “la otra realidad”. ¿Y cuál es “esa otra realidad”?
Que las circunstancias políticas, diplomáticas, económicas y de credibilidad en el gobierno —todas circunstancias propias de la sucesión— han obligado a Peña Nieto a reiniciar el juego sucesorio “con baraja nueva”.
¿Y qué quiere decir lo anterior?
Que tanto en el PRI como en los flancos de la izquierda y la derecha se están reacomodando las piezas; la baraja y que, por ello, ni están todos los que son, ni son todos los que están.
Sin duda que en el PRI el puntero sigue siendo Miguel Osorio. Sin embargo, cada vez son más llamativas las cualidades de la hoja de servicios de precandidatos como Eruviel Ávila y, en otros frentes, muchos aún no descartan a ManlioFabio Beltrones.
En el primer caso, resulta que el mexiquense es uno de los mandatarios priistas con niveles aceptables en su desempeño. Por ejemplo, en un reciente trabajo periodístico de El Financiero, Eruviel Ávila es el presidenciable con los menores negativos y entre los niveles más altos de calificación positiva.
Pero además, existen variables que aún nadie ha tomado en cuenta. Nos referimos al impensable número de visitas del Presidente a su casa, al Estado de México. Peña Nieto ha acudido al Estado de México, en visita oficial, en por lo menos 53 ocasiones, todas ellas para anunciar programas, inaugurar obra o para echar a caminar proyectos productivos.
Si revisamos el impacto del recorte presupuestal, vemos que uno de los proyectos prioritarios que no serán afectados, es la obra más importante del gobierno mexiquense: el Tren México-Toluca, que se pondrá en marcha a pesar de la crisis económica.
Por si fuera poco, en la mayoría de las encuestas que miden a los presidenciables del PRI y de otros partidos, el gobernador Eruviel Ávila aparece segundo, después de Miguel Osorio. Además, nadie puede dar por muerto a Manlio Fabio Beltrones, a pesar de que muchos inventan distancia del sonorense con Los Pinos.
¿Casualidad?
No, baraja nueva.
Al tiempo.