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EL ASALTO A LA RAZÓN

Un domingo de cerillo y pólvora

La buena:

Con la reconsideración y el compromiso de que ondeará este domingo la bandera monumental en la Plaza de la Constitución se corrobora que el presidente Andrés Manuel López Obrador es quien decide si la enseña patria se iza o no, y echa por tierra la babosada de que, cuando no ha sido así, se ha debido a que la guardia militar “no podía salir” de Palacio Nacional (como cuando se realizaron las manifestaciones en defensa del INE, del Poder Judicial, de la democracia y por el Día Internacional de la Mujer).

Sin decir el nombre de la candidata presidencial de oposición, la aludió al referirse al escrito que la señora le envió (“…La bandera no puede ser patrimonio de una persona o un movimiento político (…), sus colores nos pertenecen a todas y todos los mexicanos”):

“…de una vez también, para que ya se entienda, porque ayer lo dije, y me mandó una carta… Bueno, no puedo hablar de eso, pero vamos a buscar la forma de que se ice la bandera. Yo creo que hoy o mañana, nada más que no la… Vamos viendo cómo le hacemos para cambiarla (sic), con todo respeto. Y va a estar la bandera el domingo”, prometió en su mañanera.

La mala:

En respaldo de la República, las elecciones libres, Xóchitl Gálvez y Santiago Taboada, la “marea rosa” se topará en la plancha con el campamento de la rijosa Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación.

Coincidirán cerillo y pólvora, ya que se prevé la asistencia de Claudio X. González, a quien el oficialismo atribuye todo lo que empañe a la 4T, y la CNTE lo ve detrás de la reforma educativa que este gobierno derogó.

Sin mencionar al activista opositor, el líder de la Sección Novena de la coordinadora y uno de principales promotores del plantón, Pedro Hernández, descartó que vaya a haber fricciones con el empresario.

La fea:

Sin embargo, la confrontación es una característica sine qua non (está en su ADN) de la CNTE, agrupación que desde hace decenios acumula una gran variedad de actos delictivos en sus movilizaciones.

Eso hace muy elevado el riesgo de que este 19 de mayo se desate la violencia en el Zócalo.

“No caer en provocaciones”, se acostumbra sugerir, pero la provocación ya está montada con los plantados, quienes luego de reunirse (tres horas) con su viejo aliado y protector anunciaron que permanecerán en la plaza “por tiempo indefinido”, en tanto no sean satisfechas sus abusivas demandas, entre las que sobresale su exigencia de que se aumente 100 por ciento su salario (lo que no es imposible, sino impensable).

Con la misma buena onda que parece proyectar su decisión sobre la bandera monumental, el Presidente debería garantizar la seguridad de todos quienes confluyan frente a Palacio Nacional.

Sin “reprimir” a nadie, lo menos que puede hacer es ordenar que la policía capitalina encapsule pacíficamente a los de la CNTE, igualito que lo hizo hace pocos días con quienes tumbaron las vallas metálicas que protegían la Secretaría de Gobernación.

De no hacerlo, AMLO y el jefe de Gobierno serán responsables de lo que pase el domingo… 

Ámbito: 
Nacional