Contra la incertidumbre sobre si la bandera monumental ondearía o no sobre las decenas de miles de “traidores a la patria” que se manifestaron ayer en la Plaza de la Constitución y casi un centenar de ciudades de México y el extranjero; a pesar de la convenenciera declaración de “contingencia ambiental” y la intentona de apropiación por parte de la consejera presidenta del INE, Guadalupe Taddei, de un color (que en rigor no existe), y sin temor a la partida de golpeadores de la eufemística, rijosa y lopezobradorista Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la “marea rosa” de ciudadanos y partidos opositores a la 4T resultó sobradamente exitosa.
Impensable que semejantes inquietudes y escollos deba sortear el oficialismo corporativista, caciquil y regresivo en el cierre de campaña de Claudia Sheinbaum el 29 de mayo.
Porque, como dijo el presidente López Obrador, la bandera nacional “es de todos, hasta de los traidores a la patria”, y porque en respuesta a una carta de Xóchitl Gálvez, honró su compromiso de no escamoteársela a los mexicanos que desprecia porque no le son adictos, la enseña nacional cobijó a todos quienes se concentraron en el Zócalo, incluidos los profes de la CNTE que forcejearon dos horas con los militares de la guardia de honor intentando impedir el izamiento de la bandera y después agredieron a manifestantes que los avasallaron.
Nada de lo que maquinó el oficialismo para desacreditar y desalentar la “marea rosa” sirvió, y los dos principales candidatos de oposición a la Presidencia y la Jefatura de Gobierno capitalina, Gálvez y Taboada, arengaron con discursos bien elaborados que fueron efusivamente aclamados por la concurrencia.
Con las “mareas” de este domingo se evidencia que una gran y respetable parte de la sociedad mexicana viene siendo ignorada por el morenismo, en particular las “aspiracionistas” clases medias que tanto vitupera López Obrador.
De lo dicho por Xóchitl recupero las que aluden a reiterados denuestos de López Obrador:
“Vamos a ganar para dar, no para recibir; para escuchar, no para insultar; para respetar, no para humillar; para unir, no para dividir. Para llevar medicina a los enfermos; para proteger a nuestros niños; para sacar a los más pobres de la pobreza; para ser una clase media fuerte; para reconciliar a las víctimas con la justicia; para volver a poner a México en el lugar de grandeza que debe tener; para izar siempre la bandera para todos los mexicanos; para abrir esa puerta de Palacio de Nacional a todos los mexicanos. Los mexicanos de 2024 no nos dejamos vencer por el odio y nos dimos otra oportunidad para seguir siendo un solo país y un solo pueblo, unido, sin divisiones, bajo el mismo cielo, bajo la misma bandera…”.
Por la noche vendría el tercer debate presidencial, donde las dichosas propuestas son ya lo de menos porque las elecciones serán para optar entre más de lo mismo y una renovada esperanza…