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DÍA CON DÍA

Ayer en el Zócalo

El plantón de la CNTE diseñado en Palacio, instruido a sostenerse durante la mañana de ayer, por la secretaria de Gobernación y por la secretaria de Educación, acabó siendo una gota de maquiavelismo en un mar de ciudadanos que invisibilizaron esa maniobra con su número, su entusiasmo y su determinación política.

La marea ciudadana ahogó la intimidación venida de Palacio, ganó que se izara la bandera y superó sus propios números de manifestantes, en la capital y en el país.

La jornada de ayer en el Zócalo selló la alianza política de los partidos PAN, PRI, PRD con la movilización ciudadana de la Marea Rosa, cuyas causas han sido inobjetablemente democráticas la defensa del voto y el INE , la defensa de la Corte, la ley y la defensa de la democracia.

El discurso de Xóchitl Gálvez, el mejor que se haya escuchado en mucho tiempo en la democracia mexicana, cosió esas piezas que estaban sueltas, galvanizó su ánimo y soldó la columna de su propio discurso en la triada potente, que la plaza hizo suya en impresionante coro: Vida, Verdad y Libertad.

Gálvez dejó el Zócalo ayer no sólo en andas de su alianza política, sino como la única candidata seria, no sólo de la oposición, sino de la contienda.

Dijo de muchas maneras, para muchos públicos, por qué quiere ganar y, sobre todo, para qué.

Tuvo una línea para cada sector de ciudadanos defraudados, abandonados, amenazados por este gobierno, y una propuesta de cambio para cada una.

Encontró en el incidente de la mezquindad presidencial respecto del uso faccioso de la bandera, el símbolo cabal de lo que quiere: un México unido bajo el mismo cielo, bajo la misma bandera, un México donde haya algo para todos y nadie se quede atrás.

Quizá su mejor momento fue el pasaje en el que dijo para qué quiere ganar. Es este:

“Para dar, no para recibir. Para compartir, no para arrebatar. Para servir, no para servirnos. Para escuchar, no para insultar. Para respetar, no para humillar. Para unir, no para dividir”.

Ámbito: 
Nacional