Claudia Sheinbaum dice que la oposición está coaccionando a votantes y fragua un “fraude electoral” sin aportar evidencia alguna ni levantar denuncias formales ante el Instituto Nacional Electoral y la Fiscalía Especializada para la Atención de Delitos Electorales.
¿Por qué dirá eso?
Quizá porque desconfía de las encuestas que por amplísimo margen le aseguran el triunfo frente a Xóchitl Gálvez.
Si de fraude se tratara, mucho más probable es que lo perpetren Morena y sus aliados corrompiendo a sus empobrecidas clientelas y usando a los 20 mil promotores del voto para el partido en el poder habilitados por la 4T de “servidores de la nación”, los mismos que le atribuyen a López Obrador los apoyos que se cubren con dinero de los contribuyentes.
Bastaría con la rijosa y cotidiana intromisión presidencial en la contienda política para afirmar que la inminente será una deplorable elección de Estado.
¿No acaso para la selección interna de candidatos Marcelo Ebrard denunció que la Secretaría Federal de Bienestar desviaba cuantiosos recursos para respaldar a Sheinbaum?
Morena es el partido que inventó un fideicomiso multimillonario para dizque apoyar a los damnificados del temblor de septiembre de 2017 y tuvo la desvergüenza de documentar con cajas de centenares de miles de recibos el dinero en mano que repartió en lo que el INE calificó la mayor y más descarada compra de votos para la elección de 2018.
El martes en Durango (gobernado por el PRI) Sheinbaum habló de una variante en materia de delitos electorales:
“Comprar la credencial de elector por un mes, que pase la elección, se les da dinero, se entrega la credencial. ¿Para qué? Para que no voten, porque saben que van a votar por nosotros en su mayoría…”.
Dijo que así ocurre “en muchos lugares” y que “en Iztapalapa lo que nos dijeron es que llegan a pagar mil, mil 500 pesos por recoger la credencial de elector y aquí en Durango se usa esa práctica…”.
Este martes, al expresar que “en esta ciudad no podemos permitir, bajo ninguna circunstancia, que llegue la derecha”, la candidata pasó por alto que no está en manos de sus correligionarios y simpatizantes impedirlo: el desenlace lo determinará el número de votos que obtengan el panista Santiago Taboada y la morenista Clara Brugada.
Imperativa, la insensata arenga se le escapó durante un mitin en la alcaldía Álvaro Obregón, donde hace tres años “la circunstancia” que se impuso fue el mayoritario rechazo ciudadano al oficialismo con el triunfo de Lía Limón.
Confiada en que ganará la Presidencia, lo que Sheinbaum proyecta es una comprensible preocupación ante el riesgo, por lo visto elevado, de que Morena y sus aliados pierdan el gobierno de Ciudad de México que, con otras siglas y distintos personajes, ha conservado por 27 años el lopezobradorismo.
No es para menos: en 2021, la coalición opositora le ganó al oficialismo nueve de las 16 alcaldías de la capital, y todo por el desprecio a las clases medias “aspiracionistas” que dimana de Palacio Nacional...