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SIN ATADURAS

México padece una mala imagen en el mundo debido a la violencia generada por el narcotráfico, la debilidad del Estado mexicano por no hacer respetar las leyes y la corrupción en todos los niveles del gobierno.

La única forma efectiva de corregir esta percepción negativa del país es mejorar la realidad, hacer los cambios para disminuir la violencia, aplicar el estado de derecho y combatir la corrupción.

Pero el gobierno, como el avestruz, prefiere meter la cabeza en el hoyo para no ver los problemas en lugar de enfrentarlos porque es parte del problema. No reconoce que la mala imagen de México, dentro y fuera del país, es consecuencia de la negativa realidad que vivimos. Todos los días machaca que hay cosas buenas que no convencen, pero las cosas malas son muchas o peores que las buenas. En cambio, supone que la negativa imagen se puede mejorar solamente con publicidad, dentro y fuera del país, sin obtener un resultado efectivo y duradero.

A principios de abril, hace cinco meses, fue nombrado subsecretario para América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores Paulo Carreño King, quien sin tener la menor experiencia diplomática es el responsable de instrumentar la relación con Estados Unidos.

Es decir, se colocó en tan importante subsecretaría a un improvisado en el complejo manejo de la relación con el vecino del norte. Sabemos que el oficio diplomático no se improvisa, requiere muchos años de experiencia, mucho colmillo para no cometer errores de fondo ni de forma.

No ha quedado muy clara la responsabilidad de Carreño King en el escándalo de la visita de Donald Trump a México. Pudo aducir que nada sabía. Pero no puede deslindarse de la visita sin demeritar su cargo. Si no, qué hace entonces un subsecretario encargado de las relaciones con Estados Unidos que no supo nada ni hizo nada sobre la visita de Trump.

En cambio, sí quedó claro que la relación con los candidatos a la Casa Blanca ha quedado lastrada con cualquiera que sea el ganador. Se va a requerir mucho tacto para restaurar la confianza perdida con Hillary Clinton o mucha firmeza para contener a Donald Trump, y no vemos que al frente de tal reto se encuentre gente preparada.

Con este movimiento, la SRE comete el error de colocar a personas sin conocimientos en tan delicado puesto, pues se trata de la oficina encargada de girar instrucciones a nuestra embajada en Washington (y en Ottawa), así como a todos los consulados en Estados Unidos.

Lo que sí sabe hacer Carreño King es diseñar la estrategia de comunicación del gobierno mexicano. Su campo profesional está en la llamada marca país, imagen, relaciones públicas y publicidad que practicó en Los Pinos inmediatamente antes de llegar a la SRE, así como en la empresa estadunidense Burson-Marsteller, donde trabajó como ejecutivo.

Bueno, pues resulta que el gobierno mexicano suscribió en Nueva York, el 15 de marzo de este año, un contrato con Burson-Marsteller por casi 6 millones de dólares, la misma empresa en la que trabajó Carreño King. La firma del contrato ocurrió cuando este personaje era funcionario en Los Pinos, responsable de la llamada Marca País-Imagen de México, pocos días antes de asumir el actual cargo en la cancillería.

Fue el Consejo de Promoción Turística de México el conducto del gobierno para firmar con Burson-Marsteller el contrato por exactamente 5 millones 735 mil dólares, a fin de diseñar planes de relaciones públicas.

Tantos millones tirados a la basura. La actual estrategia de comunicación fracasará al igual que la del anterior gobierno de Calderón. También gastó cientos de millones de dólares en relaciones públicas, mientras las noticias sobre México en el mundo mostraban y siguen mostrando un país ensangrentado: cabezas rodantes, cuerpos colgados y fosas clandestinas.

El error es poner a un comunicólogo que no sabe de diplomacia a operar la política exterior con Estados Unidos, como si el único problema que tenemos fuera el de la imagen. Me temo que al final de este gobierno, ni habrán mejorado sustancialmente las relaciones con Estados Unidos ni tampoco la imagen del país, mientras no cambie la realidad.

Postdata

La revista Ibero, órgano de la Universidad Iberoamericana, publicará en el próximo mes una entrevista con el suscrito. Juan Domingo Argüelles, director editorial, me preguntó de las elecciones en Estados Unidos.

Respondí que independientemente de quien gane, Hillary Clinton o Donald Trump, México debe redefinir sus relaciones con Estados Unidos. La eventual construcción de un muro, la revisión del Tlcan y la deportación de millones de mexicanos son amenazas que ponen en evidencia la debilidad de nuestro país (estos son los asuntos de fondo, no de imagen). Por eso propuse en mi columna anterior al presidente Enrique Peña Nieto convocar a un amplio sector del país (incluidas las universidades) para formular una nueva estrategia con Estados Unidos. El modelo actual del Tlcan ya se agotó. Se debe ampliar el actual libre comercio a la cooperación para el desarrollo con Estados Unidos y ayudar a fomentar empleos mejor remunerados en nuestro país para así reducir la emigración a ese país, de la que tanto se quejan. A ver si Peña Nieto hace caso y lanza la convocatoria.

@AGutierrezCanet

gutierrez.canet@milenio.com

Ámbito: 
Nacional