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EN TERCERA PERSONA

Cuauhtémoc se va con la cara en alto y dejando atrás una estela de sangre


La noche del 10 de junio, un comando integrado por 10 sujetos vestidos de negro, que viajaban a bordo de camionetas y motocicletas, irrumpió en una unidad habitacional de la colonia Flores Magón, en Cuernavaca, Morelos.

Los agresores abrieron fuego contra un edificio: vecinos declararon que los agresores se habían llevado heridos, del departamento 220 del edificio 34 de la Unidad Morelos, a entre dos y tres menores de alrededor de 16 años de edad.

Aunque se ha confirmado que el ataque efectivamente ocurrió, las autoridades no han recibido ninguna denuncia por desaparición: tampoco hay registro de familiares que busquen personas desaparecidas en ese sitio.

Pasaron unas horas y a plena luz del día (10 de la mañana), en pleno centro de Cuernavaca, un muy conocido líder de comerciantes, el vicepresidente de la Unión de Introductores de Fruta, Omar Vértiz, fue emboscado y acribillado al lado de su chofer en la glorieta de Caballitos, en las cercanías del mercado Adolfo López Mateos.

El presidente de la Unión, Gabriel Núñez, declaró:

“Estamos bajo la lupa de la delincuencia”.

Según los testigos, los autores del asesinato de Vértiz se refugiaron dentro del mismo mercado. Pero ninguno de los locatarios quiso hablar. Todos están “bajo la lupa de la delincuencia”.

A fines de abril, en la madrugada del día 30, un comando ingresó en el Hospital Center, de la colonia Vista Hermosa, y buscó el área de terapia intensiva. Ahí se encontraba un joven de 23 años al que sus propios familiares habían ingresado luego de que sobreviviera a duras penas a un ataque armado. Los sicarios llegaron al área en el que la víctima estaba postrado, y lo remataron.

A mediados de mayo, un ataque armado en el centro de Cuernavaca dejó un muerto y dos heridos, a una cuadra del Zócalo: esa noche, desde una camioneta tres hombres que salían de un negocio y estaban a punto de abordar una camioneta, fueron barridos con ráfagas de R-15.

A principios de ese mes cuatro hombres y una mujer fueron acribillados cuando preparaban un convivio en la colonia Villa Santiago, de Cuernavaca. Los agresores despojaron a las víctimas de tres automóviles y huyeron hacia Tepoztlán.

A los pocos días, un ataque con R-15 dejó tres personas tendidas en pleno centro de Cuernavaca, en la calle Gutemberg. De acuerdo con el parte, sujetos a bordo de una camioneta se aproximaron a las víctimas y abrieron fuego contra ellas.

Una violencia incontenible azota la capital de Morelos. En una sola mañana en la región metropolitana, un hombre y una mujer murieron en un ataque armado; un hombre que fue encontrado maniatado murió poco después en un hospital, y un motociclista fue acribillado desde una camioneta.

Ahí, diariamente aparecen desmembrados.

Los saldos del gobierno que deja atrás Cuauhtémoc Blanco son aterradores: 911 homicidios en 2019; 802 en 2020; 1,035 en 2021; 1,041 en 2022; 1,303 en 2023… 663 en lo que va de 2024.

El año pasado el promedio de asesinatos fue de 14.3 diarios. Un solo fin de semana dejó 19 homicidios a fines de ese año.

Para el primer trimestre de 2024 la tasa de homicidios fue de 20.36 víctimas por cada 100 mil habitantes: 45.58% más que a la llegada de Blanco al gobierno de la entidad (incluso por arriba de Colima, donde la tasa es de 20.29 por cada 100 mil habitantes).

Cuernavaca, Taxco, Emiliano Zapata, Cuautla, Yecapixtla y Yautepec se hallaban bajo el dominio de 14 organizaciones criminales que hicieron de 2023 el año más sangriento en la historia de Morelos y que tienen al comercio y a la población bajo el cobro de cuotas, y víctimas del secuestro.

Ha declarado Cuauhtémoc Blanco que se va del estado feliz y con la cara en alto. Ese día, por el número de homicidios, Morelos se ubicó en los primeros lugares nacionales entre los estados más violentos.

Al mismo tiempo, el Índice de Estado de Derecho 2023-2014, presentado por World Justice Project, ubicó a Morelos con la peor calificación a nivel nacional en materia de corrupción. En un tabulador de 0 a 1, donde 1 mide la ausencia de prácticas corruptas, la entidad gobernada por el exfutbolista obtuvo 0.29 de calificación y fue ubicada en el número 31 a nivel nacional.

A la vista de todos los datos disponibles, el legado de Blanco, premiado ahora por la 4T como flamante legislador, es de incontenible avance criminal: de muerte, de sangre y destrucción.

Pero él se va feliz, y con la cara en alto.

El signo de los tiempos.

Ámbito: 
Nacional