Enfrentan nuevas generaciones bajo acceso a créditos, rentas altas, especulación, gentrificación…; al final postergan la idea de tener un inmueble propio; En 20 años, el poder adquisitivo de los sueldos cayó 21%, pero el costo de las casas subió 42%; para pagar un “huevito” a crédito hay que ganar mínimo 30 mil pesos
Para los jóvenes, adquirir una vivienda en México no ha sido tan fácil como hace dos décadas, cuando los salarios y el costo de una vivienda se mantenía en equilibrio.
De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), para 2022 el poder adquisitivo de los salarios cayó 21 por ciento respecto al que se llegó a tener en 2005, mientras que los precios de las viviendas aumentaron de forma constante durante el mismo periodo, pese a que la fuente principal de ingresos para comprar una propiedad son los salarios.
En la actualidad, el precio promedio de una vivienda en México ronda un millón 601 mil pesos, cifra que ha crecido en las últimas décadas, pues del 2005 a la fecha, su costo se incrementó 42 por ciento por encima de la inflación, según la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH).
Un aumento en los salarios puede explicar el aumento en la demanda de esos precios de equilibrio más altos a nivel nacional entre el año 2005 y 2022
Máximo Jaramillo-Molina
Sociólogo y economista
En este escenario, las nuevas generaciones se enfrentan a una crisis habitacional por el bajo acceso a créditos, un acaparamiento de las propiedades y las rentas, la especulación, la gentrificación, el desplazamiento y el despojo violento. Así, las juventudes de la generación Z (los nacidos entre 1994 y 2010) la sufren con salarios más bajos y viviendas más caras.
“Un aumento en los salarios puede explicar el aumento en la demanda de esos precios de equilibrio más altos a nivel nacional entre el año 2005 y 2022. El promedio de los ingresos laborales ha disminuido en 24 por ciento en general en el país y esto depende de las ciudades”, explicó Máximo Ernesto Jaramillo-Molina, doctor en Sociología por El Colegio de México y economista por la Universidad de Guadalajara.
La plataforma Centro Urbano detalla que para acceder a un crédito bancario para una vivienda de un millón y medio de pesos es necesario un enganche mínimo de 75 mil pesos, con mensualidades de más de 15 mil pesos a pagar en 20 años.
Así, toda persona interesada tendría que ganar, por lo menos, 30 mil pesos al mes. También, entre el 2018 y el 2020 aumentó el porcentaje de ingreso destinado al alquiler. Los hogares con más carestía dedican más de la mitad de sus entradas para pagar la renta.
Me gustaría tener una casa para poder vivir plenamente. Considero que es mejor tener tu propio espacio y no estar con la preocupación de pagar una renta, más los servicios
Alma
Estudiante de la UNAM
De acuerdo con datos de la Comisión Nacional de Vivienda, hay 25 por ciento de rezago habitacional y, según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), es del 33 por ciento.
En la actualidad, México se enfrenta a precios 44 por ciento más altos por encima de la inflación de hace 17 años, con salarios 24 por ciento más bajos, y esto es “una realidad que es cada vez más difícil, aun cuando haya personas que tratan de negar esto y decir que solamente es la falta de voluntad y la falta de ahorro de los jóvenes para poder comprar viviendas”, expresó Jaramillo-Molina.
El especialista también aseveró que existe una narrativa meritocrática en la que se afirma que las personas acceden a ciertos estratos sociales de acuerdo con el talento y esfuerzo que tienen. Al trasladarlo al tema de la vivienda, se piensa que las personas no alcanzan a adquirir un hogar porque no se esfuerzan lo suficiente.
Estas narrativas relacionan la adquisición de una vivienda con los patrones de consumo: se cree que los jóvenes gastan más en viajes, conciertos y cafés, en lugar de ahorrar para comprar una casa.
Para Alma, estudiante de la UNAM, la forma de vivir de manera plena sería teniendo una casa o departamento propio.
Pensaría en tener una vivienda propia a futuro en el sentido de independizarme, no tener que pagar rentas, pues están subiendo excesivamente y tener una casa al final es un bien
Frida Sauballet
Estudiante de Música
“Me gustaría tener una casa para poder vivir plenamente. Considero que es mejor tener tu propio espacio y no estar con la preocupación de pagar una renta, más los servicios de agua, luz, e Internet. Creo que, si no pagas renta, por lo menos es un gasto menos que debes realizar y así puedes administrar mejor tus gastos y, si es que sobra algo, tenerlo como dinero de emergencia o para usarlo en algún gustito que te quieras dar o invertirlo”, aseguró la joven.
En consonancia, para Frida Sauballet, estudiante de la carrera de Música en el Conservatorio Nacional, tener una propiedad es importante, aunque fuera en otra entidad.
“Me gustaría viajar con fines recreativos y estudiantiles, sobre todo porque estudio música y el panorama al terminar la carrera así lo pinta. Pero también pensaría en tener una vivienda propia a futuro en el sentido de independizarme, no tener que pagar rentas, pues actualmente están subiendo excesivamente y pues, el tener una casa al final de cuentas es un bien. De preferencia, buscaría tener mi vivienda en otro estado para mayor seguridad”, compartió.