Deja para mañana lo que de verdad no puedas hacer hoy.
Florestán
El presidente López Obrador, como sus antecesores, tiene un problema con el futuro, con su futuro, que ya es inmediato: 1 de octubre.
No sabe qué hacer con él o cómo transitar hacia él, es decir, cómo dejar el poder después de cinco años y diez meses de ejercerlo a tutiplén.
No recuerdo, y mire que como reportero he cubierto a nueve de sus predecesores, desde 1968, con Gustavo Díaz Ordaz, a un presidente con más poder ni más gozoso de ejercerlo que a López Obrador.
Y, como la mayoría de ellos, hoy tiene el profundo conflicto de dejarlo.
Como jefe de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005), a la cotidiana pregunta de su candidatura presidencial repetía que me den por muerto mientras la iba construyendo, hasta que en 2005 resucitó de aquella declaración, que me den por muerto, y se nominó candidato presidencial del PRD para las elecciones de 2006 que perdió, lo que siempre ha calificado de fraude, por .56 por ciento ante Felipe Calderón.
Esto lo refiero y ligo con su machacona declaración de que se irá a encerrar a su finca de Palenque, en Chiapas, La Chingada, destino común e inevitable de sus antecesores, y de lo que no será la excepción, y que a fuerza de repetir me lleva a aquel eco de que me den por muerto, de principios de siglo.
Aunque recientemente ha tamizado.
Primero dijo que si mi presidenta me lo pide, aquí estaré. Luego reveló que sí, se iría a su destino manifiesto, la finca, pero que Beatriz, su esposa y su hijo menor, con toda razón, no, por lo que estaría viniendo a verla pero no en aviones oficiales ni comerciales, porque no quería pisar aeropuertos, lo que le entiendo: en el de Palenque le iría bien, pero en el de Ciudad de México se dividirían, y sonoramente, las opiniones, riesgo que no quiere correr, por lo que solo le quedarían los aviones de amigos empresarios o la carretera, que es una locura de inseguridad.
Pero ayer agregó otro factor: solo regresaría en caso de una guerra o una invasión y que me lo pidiera la presidenta, como Manuel Ávila Camacho hizo con Lázaro Cárdenas al declarar la guerra al Eje, en mayo de 1942, que lo designó secretario de Guerra.
Es decir, cada día abre más opciones, como dijo el papa Juan Pablo II en la despedida de su cuarta visita a México en enero de 1999, en el Estadio Azteca: Mexicanos… me voy pero me quedo…
Y en eso anda.
RETALES
1. GABINETE. Claudia Sheinbaum anuncia mañana otros seis integrantes de su gabinete, que desconozco quiénes sean, pero se confía en que estén a la altura de ella y de los seis primeros;
2. CIFRAS. En lo que va de este gobierno, ayer sumaban 50 mil desaparecidos, casi uno de cada dos de los cien mil contabilizados desde 1962; y
3. CUENTO. La megafarmacia de López Obrador ha surtido 750 recetas en seis meses, cuatro diarias. Ahí el despilfarro y el engaño.