El primer huracán de la temporada de este 2024 en el Atlántico ha llegado con varias semanas de anticipación. Este domingo Beryl pasó de ser una tormenta a convertirse en huracán de categoría 4 —en solo unas horas— mientras se ubica en el Caribe —cerca de Barbados— y avanza a unos 33 kilómetros por hora, hacia el oeste, con vientos de hasta 215 kilómetros por hora. Su centro está ubicado a 320 kilómetros el este-sureste de Barbados y a unos 3.000 kilómetros al este-sureste del Estado de Quintana Roo, en México. Según la Conagua, por la distancia, Beryl todavía no representa aún un peligro para el territorio mexicano.
Según el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (NHC, por sus siglas en inglés) a las 20.00 horas de este domingo, Beryl estaba a unos 320 kilómetros al este-sureste de Barbados. El huracán comenzó el domingo con vientos máximos sostenidos de 185 kilómetros por hora, y en menos de 4 horas se intensificó a categoría 4 con vientos de 215 kilómetros por hora. Según expertos consultados por la cadena de noticias estadounidense CNN, no es habitual que se formen sistemas tropicales al este de las Antillas Menores en junio y citan a Phil Klotzbach, experto en huracanes e investigador científico de la Universidad Estatal de Colorado, quien asegura que el hecho de que se haya formado tan pronto —y en ese punto del océano Atlántico— “es una señal de la hiperactividad de la temporada de huracanes que se avecina”.
Pese a que Beryl está todavía lejos de territorio mexicano, sí representa una amenaza considerable para los territorios por los que se desplazará durante las próximas horas, el NHC ha llamado a considerar los avisos que emita durante su paso por la región: “Se prevé que se intensifique rápidamente. Se espera que traiga vientos potencialmente mortales y tormenta segura a las islas de Barlovento, en las Antillas Menores, en el Caribe, como un huracán mayor. Una advertencia de huracán está ahora en vigor para la isla de Barbados”.
Beryl amenaza con su potencia de lluvias y vientos a las islas de Barlovento (un grupo de islas integrado por las islas septentrionales de las Antillas Menores, algunas de las principales son Trinidad, Martinica, Basse Terre, Grande Terre, Dominica, Santa Lucía y Barbados) además de afectar en su paso a territorios como los de Jamaica, Puerto Rico, República Dominicana, Venezuela, Colombia, Cuba, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, Honduras, Belice y Guatemala.
El Centro de Huracanes ha catalogado a Beryl como un fenómeno “potencialmente catastrófico” por la fuerza de las rachas de viento que lo acompañan, las marejadas ciclónicas “potencialmente mortales” y olas dañinas: “Sobre todo cuando Beryl pase sobre partes de las Islas de Barlovento, con un mayor riesgo del núcleo en San Vicente y las Granadinas, y Granada, a partir de la madrugada del lunes. Todos dos los preparativos deberían concluirse rápidamente este domingo”, dicen en su boletín informativo.
Tras el paso del huracán Otis, en 2023 en México —que pasó de tormenta tropical a categoría 5 en un hecho muy poco común y que resultó catastrófico para el estado de Guerrero—, algunos científicos advirtieron que en 2024 el comportamiento de las tormentas y huracanes podrían ser más violento e inesperado. Según las predicciones de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), este año registraría una actividad “por encima de lo normal”.
La advertencia de NOAA apuntaba a una probabilidad del 85%, en esta temporada, que va desde el 1 de junio y hasta el 30 de noviembre, para registrar un mayor número de tormentas lo suficientemente fuerte. Se espera que se generen entre 17 y 25 tormentas nombradas en total, de las cuales entre 8 y 13 podrían convertirse en huracanes y, entre 4 y 7, podrían ser de los considerados mayores, por encima de la categoría 3.