Incognitapro

TEMPLO MAYOR

VOTARON a mano alzada, todos uniformados de rojo sangre, coreando "¡duro, duro, duro!" en apoyo a un líder que busca perpetuarse en el cargo. Lo de ayer no fue la fiesta del PRI, sino muy probablemente su funeral. O, mejor dicho, su suicidio colectivo.

PORQUE las y los delegados priistas ayer aprobaron no una reforma estatutaria, sino demoler los principios tricolores. Y no porque el PRI fuera el ejemplo de la democracia, pero la nueva etapa que se avecina no promete nada bueno. Quienes votaron por allanar el camino para la reelección ad perpetum de Alejandro "Alito" Moreno, se les olvida un detalle: los mismos a los que ahora aplastó son aquellos que lo llevaron a la dirigencia nacional tricolor.

POR ESO el campechano no tuvo oposición en la 24 Asamblea Nacional: porque ya la tenía ganada antes de que empezara, pues como se sabe, primero dejó fuera a sus adversarios. Ahora Alejandro Moreno tiene la posibilidad de aventarse otros 8 años al frente del PRI.

*

SI ALGO quedó claro con el entuerto postelectoral en la alcaldía Cuauhtémoc es que los magistrados del Tribunal Electoral de la CDMX traen muy bien puesta la camiseta... de Morena.

Y NO, no lo dice la oposición. Lo dice el resolutivo de la Sala Regional del Trife que exhibió la falta de pulcritud con la que trabajaron sus pares capitalinos. Y es que éstos, a petición de la candidata Caty Monreal, ordenaron un recuento total de votos, sin tener motivo para hacerlo.

TAN ES ASÍ que la Sala Regional le tuvo que explicar, con palitos y bolitas, cuáles son las causales para abrir las urnas y recontar los votos. Y, por lo mismo, sin meterse al fondo del asunto, le pidió al tribunal capitalino que si insiste en pedir el dichoso recuento, al menos tenga la decencia de fundamentarlo jurídicamente como es debido.

YA SE VERÁ si los magistrados morenistas que encabeza Armando Ambriz Hernández corrige el esperpento jurídico que hicieron... o si el caso termina por llegar a la Sala Superior del Trife para que lo resuelvan en definitiva.

*

EN LA CONTIENDA por echar, perdón, por relevar a Marko Cortés de la dirigencia nacional del PAN surgió un nuevo competidor: el poblano Eduardo Rivera. Resulta interesante que se haya postulado, pues justo uno de los señalamientos que se han hecho al panismo es su excesivo centralismo. Son varios los comités estatales que se quejan de haber sido marginados por el CEN.

LA CANDIDATURA de Rivera, derrotado en elección para gobernador de Puebla, se suma a las de Adriana Dávila, Jorge Romero y Damián Zepeda, que desde hace tiempo levantaron la mano para tomar el lugar del michoacano que se regaló el primer lugar en la lista plurinominal al Senado.

Ámbito: 
Nacional