Difícil creer que un chapito al que dobla en edad chamaqueara al rey del engaño, pero las detenciones de Ismael, El Mayo, Zambada, y Joaquín, El Güero, Guzmán López son un logro indiscutible de la administración de Biden y corroboran la profunda desconfianza que su gobierno le tiene al de Andrés Manuel López Obrador, quien, resignado en su ignorancia del suceso, dijo el viernes estos disparates:
“Más tarde vamos a saber y se tiene que saber todo. Yo creo que es una muestra de que existe un trabajo conjunto… aun cuando en este caso no hayan participado ni la Secretaría de la Defensa ni la Secretaría de Marina, pero el que él (El Mayo) haya tomado la decisión de entregarse o correr el riesgo de ir a EEUU y allá capturarlo significa un avance importante en el combate al narcotráfico…”.
Ni la menor idea, pues.
Impensable estar en contra de que a esos personajes las agencias gringas los hayan sacado de circulación, sobre todo al legendario fundador (o cofundador) del cártel de Sinaloa, quien durante casi 60 años de delinquir jamás había pisado una cárcel.
El mérito de la DEA y el FBI avergüenza o debiera avergonzar a las instituciones mexicanas encargadas de combatir la criminalidad.
Algo sustantivo, supongo, se conocerá de lo que se valió El Mayo para vivir tanto tiempo impune y el nivel e identidad de las autoridades mexicanas que lo estuvieron protegiendo, ya que mantuvo siempre discreción y bajo perfil mientras ejercía su enorme poder corruptor.
En lo que no se puede estar de acuerdo es en que las capturas violaran la independencia nacional, pero las declaraciones de su abogado confirmando que fue engatusado por el hijo de El Chapo hace innecesaria la “defensa de la soberanía” que invocan López Obrador y la próxima presidenta, Claudia Sheinbaum.
Se infiere que las agencias estadunidenses, seguramente con apoyo local, pero no oficial, desde meses atrás vinieron tejiendo la red para atrapar a Zambada hasta conseguir que Guzmán López se los entregara en un aeródromo cercano a El Paso.
Fue hasta poco antes de las 4 de la tarde del jueves cuando el gobierno de AMLO quedó en el pasmo al ser enterado por la embajada “amiga”.
Nada digno se dijo en la mañanera del día siguiente porque, como admitió la secretaria federal de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, ignoraban lo sucedido, a pesar de que el gobierno estadunidense, haiga sido como haiga sido, actuó extraterritorialmente en México.
Engañosa y elusivamente, la funcionaria expresó:
“Hemos tenido buena información con la embajada de ese país en México y colaborado con ellos en diferentes procesos de extradición e investigación de otros casos…”.
En EEUU, las aprehensiones favorecen a los demócratas y a su candidata Harris frente al endiosado Trump, quien utiliza el tráfico de fentanilo y la incapacidad del gobierno mexicano para hacer campaña con la amenaza de que entrará en acción ante el rebase de la criminalidad en México.
Por lo pronto y por lo visto, Biden ya entró...