Cuando hablan el 2 de octubre, nadie recuerda a las víctimas.
Florestán
Andrés Manuel López Obrador ha presumido que esta ha sido la sucesión presidencial más tersa y, en teoría así debería haber sido, pues Claudia Sheinbaum es una leal seguidora, pero aquél se ha pasado en hacer sentir, no sé si a ella también, pero al país sí, que el que manda es él.
Y no ha tenido reparos en llevarla todos los fines de semana como acompañante a sus giras, donde manda el mensaje de que al terminar se convertirá en el primer cartujo de la 4T encerrándose allá, en La Chingada, su bien remozada finca de Palenque, que ya cuenta con tren y aeropuerto, y que como tal no tendrá contacto con el exterior ni en persona ni por redes ni por teléfono, en un aislamiento absoluto, excepto, ya dijo, que la presidenta lo llame, que espero que no, y cuando venga a México con todo derecho a visitar a su esposa y a su hijo menor que, con toda razón, renunciaron al encierro.
Sin embargo, esto de que se va y se va y se va y no se ha ido está muy lejos del futuro porque, diga lo que diga, no puede desligarse del poder.
En este tramo final se ha ocupado de reiterar quién manda aquí, marcándole a Claudia agenda, citas, recorridos, eventos, mensajes, tono de éstos y hasta, dijo, el presupuesto del año que viene, además de heredarle las emblemáticas obras sin terminar que ya marcó en el presupuesto 2025: Tren Maya, Mexicana, Transístmico, Dos Bocas, Pemex y CFE, pasivos, déficits y recorte de presupuesto.
También le deja el caso de los 43 normalistas de Ayotzinapa, crimen que cumple 10 años en septiembre y que no resolvió como prometió una y otra vez.
Y un Congreso de la 4T con sus legisladores, a excepción, por los antecedentes, de Adán Augusto López Hernández y Ricardo Monreal, a sus 24 gobernadores, un partido-movimiento a cargo Luisa María Alcalde y la espada de López Obrador con la revocación de mandato.
De todo esto tendrá que sacudirse Sheinbaum a partir del 1 de octubre.
Porque no me queda duda del carácter que tiene y que debe mostrar desde la Presidencia de la República, lo que, confío, porque la conozco, que hará, a sus tiempos, pero lo hará.
RETALES
1. ENCAJE. López Obrador ya decidió el futuro de Jesús Ramírez en el primer círculo de Sheinbaum. En cuanto se haga público el cargo, vendrá la tormenta porque usted no se lo va a creer. Y que cada quien asuma sus costos;
2. PAUSADO. En medio de la tormenta palaciega, Ken Salazar se tomó esta semana de descanso, se pausó y se fue a Colorado dejando el tema en manos del Departamento de Estado; y
3. SILENCIO. Los que siguen sin responderle al Presidente son cuatro de los cinco mexicanos más ricos, solo contestó Ricardo Salinas que lo mandó a volar, a los que emplazó a que respondieran públicamente qué pensaban de la reforma al Poder Judicial. Y nada, Todos callados.
Nos vemos mañana, pero en privado