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USO DE RAZÓN

Bochornosa e histórica sesión del Senado

 

El gobierno no tenía los votos suficientes, pero usó a las fiscalías estatales para chantajear senadores y a través del terror cambiar la Constitución y tomar en sus manos el Poder Judicial de la Federación.

Morena y su jefe, López Obrador, emplearon los métodos de los fascistas para ganar la votación, como se perfilaba anoche al momento de enviar esta columna.

MC denunció la detención de su senador por Campeche, Daniel Barreda, y de su padre, a fin de que no viniera a la Ciudad de México a votar.

Incomunicados en un centro de detención en Campeche.

 

Todos pudimos ver las fotos y videos de soldados de la Guardia Nacional afuera de la casa del padre del senador emecista.

Al senador Yunes lo extorsionaron con órdenes de aprehensión y de pronto le dolió mucho la espalda y fue su papá a pelearse con el PAN en la sesión.

Bochornoso fue ver cómo Miguel Ángel Yunes Linares provocó un pleito con el líder panista, Marko Cortés, y en la sesión del Senado se ventilaron las diferencias internas en el PAN. De esa manera Yunes justificaba el rompimiento con Acción Nacional.

Ya repuesto, en la noche regresó el senador Yunes Márquez, quien por semanas había expresado su rechazo a la reforma judicial. Cambió de opinión, luego de “analizar a fondo el dictamen” y anunció su voto en favor de la reforma del presidente López Obrador.

Entre perder su libertad y la de parte de su familia, o cambiar de opinión y el sentido de su voto, el senador veracruzano eligió lo segundo.

Yunes no es Mandela, se entiende, pero otros senadores resistieron las presiones.

La priista Carolina Viggiano dijo en tribuna, en un vigoroso posicionamiento, que la reforma es ilegítima, la mayoría de Morena y aliados es ilegal y la usan para destruir el Poder Judicial, como lo ordenó el nuevo Antonio López de San Anna: López Obrador.

En favor del dictamen habló el senador de Morena José Murat, que denunció el nepotismo en el Poder Judicial, la corrupción de los delincuentes de cuello blanco.

Murat, el gladiador contra el nepotismo, como se recordará, es hijo de otro gobernador.

El que ayer zarandeó a los “corruptos” del Poder Judicial y los llamó “delincuentes de cuello blanco”, hace pocos años fue ampliamente exhibido por su departamento en la zona más cara de Manhattan, en Nueva York.

Precisó, alta la voz, que lo que queda claro “es que no somos iguales”.

Tal vez, como nadie, Murat definió la intención de la reforma judicial: “Nunca más jueces que se manden solos”.

Ese es el punto. De eso se trata.

Valiente y directa, durísima fue la exposición de la senadora sonorense Lilly Téllez: “No me sorprende que ni uno solo de ustedes, senadores oficialistas, ni uno solo, muestre duda. Están entrenados para no pensar… Ustedes son sólo un grupo de personas miedosas y carentes de toda ética. El poder es terriblemente dominante, es voraz cuando cae en las manos equivocadas”.

Y remató: “Bastaría un valiente de su lado para salvar a la patria, como basta un par de cobardes del nuestro para condenarla. Pero nadie entre ustedes se atreve a ser libre, no se atreven a hacer lo correcto, no se atreven a tener dignidad, no se atreven a tener honorabilidad, ni autonomía intelectual”.

A la hora de enviar esta columna no se sabía si ese valiente al que se refería la senadora Téllez, salido de las filas del oficialismo, votó en contra del dictamen.

Sería una buena noticia para el país, y en particular para la próxima presidenta: le salvaría el sexenio.

De concretarse la votación en favor de la propuesta del Presidente, se habrá destruido al Poder Judicial con votos que Morena y aliados no tuvieron en las urnas, sino con el uso fascistoide de las fiscalías.

Nos confirmará, también, para qué quiere Morena el control del Poder Judicial.

Ámbito: 
Nacional