Bicisenadores
"Todos ven lo que aparentas; pocos advierten lo que eres".
Nicolás Maquiavelo
No sé qué me da más coraje: ver esa caravana de senadores en bicicleta por el Paseo de la Reforma en el Día Mundial sin Auto o darme cuenta que un grupo de reporteros hizo un arrojado trabajo para descubrir la nota y esperar a los legisladores y fotografiarlos. El mensaje oficial es que los senadores, preocupados por el ambiente, están dispuestos a dejar sus camionetas y choferes para aventurarse por las calles en bicicleta.
Pero todos sabemos que los políticos se montan en la bici sólo cuando van a ser fotografiados y grabados por los medios. Doy por hecho que los senadores no hicieron el trayecto en bicicleta desde sus mansiones en Las Lomas u otros barrios residenciales, y mucho menos que regresaron por la noche a casa en esas mismas bicicletas. Aun así, Emilio Gamboa, coordinador de los senadores del PRI, mandó ayer un mensaje por Twitter: "¡Pequeñas acciones se convierten en grandes cambios! Felicito a mis compañeros senadores por sumarse al #DíaMundialSinAuto".
La gente no es tonta. Sabe que la mayoría de los políticos se sube a una bicicleta sólo para la foto. Casi ninguno lo hace en su vida cotidiana. Estos desplantes son los que ponen a tanta gente común y corriente en contra de los políticos. Hay excepciones, por supuesto. Fernando Belaunzarán tuitea con frecuencia desde sus trayectos en Metro. Pero la mayoría no podría hacerlo más que desde una camioneta.
En el tema de fondo, sin embargo, la campaña no debería ser para un día sin auto. El mensaje no es correcto. Pretender eliminar los autos no tiene mucho sentido. Los automóviles han tenido un papel fundamental para impulsar la movilidad y la productividad desde principios del siglo XX. Una parte importante de la disminución de la pobreza en el siglo XX y principios del XXI se ha debido al impulso económico de los automóviles. ¿Son contaminantes? Sí, por supuesto, aunque han tenido reducciones impresionantes en sus niveles de emisiones. Sin embargo, mucho más contaminada estaría la atmósfera si tuviéramos todavía ineficientes vehículos tirados por caballos cuyo estiércol produce más emisiones que los actuales motores de gasolina.
Incluso los autos eléctricos que hoy se presentan como panacea pueden ser más contaminantes que los de gasolina. Los autos eléctricos utilizan electricidad cuya generación produce emisiones. Si la energía se genera por carbón, un auto eléctrico puede contaminar más que uno de gasolina. Además, la minería de litio para las baterías es altamente contaminante. La producción de un auto eléctrico puede generar 30 mil libras (13,607 kilos) de emisiones de carbono contra 14 mil libras (6,350 kilos) de un auto de gasolina (Bjorn Lomborg, WSJ, 11.3.13).
Más que un día sin auto deberíamos pedir un día con transporte público, pero lo impiden las estrategias de los políticos que cobran tarifas excesivamente bajas, descapitalizan los servicios y llevan a la saturación que cualquiera puede sentir en el Metro o en un microbús. Una mejor política pública en el transporte, con precios realistas que permitan la realización de inversiones y mejoras, ayudaría a tener un sistema de mejor calidad y al final una menor contaminación.
Los ciudadanos comunes y corrientes tienen razón al reaccionar de manera negativa a los políticos que presumen de subir a la bicicleta un día para usar el resto del año una camioneta de ocho cilindros. En vez de fingir frente a las cámaras, deberían promover políticas públicas más eficaces.
· NO ES EL MURO
La verdad es que el muro de Trump no nos haría daño. Ya tenemos cientos de kilómetros en la frontera que no han afectado ni los cruces ni la migración. El verdadero riesgo es el proteccionismo. Y éste lo están prometiendo tanto Trump como Hillary.
@SergioSarmiento