Hace 51 años, un 11 de septiembre de 1973, ocurrió el golpe de Estado en Chile; un 11 de septiembre de 2001 ocurrió el atentado a las Torres Gemelas en New York y este 11 de septiembre de 2024 ocurrió en México el golpe de Estado al Estado de Derecho con la amorfa reforma judicial. Cocinada al vapor para complacer al gran Tlatoani y coronar con la publicación de la ley el día 15 de septiembre y poder darle su regalote, poniendo a la patria al servicio de sus pies. Ese acto político e infame lo pagaremos todos.
El 11 de septiembre quedará marcado en la historia de México como el inicio de la “estupidización” del Congreso de la Unión y de las legislaturas locales, Bueno en su mayoría. Pero, por qué me refiero
a la estupidización de la política, porque muy pocos se atrevieron a defender lo mandatado por el artículo 49 de nuestra Constitución Política. Los legisladores federales y estatales no comprendieron que
el más importante de todos los derechos es el derecho a defender nuestros derechos.
Dice Romero Apis, “cuando se pierde ese derecho, se han perdido todos los demás” y complemento solo queda la abyección y la anarquía.
Es indigno y oprobioso que el Gobernador de Oaxaca, Salomón Jara, se jactara de que el Congresos haya sido el primero, por fast track, en aprobar la reforma judicial, sin análisis ni discusión, imposible porque el proyecto de reforma se plasmó en 142 páginas, que con seguridad ni leyeron los diputados, votaron por consigna.
Y es oprobioso porque el Hospital General de Oaxaca ha cancelado cirugías programadas por no contar con autoclaves para esterilizar el material quirúrgico y eso que México en salud está mejor que
en Dinamarca.
¿Qué futuro nos aguarda? Es casi imposible predecirlo, por lo pronto el Congreso del estado de Morelos ya se sumó a la estupidización de la política y lo estamos mirando con las venas abiertas en lo que está ocurriendo en el estado de Sinaloa.