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SERPIENTES Y ESCALERAS

 

El carácter de Graco le ayudó a ganar la gubernatura, pero también es el motivo de su debacle. Cuando el tabasqueño se enoja, todas las cosas malas suceden.

 

No existe manera lógica de explicar lo que está sucediendo en nuestro estado. Ya no hay forma coherente de comprender el actuar de un gobierno que insiste en pelearse con todos. Lo que pasa es inédito desde muchos ángulos, representa el momento más oscuro de los últimos tiempos y muestra el peor rostro de la política. Graco Ramírez pasará a la historia como el primer hombre de izquierda en ganar la gubernatura de Morelos y también como quien mató al PRD. Nadie hasta ahora había logrado unir a tantas personas en su contra. El actuar del tabasqueño es patológico.

Los rencores del gobernador son profundos, tanto que rebasan los límites de lo racional. Graco es un hombre de odios muy marcados que dominan su mente y marcan sus decisiones. Cuando el enfado aparece, el tabasqueño pierde la razón y se vuelve impulsivo. La incapacidad para controlar sus sentimientos ha llevado a Graco, a su gobierno y al estado a una situación caótica.

Desde el principio de su administración Graco Ramírez comenzó a pelearse con diferentes grupos. Paradójicamente fueron quienes impulsaron su campaña y promovieron el voto a su favor los primeros en enemistarse con él. Uno a uno los grupos y personas que le respaldaron se han ido haciendo a un lado; muchos de ellos ya están abiertamente en su contra. 

El gusto de Graco por enfrentarse con todos fue descrito por sus aliados al principio como un estilo de hacer política. “Graco se mueve en el caos, es bueno en el conflicto y actúa mejor bajo presión”. De esa manera los incondicionales del mandatario intentaban disfrazar la personalidad iracunda de un hombre que rápidamente abría frentes de ataque y para quien la conciliación y el diálogo son una pérdida de tiempo. Hoy esos mismos guardan silencio. 

Ese estilo de gobernar ha colapsado al estado. El gobierno de Graco Ramírez ya es un muerto viviente que funciona tras barreras físicas y mentales que le mantienen lejos de la población; Graco ya no puede caminar por las calles libremente ni tampoco es capaz de acudir a eventos donde el acceso no sea controlado. La administración estatal se quedó sin base social, aquel grupo de izquierda que hizo posible el triunfo electoral y diseñó el proyecto de gobierno ha sido expulsado en su totalidad. Ya ni los de casa avalan el proceder del perredista.

La personalidad iracunda de Graco Ramírez ha generado conflictos muy fuertes en el estado. La lucha del gobernador con Alejandro Vera carece de lógica, es una batalla sin sentido en donde ninguna de las partes saldrá victoriosa. Apostar por la caída del rector es absurdo y sumamente peligroso para todos, sobre todo porque para lograrlo el gobernador no tiene reparo en lastimar a los alumnos.

Los odios de Graco son muy profundos y dominan su personalidad. Cuando se enfada (lo cual ocurre muy seguido) el tabasqueño pierde los estribos y toma decisiones equivocadas; las anécdotas sobre los arranques coléricos del gobernador en las reuniones de gabinete son conocidas; ahí el ejecutivo ha ofendido, humillado, sobajado y agredido a casi todos los integrantes de su equipo.

Esa personalidad está hoy fuera de control. Los arrebatos violentos del perredista ya no se circunscriben a sus allegados y contra sus adversarios (enemigos les dice él), ahora utilizan a las instituciones como parte de su lucha sin tomar en cuenta los costos que ello trae implícito.

Lo que hace el tabasqueño en la universidad es un claro ejemplo de su locura: Graco Ramírez libra una pelea personal con el rector, lo acusa de corrupto, de irresponsable y de utilizar el cargo con fines políticos; el ejecutivo afirma que va a meter a la cárcel a Alejandro Vera, aunque eso no es su competencia. 

El odio del gobernador contra el universitario es muy hondo y ya generó un clima de crispación en la universidad. Graco quiere vengarse del rector y en ese afán no dudó en tratar de colapsar a la UAEM. Grave error. 

Independientemente de que lo que suceda, de que en algún momento Alejandro Vera sea sancionado o exonerado de las acusaciones, de que el rector sea o no el pillo que afirma Graco, lo que ya es irreversible es el enfrentamiento del PRD con los universitarios. 

El jefe del ejecutivo se equivocó al hacer personal la lucha con Vera y se volvió a equivocar al tratar de hacer colapsar a la UAEM para que el rector renunciara. Hoy el problema ha escalado, la lucha de Graco ya no es sólo con Alejandro Vera, ahora incluye a una comunidad universitaria que se siente agredida directamente y que está decidida a dar una batalla en la que tienen todo para ganar.

En el pleito entre el gobernador y el rector no es claro quien va a ganar, pero en la batalla de Graco contra los universitarios no hay forma de que el tabasqueño salga victorioso. La comunidad estudiantil es muy fuerte, está unida y no está dispuesta a que les afecten sus estudios. Esta primera salida fue muy numerosa y ya recibió el respaldo de otras universidades; próximamente habrá más instituciones que cerrarán filas con los estudiantes. 

Es imposible que Graco le gane a los universitarios. Si el conflicto se prolonga y la huelga estalla, el tema escalará a nivel nacional y entonces entrará a la agenda de la secretaría de gobernación como un problema federal, porque otras universidades anunciaron que podrían hacer huelga solidaria. Si eso sucede, el panorama se volverá caótico y entonces no habrá vuelta de hoja: Graco tendrá que renunciar.

Hoy el problema ya no es entre dos personas, sino entre un gobernante y toda la comunidad universitaria. La marcha de ayer mostró el nivel de unidad que hay en la UAEM y el tamaño de repudio que sienten los estudiantes hacia el gobernador. Si hay alguien que puede echar a Graco de Morelos son los universitarios. 

Si hay que tomar partido entre un gobernador como Graco y los estudiantes de la universidad, la respuesta es sencilla. 

Yo estoy con los universitarios. 

• posdata

Desde hace varias semanas el gobierno de Morelos libra una batalla mediática con el rector de la universidad. Los esfuerzos de la administración perredista se dividen entre atacar a los críticos del sistema y promover la candidatura presidencial del tabasqueño.

Graco Ramírez asegura que no dejará el cargo porque "no hay crisis de inseguridad". La gente confía en mi, me respalda, sólo unos cuantos están en mi contra, repite en sus entrevistas rosas. 

Quienes me acusan y piden mi renuncia "no tienen autoridad moral, todo mundo los conoce en el estado y son un ejemplo de la corrupción que existe en la universidad estatal".

El rector de la UAEM "es el ladrón que grita agarren al ladrón", dijo a El Financiero hace algunos días el mandatario neovisionista.

Graco dice que va a competir por la candidatura presidencial del PRD en el 2018 y rechaza todas las acusaciones de corrupción en su contra. “Son acarreados los que acompañaron al rector en su marcha a la Ciudad de México; no le tenemos miedo a las manifestaciones manipuladas".

Para el tabasqueño son "ignorantes" quienes acuden a la Secretaria de Gobernación a pedir su destitución o juicio político en su contra, porque esa no es la instancia.

La pugna política y social en Morelos se sigue complicando día a día: el rector empezó una huelga de hambre, los alumnos han iniciado una batalla contra el gobierno perredista y Graco Ramírez en lugar de buscar diálogo o puentes de negociación, insiste en agredir a quienes le critican.

No hay forma de que esta historia beneficie a alguien; en su irracionalidad y sus ganas de venganza Graco Ramírez no ha reparado en poner en riesgo la estabilidad universitaria y afectar los estudios de más de cuarenta mil alumnos. Es la locura personificada.

El rector Alejandro Vera inició un periodo de ayuno, a la UAEM se han sumado de manera solidaria varias universidades, entre ellas la de Guadalajara y la del Estado de México, ayer mismo un contingente de alumnos viajó a la secretaría de gobernación para pedir al titular que resuelva los problemas en Morelos y la próxima semana está programada una caravana universitaria a la Ciudad de México con el mismo fin.

El gobierno estatal está rebasado, ha perdido la capacidad de interlocución e insiste en tratar de aniquilar a sus críticos. 

Por este camino, en breve Graco Ramírez estará en una situación similar a la de Javier Duarte y sus colaboradores y aliados quedarán marcados de por vida. 

Graco y su familia insisten en que todo está bien. Lo que vimos ayer en las calles muestra lo contrario.

• nota

El congreso de Morelos vive un momento de crisis interna. No me refiero sólo a los problemas económicos que obligaron a ese poder a suspender el pago a proveedores desde hace varios meses, hablo de la descomposición política que se ha generado en esa institución luego del ingreso de Rodrigo Gayosso.

La llegada del hijastro del gobernador a la cámara descompuso el escenario para todos; el junior hizo lo que mejor sabe hacer: compró, amenazó y luego incumplió sus promesas. Su arribo marcó un antes y un después en esta legislatura y su presencia ha hecho que en todos los grupos, empezando por el PRD, la situación se tense. Es una constante: todo lo que toca Gayosso se pudre. 

Habría que recordar que hasta antes de la llegada del hijastro a la cámara de diputados la relación entre las fuerzas ahí representadas era cordial; los grupos mantenían su personalidad, su discurso, su autonomía, aunque al final todas las votaciones iban en un mismo sentido y siempre respondían a los intereses del gobernador. El fondo era el mismo, pero cuidaban la forma. 

A pesar de que en los primeros meses los diputados favorecieron a Graco Ramírez en todos los temas que propuso, la imagen interna y externa en la cámara era otra: había diálogo político e interlocución social. Hoy todo es diferente: las diferencias entre legisladores son cada día más notorias y el descrédito social es monumental. Insisto: en el fondo la actuación de los diputados es la misma de siempre, lo que cambió con la llegada de Gayosso fue la forma de actuar. Y ahí están las consecuencias.

Habrá que ver hasta donde los legisladores siguen permitiendo que alguien como Gayosso los sobaje, los amedrente, los insulte y los condicione. Rodrigo es conocido por su capacidad para corromper, pero también por su falta de seriedad y por incumplir acuerdos. 

El costo que pagan este congreso por las gayossadas que han cometido puede terminar con la carrera política de más de uno. En las calles los legisladores ya se dieron cuenta del nivel de encono que hay entre la sociedad.

• post it

En lo que va de la administración de Graco Ramírez más de 3 mil 800 personas han sido asesinadas.

Morelos ocupa uno de los primeros cinco lugares en los cinco delitos de alto impacto.

Somos una de las entidades con más feminicidios.

Morelos es uno de los estados en donde más ha crecido la pobreza y el desempleo.

La deuda de Morelos es porcentualmente la más alta del país: pasamos de 1,400 millones a más de 7 mil millones en 4 años. 

El gobierno estatal se ha enfrentado con la iglesia, con los maestros, con los médicos, con los campesinos y ahora con la universidad.

¿Qué más tiene que pasar para que la federación intervenga?

• redes sociales

La llegada de Miguel Cervantes a la oficina de comunicación de gobierno marcó un antes y un después en el actuar del Graquismo. Antes las torpezas se cometían de forma aleatoria, había desorden, se carecía de rumbo y era evidente que esa oficina no tenía pies ni cabeza.

Con el nuevo titular las cosas son distintas: ahora las burradas se hacen al unísono, las metidas de pata son coordinadas y el nivel de incompetencia se volvió institucional. 

A esta altura el gober ya debe andar extrañando a Jorge López Flores. 

• es viernes

Este es un milagro de la familia mexicana: los parentescos se pueden adquirir por contigüidad. En cualquier familia tenochca podemos escuchar cosas como las siguientes: no es mi primo, pero lo quiero como si lo fuera; no es mi papá, pero me cuida como tal; le digo tío, pero es mucho más que eso, le llamo amigo, pero ya es parte de mi familia.

Otro milagro: Hoy toca. 

Comentarios para una columna universitaria: eolopacheco@elregional.com.mx

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