Una sociedad pusilánime es una sociedad decadente.
Florestán
Madrid. Cuando hoy faltan doce días, ¡doce!, para que termine el gobierno del presidente López Obrador, que a él se le debe haber ido más rápido que a los mexicanos, quedan pendientes que no alcanzó a cumplir, algunos por falta de tiempo, a otros por la imposibilidad real de lograrlos en menos de un sexenio y otros más porque fueron un engaño.
Del primer apartado, la falta de tiempo, porque era imposible lograr desde el gobierno lo que un opositor, el que sea, ofrece como candidato, que es el prometer sin límite con la seguridad de no ganar la Presidencia como le sucedió en 2006 y en 2012, se quedó en lo que le facilitaba el discurso de ¿quieren un puente? No, que sean dos, uno para que vayan y otro para que vengan.
Es la impunidad de saber aquello de ofrecer hasta pecar, sabiendo que no se va a ganar pero dejan metas altas a su opositor, por imposibles desde el gobierno.
Y así se llevó de 2000 a 2005, cuando desde el gobierno del entonces Distrito Federal repetía cada mañana que lo dieran por muerto para aquella sucesión presidencial, mientras construía su campaña.
En lo mismo, desde la oposición entonces del PRD, repitió de 2006 a 2012, cuando perdió ante Enrique Peña Nieto, lo que no le ha reclamado desde que llegó finalmente a la Presidencia en 2018, pero sigue atorado con el discurso del fraude electoral de 2006.
Es decir, ¿en 2006 fue un fraude electoral y en 2012 una derrota democrática?
Son siempre sus tiempos cuando ahora, insisto, a doce días del fin de su sexenio, da por cumplidos todos sus compromisos incumplidos y dados por logros todos sus pendientes.
Pero así es él, cuando la noche del día 30 termine su mandato dando por descontada su continuidad con esta sucesión, lo que tengo claro que no será lo que ha dictado: que siga en el poder.
RETALES
1. RECADO. Miguel Ángel Yunes, que, le repito, conozco hace una vida, me dejó ver lo que no le conocía: la miseria personal de ese largo tramo y de ser capaz de recoger las fecalidades de una calumniadora y darlas por ciertas siendo falsas, en su real papel de Iscariote para la reforma judicial;
2. CORRUPCIÓN. López Obrador ha tenido como base de su gobierno el final de la corrupción. Pero Rosa Icela le abrió los ojos al decir en la mañanera que de 2019 a 2023, el Inegi registró una baja en los actos de corrupción de 16.6 por ciento. ¿Ese es el fin de la corrupción?; y
3. CRISIS. A la violencia desbordada en Sinaloa, que el Presidente ignora, se agrega la crisis de abasto, que ha provocado la violencia. Pero todo se ignora desde el palacio presidencial.
Nos vemos mañana, pero en privado