Los placeres de la carne
¿Tiene sentido una hamburguesa sin carne? ¿Una albóndiga de garbanzo?
La duda no es solo relevante a la hora del almuerzo. También azuza una batalla que trasciende los caprichos de la dieta de moda. Renunciar con virtuosismo a la carne —o aferrarse a ella con los colmillos que nos dio la evolución— es un asunto de dinero, política, cultura y, también, de identidad.