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El País/ Wilfredo Miranda

El régimen de Ortega y Murillo se embolsó más de 250 millones de dólares con la confiscación de 135 propiedades en Nicaragua

En México y Centroamérica la palabra piñata se asocia, por lo general, a fiestas y celebraciones. La excepción es Nicaragua donde, desde 1990, tras la derrota de la Revolución Sandinista en las urnas, decir “la piñata” es evocar un temido fantasma: el de las confiscaciones de propiedades.