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EL SOL DE CUERNAVACA: Ser éticos, pide a legisladores

Foto: Haidee Galicia

 

El doctor Romeo Ocampo Domínguez recibirá el próximo 4 de noviembre la presea al Mérito Médico, otorgada por primera ocasión por el Congreso del Estado, pero ¿quién es él, cuáles son sus credenciales para ser el primer reconocido con este galardón; cómo piensa, cómo trabaja?

El propio médico se desvela durante una charla con El Sol de Cuernavaca.

Se dice orgullosamente "egresado de la gloriosa Universidad Nacional Autónoma de México, en los años más difíciles que ha vivido el país: 1967-1968, la época de la represión, por lo que soy sobreviviente de Tlatelolco".

Recuerda que terminó su carrera en 1973 y pasó su examen profesional con mención honorífica, para hacer el internado en Ciudad Obregón, Sonora, de donde pasó a Veracruz para hacer el servicio social y, finalmente, hizo su residencia de posgrado en el Centro Médico "La Raza", donde estuvo seis años.

De ahí lo mandaron a Cuernavaca, a la Clínica 20 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde empezó la carrera de cirujano, y fue el primero que operó en la Clínica Uno, en Plan de Ayala.

"Trabajé 20 años en el IMSS; también en Salubridad, en el antiguo Hospital Civil, donde formamos la primera unidad de cuadros intensivos. El equipo lo tenían guardado en la bodega y no sabían ni qué era. Casualmente llegué un día a buscar unas sondas, lo vi, pregunté y me lo dieron. Armamos la terapia del Hospital Civil de aquella época, y fue manejada por los intensivistas del Seguro, pues no había otra gente que lo hiciera".

Al proseguir su carrera profesional, la Fundación Telmex, a través de la Asociación Mexicana de Cirugía General, inició el programa de Cirugía extramuros. "No sabíamos qué era eso, y por amistades de México hicimos un grupo muy estable dentro de la Asociacióny empezamos a trabajar en algo verdaderamente hermoso".

Telmex nos pagaba los aviones y nos hospedábamos en los hospitales civiles a donde fuéramos a operar, y manejábamos entre 100 y 200 pacientes en un fin de semana.

¿Eran pacientes de escasos recursos?

Obviamente, pura gente de pueblo. Anduvimos en lugares como Tapachula, Tuxtla Gutiérrez, Mérida, Valladolid, Izamal... Operábamos en pueblos así, en todas las ciudades. Fuimos a la Sierra de Chihuahua, con los tarahumaras; a Nayarit, a Sonora, a Baja California, a Tijuana, y cada población tiene sus cosas.

"Lo único que recibías a cambio, que te daban de premio, eran las gracias. ¡Imagínate! Una gente que está esperando una cirugía, no se la hacen y llegas tú con todos los equipos modernos, los operas en media hora y se van caminando en ocho horas, pues dime dónde, y además sin pagar un "clavo". Todo lo pagó la Fundación Telmex".

Al hacer cuentas al final del sexenio del Presidente Felipe Calderón, a la Fundación le faltaban 40 millones y como no los pudo comprobar, le quitaron la concesión y por eso ya no existe.

La última campaña que hicimos fue en Veracruz: empezó en Tuxpan y abarcamos hasta Coatzacoalcos. "Nos repartimos en todos lados para hacerla y operamos a 1,129 pacientes en dos días. Fue una campaña magna, con la que cerramos, porque sabíamos que no iba a haber más".

Todo este trabajo ¿de qué forma te marca?

Lo importante es ver cómo, con lo que haces rutinariamente en tu vida, le das tanto placer a la gente. Eso no tiene precio. Y no lo haces porque te llene el ego. Los médicos tenemos una cualidad que no tiene ninguna otra carrera; es algo con lo que naces: cómo ayudar a la gente.

Y eso es algo que no reditúa, que es "matado". Yo operaba 12 vesículas por día y es agotador, cansado, agobiante, estresante... No puedes dejar problemas, porque si los dejas no justificas tu presencia. Tienes que hacer las cosas bien.

A pesar del agobio, del estrés, alguna recompensa debe haber...

La recompensa es servir. Nunca fuimos remunerados en nada; nunca nos dieron cinco centavos por ir. Dejabas el hospital, dejabas de ganar, y todo por irte a las campañas. Lo hicimos 12 años.

Y era todo por ver este México tan bello que tenemos, y aliviar un poco tanto problema de salud que tiene, por cosas meramente políticas.

Te puedo comentar algo como esto: en la Sierra Tarahumara hay un hospital bonito, chiquito pero bonito, y lo hizo Soriana, se los regaló. Y unas monjitas atienden a los tarahumaras con los médicos que tienen ahí...

Pues se puede operar en esos hospitales porque tienen todo. La cosa es que no tienen una secuencia, alguien que vaya cada tres meses a ver qué se puede hacer por ellos. Aún con sus costumbres, con sus cosas, tienen hernias y cosas que se pueden resolver y que a ti te cuesta media hora de trabajo.

El agradecimiento de esta gente ¿qué te hace sentir?

Es impresionante el cariño que te dan; te dan lo que no tienen. Con un abrazo, con un apretón de manos, es suficiente. O el "gracias, doctor, muy amable por venir". A veces un aguacatito, un manguito, un platanito... te dan lo que tienen, no te dan otra cosa. Es algo que no sabes cómo agradecer.

EN MORELOS: QUIEREN, PERO NO APOYAN

En Morelos también hubo campaña. "Organicé en Cuernavaca la primera operación de 250 pacientes, pero el Hospital Parres no dio de sí. Tuvimos que prestar éste (la Clínica Borda) y con mucho gusto, sin cobrar más que los insumos.

Después hicimos una campaña de hernias en Temixco y otra en Jojutla, pero Morelos siempre ha tenido el problema de que no empuja. Todo quieren, pero no dan. No entiendo ese concepto del pueblo de Morelos, quiere que todo les den, pero no entienden que hay que dar algo.

En medicina, ¿cómo ves a Morelos, cómo se ha desarrollado?

En 40 años no se ha avanzado, pero no porque los médicos no hayamos querido progresar.

Tenemos una autopista que cada vez es más rápida y estamos a 35 minutos del Hospital más grande de México, por lo que tener uno así en Morelos es una pérdida, no tiene sentido.

Se "sataniza" mucho a la medicina privada, ¿por qué? ¿A qué lo atribuyes?

Hay muchas cosas que hemos estado combatiendo. Hay mucho charlatán, y eso no es responsabilidad de los médicos, sino de la Secretaría de Salud.

Si ven que hay médicos que no son médicos, pues vamos y le damos. ¿Por qué tiene que ser el médico quien enfrente al otro médico?

Para eso hay leyes e instituciones. Pero aquí cualquiera es cirujano, es oftalmólogo, te abre el coco o te pone prótesis.

Hablas de leyes. Las leyes también se han modificado, unas para beneficio, otras para perjuicio. ¿Cómo le ha ido al sector médico en ese sentido?

Desgraciadamente, el médico es el gremio más desunido, por muchas causas. Somos una hermandad fuerte, que podemos parar un país.

Así, como te lo digo: ¡paramos un país! ¡Y feo! ¿Eh? Un paro nacional de blancos. Las batas blancas, como decíamos cuando éramos universitarios, es un gremio bravo.

Si tú paras un país en la medicina, tiras a un presidente con la mano en la cintura. A ver, quédate un mes sin atención médica en el país. ¡A ver qué hacen! Obviamente no se puede.

El sistema está diseñado de tal forma para que eso no pase. Por eso existen los sindicatos, el del Seguro Social, el del ISSSTE, el de Salud, que no lo permiten, y la base, que tiene sus años trabajando, sus prestaciones, y sabe que meterse a un paro es arriesgarse a que la empresa lo corra, y tampoco le conviene al médico.

Cuando no hay eso, no se puede hacer; definitivamente no se puede hacer. Entonces, en base a eso hay una cierta cantidad de leyes y de normas que han sacado los legisladores que van en contra de los médicos.

Existe la Comisión Nacional de Arbitraje Médico, la Conamed. Sí, creo que debe existir, por supuesto, porque hay gente que es muy ética, pero también hay gente que es totalmente antiética, eso que quede claro. No estamos defendiendo a los que no son. Es como en todos los gremios, hay buenos y hay malos, pero lo más importante es que no debemos dejar que esa gente haga eso, pero no es responsabilidad del médico, sino de las autoridades.

Y de la sociedad también...

Obviamente, pero nuestra sociedad... Dile que vaya a ver a un médico certificado y te va a preguntar ¿qué es eso? Yo tengo una carrera en el Consejo, pues mi primera certificación fue en 1978 y me acaba de llegar la de 2016. Imagínate cuántos años tengo con la certificación. Esto a la gente no le interesa, no saben para qué es ni para qué sirve; por qué lo tienen, ni por qué te lo ganas. Es lo que valida que estás preparado para hacer lo que haces.

Ahora te entregarán el Premio al Mérito Médico...

Creo que me lo dan por el altruismo, no por lo que sé de cirugía.

Es importante, y creo que así lo vio el Congreso, la trayectoria no es tanto por lo que haces en el pueblo, sino por lo que has dado al pueblo. Entonces, las campañas que se han hecho en el estado, patrocinadas por nosotros, se hicieron por Morelos.

¿Qué representa para ti que el Congreso, que los políticos, te den este reconocimiento?

En lo personal, me dio mucho gusto que por primera vez nos tomaran en cuenta; en segunda, una satisfacción muy grande porque se está reconociendo realmente el mérito médico, a quien hace algo por Morelos.

Hacemos muchas cosas por la gente en Morelos y debe saberlo; debe saber quién hizo algo por el pueblo y creo que eso quiso hacer el Congreso.

No ha de ser fácil ganarse un premio como éste y, siendo el primero, imagínate el honor, no para ser el mejor o el peor, simplemente para tener en la tribuna algo que decir. Y tengo muchas ganas de qué hablar con los diputados.

¿Qué les vas a decir?

Lo más importante es que no nos satanicen. La de médico es una profesión muy noble, muy bonita, y no pueden seguir haciendo leyes en contra de los médicos. No pueden hacer eso.

Nosotros debemos tener la calidad ética de seguir haciendo bien las cosas. Somos humanos. ¿Podemos tener errores? Sí.

He cometido muchos errores en mi vida, pero no con intención, no con dolo. No existe el dolo en el médico. Se ha satanizado mucho.

¿Crees que voy a estudiar 32 años de mi vida para matarte? Te pego un tiro y no estudio 32 años, carajo. ¿No te parece? Así de concreto es.

¿Se habla mucho de que el médico a veces trata de ser Dios?

Lo único que puedo decir es que siempre somos dos. Uno tiene que estar al lado de Dios. No soy religioso, pero hay algo, existe algo...

No sé, no te lo puedo explicar con palabras, pero siempre está algo contigo. Cuando algo sale mal, sale mal; cuando algo sale bien, sale bien.

Y esto, no sé qué sea, pero veo pacientes muy graves que de repente se salvan y veo a gente muy bien que se muere. Eso no es más que te toca, y punto. Y no es tu culpa.

Pero eso es un don, los médicos tenemos ese don y te lo dan en el entrenamiento, que es verdaderamente nefasto, peor que estar en la milicia.

Mi entrenamiento en La Raza cuando entré en cirugía, era 32 horas de trabajo por 12 de descanso por cinco años. ¿Quieres más?

Aparte las sesiones, los regaños, y "eres un imbécil, eres un idiota", porque no te bajan de eso. Y aguántale, y aguántale... Y ves la magia que hacen los maestros y quieres ser mago, como ellos.

LA ERA TECNOLÓGICA

Luego vino la gran transición. Soy un cirujano abierto. Empecé a hacer cirugía abierta, o sea que todo es con bisturí. En 1990 nos cayó la tecnología de la cirugía endoscópica, la cirugía laparoscópica ¿y dónde la aprendemos, si no hay ningún entrenamiento en el mundo?

Se le ocurrió a un francés meter la camarita para quitar la vesícula y se armó la revolución de Emiliano Zapata a nivel mundial. Aquí, Bernardo Rubín fue quien operó la primera vesícula, en el Hospital Morelos; yo fui el segundo, aquí en la Borda, donde teníamos un equipo para hacer cirugía endoscópica.

El primer entrenamiento lo hicimos en el Hospital Metropolitano con Jorge Pérez Castro, en 1991, con cochinitos. Dije no, con cochinitos yo no lo voy a hacer. Tengo que hacer un curso más firme. Me fui a Nashville, regresé y empecé a operar. Desde entonces operamos por laparoscopía. Obviamente, tienes que actualizarte e ir a los congresos.

Nos tocó la transición de la cirugía abierta a la endoscópica y ahora nos hemos dado cuenta que, al vernos perdidos en los años 90, era decir le entro o no le entro, pero la gente empezó a exigirla y en el medio privado no te ibas a quedar atrás.

Es maravillosa la cirugía endoscópica cuando la manejas bien. Tiene sus ventajas y sus bemoles, sus accidentes, pero la recuperación de la gente es más rápida. Hay que saber resolver las complicaciones, y ahí es donde entra la cirugía abierta, el trabajo de un cirujano experimentado. Ahí es donde les ganamos a los jóvenes.

La curva de aprendizaje mundial tiene muchas complicaciones, mucha morbimortalidad, y cuesta vidas.

Ahora vamos con la robótica. Estamos entrenando en el robot. Tengo dos cursos de robótica. Nunca la voy a hacer, porque no tengo para comprar el equipo, ni en Morelos creo que vayamos a tener uno, así que ni nos preocupemos.

Es un cirugía muy bonita, trabajas muy a gusto con el robot, estás operando la máquina, las manitas se mueven solas y sólo estás viendo en la pantalla lo que haces por dentro. Es la medicina del futuro, muy costosa. Lo tiene el Hospital Militar, el Estado de México tiene dos y Peña Nieto les mandó uno a Zumpango y están entrenando a los chavos ahí.

Hablamos de los avances tecnológicos, pero ¿qué hay de la ética?

Ahí estamos trabajando mucho. Así como hacemos altruismo, estamos al pendiente de estas cosas.

En la Asociación Mexicana de Cirugía General estamos pegándole mucho a la ética, a hacer las cosas bien, a no ser tan atrabancados, a tener más cuidado, especialmente con los jóvenes, que vienen muy "broncos" y hay que domarlos un poquito.

Ahora estamos llegando a la super especialización. Cuando era cirujano general en el Seguro operaba cesáreas, histerectomías, tórax, cuello, corazón, cráneo... No había nadie más que yo. Y si no lo resolvía, se morían.

En los desastres nacionales me tocaron "los más perros". El Chichonal fue espantoso y ahí estuvimos metidos en serio. Estuve tres semanas en el cerro, con los militares, ayudando con el plan DNIII.

Se habla mucho de la medicina, de los médicos que solamente quieren ganar dinero, y hoy estamos hablando de altruismo, de hacer las cosas porque la gente lo necesita y no tiene dinero. ¿Dónde rompes con eso?

Cuando tienes posibilidad de hacerlo, puedes hacerlo. Todo es dinero. El altruismo es dinero. Lo haces cuando lo puedes dar. Cuando llega una persona que no tiene dinero para una consulta, no te vas a enojar. Al contrario, tan amigos como siempre. Eso es altruismo.

Yo te opero gratis, pero tienes que pagar el hospital, las gasas, la sala de cirugía, el quirófano... Si tienes para pagarlo, yo te opero gratis.

Un joven no puede hacer altruismo porque si acaba de salir, apenas tiene para mantenerse. No tiene para hacer altruismo. Y de que están mal pagados, sin comentarios.

Lo que tú puedes ganar afuera, en una cirugía, ellos lo ganan en un mes en una institución. Por eso cuando salen se desquitan. Es algo que no entiendo: si no te gusta, salte. ¿Qué haces adentro? ¡Tienes que ponerte la camisa, si trabajas para El Sol, te pones la camisa, te paguen lo que te paguen, y si puedes ayudar a alguien le ayudarás, y si no puedes, no lo haces y se acabó!

Hay que trabajar mucho en la estructura familiar, en la estructura académica, y estos son valores y los valores se llaman éticos.

Tienes una familia ética, vienes de familias éticas, tienes que ser ético toda tu vida, pero cuando destrozas a un ser humano y lo metes en una bolsa ¿qué valores puedes tener?

¿Qué les dirías a las generaciones que vienen?

Que deben tener un poquito de calma. Sé que hay muchos problemas, muchos obstáculos y se enfrentan a una situación de no poder sostener a sus familias.

El éxito del médico no se hace en un día, ni en un año, ni en dos; cuesta mucho trabajo, muchas horas de dejar a la familia. La mayoría de los médicos exitosos somos de la idea de que la familia no existe. Los hijos se van, se casan, no los ves, estás dedicado a tu trabajo.

Esa va a ser la gran lucha de la Academia, de las universidades, de empezar a meterles mucha ética. Si no se la dio la familia, se lo tiene que dar la escuela. Sin ética, ¿a dónde vamos a dar?

La mariguana es una droga y un negocio

Si me preguntas de la mariguana. ¡Por favor, eso es un negocio! Está demostrado que está prohibida porque es una droga. Punto.

Y no es que sea mala o buena, sirva para algo o te haga sentir feliz. Se ataca porque es algo que te lleva a una drogadicción seria y eso no lo toma en cuenta nadie.

La marihuana es una droga que te lleva a una drogadicción seria, por eso se ha atacado tanto, pero ahora es negocio para los políticos. Entonces, todos vamos a tenerla en el jardín, y aquí en Cuernavaca se ha de dar muy bien.

No estoy en contra de que la usen para fines médicos, pero veo que los americanos hacen cola para comprar por recreación, eso ya no es salud.

La ven como una droga social, como el alcohol...

Hay más muertos por alcohol que por droga, aunque no lo creas. Y ve lo que hacen los jóvenes: todas las cervecerías hasta el gorro, se meten más de seis o siete litros de cerveza. "¿Y dónde están sus papás?, carajo", es todo lo que digo.

Las becas salario las están usando para comprar cerveza, carajo. ¿No les pueden dar una tarjeta para ir a un comedor, que les sellen y les den un libro? Ah, no, que cobren, pero cobran para la "chela", no para los libros.

Pasaron de la libertad al libertinaje...

Esa es la diferencia entre ser un buen médico y no serlo. La ética es fundamental. Esta carrera no tiene otra salida. O te vas por el camino recto o te caes al abismo, así de sencillo.

Y esta labor de 40 años en Morelos ha sido muy interesante. Amo a Morelos porque es mi estado ya, y veo con tristeza que nadie haga algo por alguien.

Los valores de la gente no existen, lo ves en todos lados: la gente tirando basura en todos lados. Ahora hay cada gente que deja mucho que desear, gente con poder, y créeme que lo más bonito es que el Congreso haya hecho esto, no porque me haya tocado a mí, porque hay mucha gente a la que le pudo haber tocado. Hay gente valiosa, la conozco, y me tocó a mí. Sí, estoy orgulloso de forma personal y familiar.

Tengo algo que decir a los diputados, sin agredirlos, obviamente. No sé ni qué es el premio, ni qué me van a dar, pero qué bueno que ya tienen algo.

Aprovecharás para pedirles que trabajen con ética.

Ahí está la clave del discurso: si exiges, hay que dar. Y eso es algo que tiene que quedar implícito. Ser un hombre ético y mantenerte erguido toda la vida cuesta mucho trabajo. Hay que ser recíproco. Eso se ha perdido.

Aquí, en el rancho, porque esto es un rancho, no cambia en absoluto. La gente, las familias morelenses de esencia, ya no ejercen su poder, ya no pueden, están amenazadas, están secuestradas, les ha pasado algo, ya no viven aquí; muchas familias han huido, pero aquí todo está bien, nunca pasa nada, todo sale bien, en los diarios todo está perfecto.

Le decía al gobernador alguna vez: los ocho médicos muertos y los 144 hospitales asaltados, ¿eso no es violencia? Atendió el llamado, nos hizo caso.

Pero hay que tener hormonas para decirlo. No es que haya doblado las manos, simplemente hizo lo que tenía que hacer.

Vinieron a los hospitales a hablar con el personal, porque el gremio médico es el más atacado por los sicarios, pero los médicos y enfermeras no entienden, siguen llegando de blanco.

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