Del estacionamiento del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) de Tlaquiltenango, salió rumbo a Jojutla el cortejo fúnebre encabezado por una patrulla de tránsito, las carrozas con los féretros y camionetas de estudiantes y familiares, lo cual congestionó la vialidad de la cabecera municipal, tanto en el arribo como en la salida.
Los cuatro féretros blancos de los menores de edad permanecieron cerrados por acuerdo de las familias, al fondo colocaron las coronas y en dos pizarrones blancos la foto y nombre de los estudiantes de primer y segundo grado Alberto Emiliano Sánchez López, Francisco Emiliano Carmona Servín, Alejandro Medina Juárez y Melesio Pizaña Flores.
En un hecho sin precedente, el párroco de Jojutla, Rogelio Sánchez Rodríguez, ofició la misa de cuerpo presente en la cancha techada de esta institución educativa, donde los deudos compartieron la primera fila con el rector Alejandro Vera, Javier Sicilia, el presidente municipal de Jojutla, Alfonso Sotelo, y su esposa.
El recinto fue rebasado en su capacidad por la cantidad de familiares, amigos, así como medios de comunicación, que se reunieron para darles el último adiós.
En una primera entrevista,el rector desmintió lo que calificó como declaraciones irresponsables y aseguró que no sólo dos de las víctimas sean estudiantes de la preparatoria, sino que "los cuatro son estudiantes de esta universidad, estudiantes regulares y gente de bien, que fueron asesinados y es que las autoridades no quieren reconocer que en Morelos opera la delincuencia organizada y no quieren que el asunto lo atraiga la PGR (Procuraduría General de la República) porque lo quieren hacer pasar por delincuencia común".
Afirmó que están apoyando a las familias desde el programa de atención a víctimas y van pedir que se les permita ser coadyuvantes en las investigaciones para esclarecer el crimen, ya que dijo que los jóvenes fueron torturados al ser degollados, pues los cuerpos tienen huellas de maltrato.
Asimismo, lamentó que los dos casos de los estudiantes de la preparatoria de Tlaltizapán hayan quedado impunes, al igual que muchos más, y se les haya criminalizado.
Tras la ceremonia religiosa, el rector tomó el micrófono para exhortar a los presentes a hacer votos para que los universitarios, delante de estas familias,"juntos luchemos por una justicia verdadera y que su muerte no quede impune; para que esos criminales paguen y que sus cómplices de cuello blanco también paguen por sus crímenes".
"Desde aquí le decimos al Gobierno que no creemos sus mentiras; que no fue una riña, que esto es producto de la ola de violencia y delincuencia que ellos alimentan con sus acciones y corrupción; no vamos a dejar que el crimen de estos seres de bien quede en la impunidad.
Luchemos todos, compañeros universitarios, y hagamos justicia verdadera; que ése sea su último adiós delante de sus familias y seres queridos. Luchemos por justicia verdadera y que ése sea nuestro voto con el cual les honremos y veneremos hasta el último día, hasta ver que esos criminales paguen y sus cómplices sean enjuiciados".
Los estudiantes se sumaron al grito de justicia y en desgarradora despedida lanzaron las porras de los jugadores de fútbol americano a cada uno de los universitarios caídos.
Lágrimas y gritos de dolor de los familiares y estudiantes impedían que los féretros fueran retirados, para lo cual los mismos alumnos se ofrecieron a cargarlos.
Dos partieron a la colonia Alejandra en Tlaltizapán; dos se quedaron en Jojutla, uno rumbo al panteón de la colonia Pedro Amaro.