Incognitapro

Trump, economía y sucesión presidencial, los desafíos en el quinto año de Peña Nieto

Foto
El presidente Enrique Peña Nieto empieza hoy el tercer tercio de su mandato. La imagen, durante una conferencia de prensa de agosto pasado en Los PinosFoto Cristina Rodríguez
Al empezar hoy el último tercio de su gestión, Enrique Peña Nieto enfrenta un escenario de desafíos e incertidumbre. La nueva administración de la Casa Blanca, con Donald Trump; la complicada marcha de la economía nacional y los ya desenfrenados impulsos políticos –aun en el PRI– hacia la sucesión presidencial de 2018 figuran entre los principales a encarar.

En el primer caso, se tienen ya sobrados indicios de la manera en que actuará el republicano hacia México: deportación de connacionales indocumentados, levantamiento de un muro en su frontera sur y renegociación o desconocimientos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).

Para esta administración, los vínculos bilaterales son tan profundos que van más allá de la relación entre los gobiernos, porque, más allá de la vecindad, somos socios, somos aliados, somos amigos, ha dicho Peña Nieto.

Amenaza real, riesgo real

Sin embargo, hasta ahora el jefe del Ejecutivo no ha retirado aquella convicción expuesta el pasado primero de septiembre, a propósito de la entrega de su cuarto Informe de gobierno, sobre la amenaza real, riesgo real para México expresados en varios planteamientos del empresario ganador de los comicios estadunidenses.

Aún no se define si ambos políticos se reunirán antes del próximo 20 de enero, cuando Trump tomará posesión. Y México, por ahora, ha reforzado su labor consular en Estados Unidos, ha mostrado su disposición a modernizar el TLCAN y ha dicho: la relación con el nuevo jefe de la administración en Washington será de gobierno a gobierno.

En el ámbito de la economía y la situación general del país en temas como seguridad y desarrollo social, hace cuatro años, al dirigir su primer mensaje a la nación desde Palacio Nacional, ofreció una gestión sobre cinco ejes: recuperar la seguridad pública, una sociedad más incluyente, un país con educación de calidad, próspero y con responsabilidad global.

Para ese fin, desde el principio impulsó un acuerdo con algunas de las principales fuerzas políticas en el llamado Pacto por México y logró la aprobación de once reformas estructurales. A lo largo de este periodo, la administración federal asegura llevar avances relevantes en esos cinco grandes objetivos y ha ofrecido su empeño para alcanzar la concreción de esos cambios legislativos en la vida cotidiana de la población.

Insatisfacción y descontento

Con todo, ese mismo primero de septiembre, cuando hizo a un lado la tradicional ceremonia para dirigir un discurso desde Palacio Nacional y optó por un diálogo con jóvenes de diversa procedencia y ocupaciones, también admitió: sé que hay insatisfacción y descontento en algunos sectores de nuestra sociedad, por temas como la calidad de la enseñanza, el rezago histórico y la persistencia de la pobreza en una amplio segmento de la población, la permanente amenaza del crimen, fenómenos como la corrupción y la impunidad y el insuficiente crecimiento de la economía.

Esto es lo que agravia y afecta a los mexicanos, son problemas serios que hay que resolver, dijo entonces.

Devaluación y entancamiento

Los números están ahí: el dólar se cotiza en alrededor de 21 pesos en promedio desde hace algunas semanas. El estimado de crecimiento económico para este año es apenas de 2 por ciento, la inflación anualizada alcanza 3.06 por ciento y la deuda pública alcanzaba 176 mil 959 millones de pesos a octubre de este año, 15 mil millones más que en diciembre de 2015.

Ayer, también, el precio del barril de petróleo cerró en 40.94 dólares; el recorte presupuestal entre éste y el próximo año respecto a lo gastado por el gobierno en 2015 será de 239 mil 700 millones de pesos y las tasas de interés han tenido cuatro aumentos en 2016 por 1.75 puntos porcentuales, fenómeno que no se presentaba desde 2008.

Javier Guzmán Calafell, subgobernador del Banco de México, declaró que la actividad económica del país se encuentra en una fase de desaceleración que podría acentuarse en 2017.

Los temas de seguridad pública tampoco remiten. Apenas el pasado 7 de noviembre, el propio Presidente admitía: los indicadores de 2016, prácticamente todos, nos repuntaron una tendencia ya decreciente que veníamos observando en la comisión de ciertos delitos, si bien éstos mantienen índices menores en relación con los heredados de la administración del panista Felipe Calderón Hinojosa, donde por ejemplo el homicidio doloso llegó a 23 por cada 100 mil habitantes, y el año pasado se logró su disminución a 17.

Por último, y como es casi consustancial al penúltimo año de toda administración federal –cuando además se considera el último tramo de pleno poder presidencial–, los afanes sucesorios en todos los partidos se desatan. El caso del PRI, ahora en Los Pinos, no es la excepción. Frente a ese proceso, apenas el pasado domingo 28, Peña Nieto, en la condición de líder natural que ese partido le concede siempre a todo mandatario surgido de sus filas, anticipó el triunfo del tricolor en 2018.

Pero también advirtió: primero el plan, primero el programa, primero el proyecto y después los nombres.

Empiezan 12 meses para saber cómo hará frente el político del estado de México a estos retos.

Ámbito: 
Nacional
Tema/Categoría: