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Siembran amapola 'y no lo vemos mal', dice una niña de 12 años

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Al final de la charla, con cierto aire de tristeza, comentaron que quieren estudiar y poder ser doctores, enfermeras, para poder salir adelante en su vida12/01/2017 13:35 Redacción / Fotografías: Cuartoscuro

CIUDAD DE MÉXICO.

En la parte alta del estado de Guerrero, por Filo de caballo, los pobladores siguen sembrando amapola, actividad que ha provocado que muchos hayan sido detenidos, por lo que los niños tienen que ir a trabajar para poder ayudar en la economía familiar.

Diana “N”, de 12 años de edad, señala:

Aquí tenemos que trabajar para poder salir adelante y poder comer, esto nos han enseñado nuestros padres y no lo vemos mal, si no hay empleo, si no hay que comer, si no tienes para medicina, tienes que buscar de que vivir”.

La falta de escuela, y de alternativas laborales, son algunos de los factores que orillan a los pequeños a dedicarse a la siembra de amapola.

Durante un recorrido por algunos plantíos, las miradas recelosas son una constante, porque les tienen prohibido llevar personas extrañas.

Al final de la charla, con cierto aire de tristeza, comentaron que quieren estudiar y poder ser doctores, enfermeras, para poder salir adelante en su vida. 

POSTURA GUBERNAMENTAL

Por motivos de incremento en la violencia que produce la siembra de amapola en Guerrero, el gobernador estatal, Héctor Astudillo Flores, aseguró hace unas semanas que legalizar la planta podría ser una alternativa viable para la disminución de la inseguridad que acosa a la entidad.

El gobernador recalcó que la siembra de la Papaver rhoeas —que pude alcanzar hasta 50 centímetros de altura—, tiende a una mayor producción en las zonas más pobres y vulnerables: municipios en los que la falta de desarrollo exhorta a los habitantes a comercializar con amapola, haciéndose víctimas de organizaciones criminales:

Es un tema que tenemos que ir investigando, sumando voluntades. Hay que buscar otros caminos que permitan tener menos tensión, menos conflictos y menos violencia", aseguró Astudillo Flores.

Agregó que su administración está buscando rutas y alternativas para mejorar la situación de manera pacífica, mejorar la calidad de vida de la comunidad campesina —la más vulnerable—, a fin de que la violencia derivada de las disputas delincuenciales disminuya…

Se deben buscar alternativas para terminar con el circulo vicioso de la violencia. No podemos solamente ver como se están generando la cosas, hay violencia", detalló.

SOSTÉN DE LOS PUEBLOS

De acuerdo con un reportaje de Rolando Aguilar, corresponsal en Guerrero, la amapola se ha convertido en el motor económico de, al menos, mil 287 comunidades en Guerrero, de acuerdo a una fuente militar, quien agregó que “las ganancias, tras el cultivo y la cosecha, ascienden a mil 200 millones de pesos.

 En los años 70, la semilla de amapola llegó al estado procedente de Sinaloa. Ahora, estos cultivos son el pilar económico de la zona.

Sólo en dos regiones del estado se cultiva la mariguana y la amapola: en la Sierra y la Montaña, aunque es en la Sierra donde se da la producción más alta.

Actualmente, Guerrero es el productor número uno en amapola en el país y el segundo a escala nacional de mariguana.

Además de que a escala mundial, Guerrero se disputa el primer lugar con Afganistán, aseguró el año pasado el entonces gobernador interino del estado, Rogelio Ortega.

En 2015, el municipio de Coyuca de Catalán, cuyo territorio se extiende por la Tierra Caliente y la Sierra, ocupó el primer lugar en la siembra de amapola, donde la Sedena ubicó mil 134.25 hectáreas sembradas, mismas que fueron destruidas.

Además, de acuerdo a la misma fuente militar, quien pidió el anonimato, hay comunidades de la zona que llegan a producir hasta una tonelada de goma de opio en cada ciclo de siembra.

Para la gente de la sierra es normal cultivarla, “pues es la base de su economía. Los grupos delictivos llegan a las comunidades —hay mil 287 poblados en la sierra y todos se mantinen de cultivar esta planta— y les piden a los lugareños que siembren amapola o mariguana, les ofrecen comprarles toda la producción y, como garantía, les dan un adelanto en efectivo; incluso les dan cursos de cómo cultivar y cosechar el producto.

De cada hectárea sembrada de amapola se producen ocho kilos de goma de opio, con la cual se puede producir un kilo de heroína que, en el mercado, tiene un costo de cuatro millones 500 mil pesos.

Los sembradíos se realizan en las tierras comunales. Y como el terreno es de todos, no es posible identificar quién sembró en el lugar; sólo los habitantes del pueblo lo saben.

EL PROCESO

Cuando ya está madura la flor de amapola, se realizan cortes en el bulbo para extraer un líquido, el cual es recogido y, más tarde, se transformará en la goma de opio.

Una vez que se tiene la goma de opio, el kilo se cotiza entre 27 mil y 30 mil pesos.

En ese momento, los grupos delictivos van hasta la casa de la persona a recoger el producto. “A pesar de que los lugareños saben que la siembra de esta flor es un delito asumen el riesgo, pues obtienen ingresos extraordinarios, mismos que utilizan, según un entrevistado que pidió el anonimato, para comprar un vehículo, pagar una operación, hacer una fiesta de XV años o, bien, costear una boda, ya que los cultivos de subsistencia no dan para eso”, asegura la fuente.

El periodo, desde la siembra hasta la obtención de la goma de opio, se lleva de tres a cuatro meses, dependiendo de las condiciones.

Se tienen calculado que cada ciclo deja unos 400 millones de pesos a los productores de la Sierra de Guerrero; es decir: mil 200 millones de pesos al año. Sin embargo, la ganancia más fuerte se da en el proceso de transformación de la goma de opio a la heroína, pues de ocho kilos de goma de opio, que costaron 216 mil pesos, cuando se transforman en un kilo de heroína será vendido en cuatro millones 500 mil pesos en el mercado negro, de acuerdo a esta fuente militar.

A pesar de que este cultivo beneficia de manera económica, también genera violencia, ya que, en ese momento, los grupos delictivos pelean por el control de la siembra y el producto final.

MULAS DE 4 LLANTAS

Los campesinos sufren el acoso de grupos del crimen organizado provenientes de Michoacán y Sinaloa, especialmente en las zonas altas de San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso y Eleodoro Castillo, así como en áreas de la Sierra de Chilpancingo y Zihuatanejo.

En esta zona, las cuatrimotos juegan un papel muy importante, pues en ellas se transportan los insumos para la siembra y se llevan los paquetes de goma de opio, ya sea a los laboratorios o a otras ciudades.

Originalmente se bajaba la droga de la Sierra hacia la Costa Grande del estado, llegando a las comunidades de San Luis San Pedro y San Luis La Loma; y de ahí hacia Acapulco o Zihuatanejo.

Posteriormente se cambiaron las rutas que desembocan en los municipios de Tierra Caliente, que se ubican en los límites con Michoacán; de ahí se trasladaba la droga hacia este último o, bien, hacia el Estado de México; otra ruta pasa por los municipios de la zona norte de la entidad para salir hacia Morelos o el Estado de México.

En los últimos meses, la ruta que baja de la Sierra hacia el municipio de Chichihualco ha sido escenario de varios enfrentamientos por la disputa del control sobre ese territorio, esa salida de la Sierra lleva a Chilpancingo o a Iguala, lo que ha generado violencia y familias desplazadas.

Se tiene calculado que, en los últimos cinco años, unas dos mil familias han sido desplazadas de diferentes pueblos de Guerrero, derivado de la disputa por el territorio.

Actualmente, de acuerdo con el secretario general de Gobierno de Guerrero, Florencio Salazar, hay unas 600 personas desplazadas, quienes viven en municipios protegidos por el estado.

A mediados de marzo de este año, el gobernador Héctor Astudillo causó polémica al declarar que sería conveniente una regulación para el cultivo de la amapola con fines médicos y científicos, con el fin de acabar con la violencia en el estado.

En un acto realizado en la Unipol dijo que no hay “nada armado, sólo fue una idea”, y reiteró que está convencido de que es una opción para atender el problema de inseguridad.

Es algo que no sólo yo he expresado; hay muchas voces en el país que lo han dicho. Creo que no es una mala idea. Me parece que hay que incursionar para enfrentar problemas extraordinarios con acciones extraordinarias, y ésta es una de ellas; hay que verlo con seriedad, con objetividad y con mucha responsabilidad”, reiteró Astudillo.

Aseguró que la idea que expresó es la posibilidad de legalizar el cultivo de la amapola, bajo la supervisión de la Organización de las Naciones Unidas, para destinar la producción “estrictamente” al mercado de la industria farmacéutica, no para legalizar en consumo de drogas, que es otro debate.

Para Rigoberto Ramos, dirigente del Cresig y originario de la Sierra de Guerrero, la siembra de la flor es la riqueza de los habitantes serranos pero, al mismo tiempo, también su principal desgracia, pues muchos terminan en las cárceles, aunado a la violencia generada por la siembra.

Ramos, quien es gestor de los pueblos de la zona, afirma que la sierra está abandonada y “mucha gente no tiene una identificación oficial, pues 32% de la población local es analfabeta, y de los 66 centros de Salud y seis hospitales regionales la mayoría están abandonados, los caminos rurales destrozados y el caso de la vivienda es algo que nunca se ha atendido.

Lo anterior, señala Ramos, coadyuva a que la gente busque alternativas para obtener ingresos y una mejor calidad de vida.

LEGALIZACIÓN, SOLUCIÓN A LA VIOLENCIA

Rigoberto Ramos señaló, además, que la propuesta de Astudillo es sensata y viable, pero nada fácil, aunque lo mejor es abrir el tema a la discusión. También resaltó que al regular la siembra de la amapola ayudaría a disminuir la violencia en el estado, pero afectaría el precio del producto.

 Por otra parte, durante el anunció del inicio de las operaciones de policías estatales acreditables, el comandante de la Novena Región Militar, general Alejandro Saavedra Hernández, informó que en dos años y dos meses, en Guerrero, integrantes  del Ejército han erradicado o destruido miles de plantíos de droga.

Informó que desde 2014 han destruido casi 160 mil plantíos de enervantes en Guerrero, y precisó que “en este año llevamos cerca de 19 mil plantíos destruidos”, pero “el año pasado destruimos más de 83 mil, mientras que en 2014 más de 55 mil”.

Anteriormente, los cultivos se destruían a mano. El primer paso era localizar el sembradío y, acto seguido, se enviaban tropas, quienes, armados con machetes o varas, acababan con las flores de amapola. Pero eso era antes. Ahora se fumigan los campos.

Con la tecnología actual se siembra rápidamente”, por lo que el Ejército también usa tecnología para evitar más cultivos, detalló el entrevistado.

Y agregó: “actualmente estamos utilizando, por vía de la aspersión aérea, un químico que sólo es nocivo para los cultivos de amapola y de ninguna manera afecta a otros; hay resultados de laboratorio que así lo indican; no se afecta a ningún otro tipo de cultivo, mucho menos a los mantos acuíferos o a la vegetación”, afirmó el general.

A pesar de que la propuesta fue bien recibida por varios partidos políticos, fue la fracción de diputados del Movimiento Ciudadano (MC) en el Congreso de Guerrero, quien presentó rápidamente una propuesta de iniciativa para” legalizar la siembra de amapola con fines medicinales, como un instrumento para disminuir la violencia y de generar condiciones económicas para que los campesinos que se dediquen a esa actividad lo hagan de forma legítima, sin acudir a un pacto o transacciones con el crimen organizado”.

 

MÉXICO COMPITE CON AFGANISTÁN

El principal productor de amapola en el mundo es Afganistán, luego le sigue México, en donde se ha promovido la legalización de producción para fines medicinales; sin embargo, el tema no ha sido abordado profundamente por la clase política.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha señalado que los medicamentos derivados de los opiáceos, como la morfina, la oxicodona, el fentanilo y la buprenorfina resultan más eficientes que los analgésicos comunes como el paracetamol o los fármacos antiinflamatorios no esteroideos en el tratamiento del dolor moderado a intenso.

De acuerdo con reporte de la ONU de 2013, 74 % de la producción de amapola a escala mundial se cultiva en Afganistán, y México es el segundo productor en el orbe de esta flor, y el primero del continente americano, ya que, según  cálculos del gobierno de EU, en nuestro país se cultivan alrededor de 12 mil hectáreas de la planta.

De acuerdo con un informe de la DEA del año pasado, Guerrero produce al menos 50% de la amapola en México, y luego le siguen los estados del llamado Triángulo Dorado: Durango, Sinaloa y Chihuahua.

Entre los principales países donde es legal el cultivo de la amapola para usos medicinales están India, que es el productor legal más importante, ya que ha desarrollado una importante industria farmacéutica; posteriormente están Francia, España, Australia, China, Hungría y Turquía, entre otros.

 

Cambian la tranquilidad por riqueza momentánea

Lorenzo vive en una comunidad del municipio de Leonardo Bravo, su pueblo  está en uno de los caminos que suben a la Sierra de Guerrero, con su esposa María, tiene tres hijos: dos niñas y un niño; él siempre se ha dedicado al campo.

Su vida era tranquila hasta hace unos años, cuando un grupo de hombres llegó a su pueblo para pedirles  que sembraran Amapola, que ellos les comprarían toda la producción, además de que les darían asesoría en todo lo que necesitaran.

Además de que pasarían cada determinado tiempo al pueblo para recoger el producto final, la goma de opio, varios habitantes aceptaron y su situación económica mejoró notablemente.

Muchas de las familias de San José se pudieron dar pequeños lujos, ya podían comer mejor, vestirse mejor y en  un lapso de un año pudieron comprarse una camioneta de uso, se notaba que la situación del pueblo había mejorado.”

Sin embargo, con la prosperidad también comenzaron los problemas: “una tarde, cuando llegaron a  la comunidad a recoger la goma de opio, el grupo contrario llegó, desatando un enfrentamiento a balazos; nunca se supo cuántos decesos y heridos hubo ese día, porque cada uno de los grupos criminales se llevó sus muertos y heridos. Ahí comenzaron los problemas.”

  Días después llegó otro grupo criminal para ofrecerles que sembraran la flor de amapola para ellos, que se olvidaran del trato que tenían con el otro grupo; les ofrecieron mejorarles el precio y otras cosas más; algunos aceptaron, otros más se animaron a sembrar por primera vez.

Sin embargo, las consecuencias vendrían más tarde; una noche, un grupo armado llegó al pueblo y comenzó a disparar al aire, avisándole a todos que tenían 48 horas para desalojar el pueblo y quien estuviera en ese lugar se atuviera a las consecuencias, y para demostrar que las cosas iban en serio se llevaron a dos hombres de la familia García, mismos que hasta la fecha no han vuelto a ser vistos.

Muchos de los habitantes de San José se fueron del pueblo, algunos buscaron a sus familiares de otros lugares para que los recibieran, otros se salieron como pudieron y finalmente fueron apoyados por el gobierno para ser reubicados en sitios distantes.

Lorenzo y su familia fueron reubicados  de manera temporal en un municipio de la Costa Grande de Guerrero, les dieron un pequeño espacio de tierra, donde construyó una casa de madera, muchos de sus vecinos del pueblo se encuentran en ese lugar, ahí instalaron una Cocina Comunitaria que es surtida por personal del gobierno; las mujeres se reparten el trabajo por días.

Lorenzo asegura que ya vendrán mejores tiempos y que lo importante es que él y su familia están sanos y salvos, tal vez no en las mejores condiciones económicas, pero están juntos, y así lograran salir adelante; afirma que tan pronto se pueda regresarán a su pueblo, pero “ya que las cosas se tranquilicen”.

 

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