Foto: Documento de la Biblioteca Nettie Lee Benson de la Universidad de Texas en Austin.
CIUDAD DE MÉXICO.
El “estudio fantasma” que Emilio Rabasa Estebanell (1856-1930), “el mayor constitucionalista mexicano del siglo XX”, escribió en abril de 1917, en el que ejerce “una dura crítica, ideológica y jurídica” al Artículo 27 de la entonces recién nacida Carta Magna que aún rige al país, fue encontrado casi un siglo después y hoy se erige como un documento cien por ciento vigente.
El investigador y profesor del CIDE José Antonio Aguilar (1968) es el autor del hallazgo, quien tras meses de búsqueda descubrió, junto con la tataranieta del abogado y político chiapaneco Tania Rabasa, que la Biblioteca Nettie Lee Benson de la Universidad de Texas en Austin lo resguardaba bajo el título El derecho de propiedad y la Constitución mexicana de 1917.
A cien años de haber sido escrita, esa crítica suena muy razonable. Como estaba el Artículo 27, no iba a haber ninguna empresa privada que se metiera al negocio petrolero. La historia terminó dándole la razón a Rabasa”, afirma Aguilar en entrevista.
El doctor en Ciencia Política por la Universidad de Chicago detalla la crítica que Rabasa hizo a uno de los grandes pilares del texto constitucional de Querétaro: el Artículo 27, fundante del nuevo régimen de propiedad.
Dice que las constituciones liberales no son las que definen el derecho de propiedad, sino que éste se encuentra codificado por el derecho privado, el derecho civil, y que una Constitución es un documento político y no tenía por qué definir qué era la propiedad. Y eso hace el 27.
Lo critica porque, al definirlo, piensa que rompe con la Constitución de 1857, que garantizaba y protegía los derechos de propiedad. Y la de 1917 los dejaba en la indefensión. De aquí derivan los cambios que sufrió este artículo en los años 90, que permitió la inversión privada extranjera en la explotación del petróleo”, agrega.
Quien tiene un diplomado en Relaciones Internacionales por El Colegio de México comenta que su búsqueda del texto inédito de Rabasa comenzó a raíz de que lo invitaron a escribir un sobre él.
Dice que, para conmemorar el centenario de la Constitución de 1917, se ideó un libro que coordinaron José Ramón Cossío, ministro de la Suprema Corte, y Jesús Silva-Herzog Márquez.
Rabasa fue el gran constitucionalista mexicano, pero su trabajo y sus libros son sobre la Constitución liberal de 1857. Sabía que había escrito muy poco, por razones políticas, sobre la Constitución de Querétaro de 1917.
Hay unos artículos de periódico, unos trabajos académicos breves sobre aspectos técnicos de la Carta Magna del 17, lo cual es extraño porque se conoce a Rabasa por su libro La Constitución y la dictadura (1909), que es una crítica feroz, inteligente, incisiva, ideológica y del diseño institucional de la Constitución de 1857”, señala.
De hecho, prosigue, “la crítica de Rabasa, acerca de que no estaba bien diseñado el equilibrio de poderes en la Carta del 57, fue tan poderosa que muchos creen que impactó de manera indirecta a los constituyentes del 17”.
El hallazgo
José Antonio Aguilar narra que, haciendo la investigación, descubrió que Charles A. Hale, “probablemente el biógrafo más importante de Rabasa”, dice que, poco después de promulgada la Constitución de 1917, el petrolero británico Weetman Pearson pidió al abogado un estudio jurídico sobre el 27 y sus implicaciones para los derechos de propiedad, en particular, para los derechos del subsuelo.
En ese entonces, indica, Rabasa estaba exiliado en Nueva York, debido a que había representado al gobierno de Victoriano Huerta en las Conferencias de Niágara Falls, en Canadá, y cuando cayó Huerta se quedó en el exilio.
Hale dice, porque está documentado en la correspondencia de Rabasa, que ese estudio jurídico sí se escribió, que se lo entregó a Pearson y se lo mandó también a José Yves Limantour, el exministro de Hacienda de Porfirio Díaz que estaba exiliado en Francia.
En el archivo Limantour está la carta donde le acusa de recibido el estudio, pero éste desapareció de su acervo. Y en los archivos de la petrolera tampoco está. Hale nunca logró encontrarlo, por eso le puso ‘el estudio fantasma’”, cuenta el ensayista.
Cuando me enteré de su existencia, le dije a Tania Rabasa que por qué no lo buscábamos nosotros, a pesar de que las posibilidades eran muy bajas. Ella indagó en el pequeño acervo que tiene la familia, pues la mayor parte de los papeles de su tatarabuelo están en la Escuela Libre de Derecho.
Y yo pedí una beca que da la Cancillería para hacer estancias de investigación corta en la Universidad de Texas en Austin y me dieron un apoyo de una semana en octubre de 2015”, añade.
Ahí, la suerte acompañó al investigador. “Encontré, en una carpeta titulada ‘Constitución mexicana’, el texto El derecho de propiedad y la Constitución mexicana de 1917, no firmado y junto a una carta. Éste parecería ser el panfleto de Viesca Lobatón que se menciona en esa carta. Revisé el archivo de Lobatón y vi que no era el mismo documento. Y, leyendo el texto sin autoría, por su estructura, referencias y ciertas claves internas, llegué a la conclusión de que era el estudio de Rabasa.
La referencia más importante es que el texto resguardado decía que el 27 no era un artículo constitucional, sino un tratado. Y eso mismo les dijo el abogado a sus alumnos de la Libre de Derecho, donde dio clases después de regresar al país en 1920, según consta en los apuntes que los jóvenes tomaron”, destaca.
El texto inédito de Rabasa será publicado íntegro en el libro El derecho de propiedad y la Constitución mexicana de 1917 (FCE), con un estudio introductorio de Aguilar, la presentación del ministro Luis María Aguilar y una introducción de Tania Rabasa y José Ramón Cossío.
Seis títulos más
El sello paraestatal Fondo de Cultura Económica acaba de publicar, además del texto inédito de Emilio Rabasa, una serie de ediciones especiales para conmemorar el centenario de la promulgación de la Constitución de 1917, que se celebra hoy.
Los títulos son De Cádiz a Querétaro. Historiografía y bibliografía del constitucionalismo mexicano, de Catherine Andrews; Cómo hicieron la Constitución de 1917, de Ignacio Marván Laborde; Bases del constitucionalismo mexicano. La Constitución de 1824 y la teoría constitucional, de David Pantoja; México en 1917. Entorno económico, político, jurídico y cultural, cuatro ensayos de distintos autores; La división de poderes en México. Entre la política y el derecho, de Leticia Bonifaz, y Lecturas de la Constitución de 1917. El constitucionalismo mexicano frente a la Constitución de 1917, coordinado por Cossío y Silva-Herzog Márquez.
“En estos cien años hemos cambiado mucho como nación y el mundo también se ha transformado. Esa Carta Magna nos sigue rigiendo, pero es tiempo de reflexionar sobre ella y adaptarla al nuevo contexto. La Constitución no debe quedar estática, es un ente vivo que debe transformarse conforme las necesidades de las sociedades”, opina Rocío Martínez. La editora de Ciencias Sociales del FCE afirma que sus propuestas editoriales reflejan mucho del México que dio origen a las leyes actuales. “Es importante leerlas en conjunto”.
Otro de sus proyectos es el micrositio web Los diputados constituyentes 1916-1917, que incluye la biografía de cada uno de los legisladores en forma de diccionario virtual. La investigación fue hecha por alumnos de la Escuela Libre de Derecho.
La editora adelanta que a lo largo del año saldrán otros diez títulos sobre la Constitución mexicana de 1917.