Además solo 1.6 por ciento de los 11 millones de inmigrantes entre 18 y 39 años está encarcelado, lo que representa un promedio bajo si se compara con el 3.3 por ciento de la población nacida en EU. De esa población, oriunda de EU encarcelada, solo 19.8 por ciento es de origen hispano.
El presidente Trump ha declarado en distintos momentos que la comunidad inmigrante, específicamente la mexicana, genera un aumento en las tasas de criminalidad; sin embargo, su discurso no tiene sustento de acuerdo con las cifras que recopila el gobierno estadunidense y tampoco con varios estudios académicos.
Informes recientes del Departamento de Justicia estadunidense revelan que en 2015 se cometieron 6.5 millones de crímenes que se pudieron catalogar de acuerdo con la etnia del infractor. Los inmigrantes mantienen un bajo índice de criminalidad, pues en los últimos años la tasa de arrestos de la comunidad latina oscila entre 16.6 y 18.4 por ciento, mientras que la correspondiente a estadunidenses de raza blanca se ubican entre 68.9 y 69.7 por ciento.
Un estudio del Consejo Americano de Inmigración, titulado "La Criminalización de la Inmigración en Estados Unidos", señala que los inmigrantes son menos propensos a ser criminales en comparación con los ciudadanos estadunidenses anglosajones.
El informe indica que entre 1990 y 2013 el número de inmigrantes indocumentados creció de 3.5 a 11.2 millones. En ese mismo periodo, según el FBI, la tasa de delitos violentos disminuyó 48 por ciento (asalto agravado, robo, violación y asesinato). Del mismo modo el índice de delitos contra la propiedad descendió 41 por ciento (robo de vehículos, hurto y robo).
Mientras más inmigrantes sin documentos hay en EU, menor es la tasa de crímenes en dicho país. "En definitiva, la migración no aumenta la violencia", sostiene la investigación.
El estudio añade que los nacidos en Estados Unidos eran aproximadamente cuatro veces más propensos a tener un comportamiento violento que los inmigrantes asiáticos y africanos, y tres veces más que los de América Latina.
Los investigadores analizaron los datos de la Encuesta Epidemiológica Nacional sobre Alcohol y Condiciones Relacionadas (Nesarc) para determinar con qué frecuencia los nativos e inmigrantes participan en una amplia gama de "comportamientos antisociales violentos y no violentos" con el fin de lastimar a otra persona con premeditación y usar un arma durante una pelea o un robo.
Los comportamientos violentos de distintos sectores de la comunidad estadunidense coinciden con las cifras de víctimas por crímenes de odio que reporta el Departamento de Justicia de Estados Unidos, que revelan que de 2002 a 2013 este tipo de delitos aumentaron 25 por ciento contra la comunidad hispana y latina: pasaron de 808 mil incidentes a un millón 15 mil percances.
La cifra dista mucho del comportamiento de victimización que sufren otros grupos, como los blancos y la comunidad de raza negra. En el primer sector los ataques disminuyeron 29.5 por ciento, mientras que en el segundo la baja fue de 20.4 por ciento.
El estudio "Inmigración y crimen: evaluación de un asunto contenciosos", realizado por Graham Ousey, sociólogo de la Universidad William and Mary, sostiene la misma premisa: los inmigrantes no generan violencia.
A pesar de lo que sostienen las cifras oficiales y estudios académicos, el gobierno de EU impulsa una ardua campaña para catalogar a los inmigrantes como bad hombres y, mediante las deportaciones masivas, limpiar las calles de criminales. Sin embargo, los datos demuestran que solo 5.3 por ciento de los inmigrantes expulsados cometieron algún delito y que solo 1.6 por ciento de los latinos en el vecino país está tras las rejas por cometer un crimen.
Claves
“Solo una coartada”
• El diputados Francisco Martínez Neri afirmó que la criminalización de los migrantes fue solo una coartada de Trump para deportar a miles de mexicanos.
• En ese sentido, demandó a la SRE ventilar el asunto con las autoridades de EU y redoblar las acciones en defensa de los migrantes mexicanos.