Identificado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) y ONU-Mujeres, el corredor Puebla-Tlaxcala es una de las principales zonas de captación, acción y tránsito de trata de personas con fines de explotación sexual desde hace al menos 20 años, sin que el Estado mexicano intervenga de manera decidida en un fenómeno delictivo que se extiende cada vez más.
La mencionada zona, junto con las ciudades de Tijuana y Mexicali, Baja California; Ciudad Juárez, Chihuahua; Nuevo Laredo y Matamoros, Tamaulipas, en la frontera norte; Puerto Vallarta y Acapulco, Guerrero, y Tapachula, Chiapas, en el Pacífico, y Cancún, Quintana Roo, en la península de Yucatán, son los puntos de la República donde existe mayor incidencia de trata de personas, advierten de manera coincidente tanto la CNDH como ONU-Mujeres.
País de origen y destino
‘‘México es país de origen, tránsito y destino de víctimas de trata de personas, a lo cual contribuye su situación geográfica, dado que se ha convertido en paso obligado de los migrantes centroamericanos’’ que viajan a Estados Unidos en busca del sueño americano, señala la Comisión Nacional.
El mismo organismo advierte que las víctimas mexicanas identificadas en el extranjero, principalmente en Estados Unidos, proceden mayoritariamente de Puebla, Michoacán, Guerrero, la Ciudad de México, Jalisco, Veracruz, Oaxaca, Hidalgo y Tlaxcala.
En esta última entidad se estudia ya la emisión de la alerta de violencia de género. Apizaco, San Pablo del Monte y Tenancingo son tres de los 15 municipios tlaxcaltecas con mayores denuncias.
Sobre esta última entidad, la Comisión Nacional para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim) ha emitido en los pasados dos años nueve recomendaciones al gobierno estatal para implementar acciones que ayuden a erradicar y prevenir la trata de personas en el corredor Puebla-Tlaxcala.