El Banco de México (Banxico) será un dique a un posible retorno del populismo.
Agustín Carstens, gobernador del Banco, advirtió en entrevista con El Financiero que el hartazgo de la sociedad de vivir en constante inflación fue lo que dio lugar a la autonomía de la institución, “fue la respuesta al populismo que hubo”.
En el marco de la Convención Bancaria de Acapulco, el gobernador del Banxico habló el pasado jueves con El Financiero sobre las perspectivas de la economía, y las de él mismo.
¿Será en el futuro el Banxico un factor de balance en México en la eventualidad de tener un gobierno populista?
Sin duda. Como institución autónoma, el Banxico fue la respuesta a un populismo que ya hubo en México, y que se manifestó al no respetar las restricciones presupuestales y usar al Banxico como un vehículo de financiamiento.
El hartazgo de la sociedad de vivir en un entorno inflacionario dio lugar a la autonomía de Banxico. Estoy seguro que va a cumplir esa tarea.
¿Verías necesario que el Banxico manejara también con autonomía la política cambiaria?
Es un tema debatible. El tipo de cambio es una variable tan importante que es significativo que el gobierno federal también se sienta responsable. La Comisión de Cambios es una instancia de encuentro entre la autoridad fiscal y monetaria. La política fiscal condiciona la mezcla que debe darse entre los niveles de tasas de interés y tipo de cambio. Sin disciplina fiscal serían necesarias tasas de interés más altas. Es mejor, por eso, que haya espacios de encuentro entre las autoridades monetarias y fiscales.
¿Se podría apreciar aún más el tipo de cambio?
Si la relación bilateral camina bien, yo no vería por qué el tipo de cambio no podría bajar a niveles similares o inferiores a los que prevalecían antes de la elección en Estados Unidos.
¿Qué factores van a pesar en la decisión que comunicará Banxico el 30 de marzo respecto a las tasas de interés?
El aumento reciente de las tasas de la Fed estaba previsto por los mercados por lo que no causó volatilidad. El tema más importante será la discusión sobre cuál será la mejor manera de anclar las expectativas de inflación en México, sobre todo las de mediano plazo. Eso es lo más importante.
El impuesto de ajuste fronterizo podría afectar el comercio exterior de México y su actividad económica. Las reformas al régimen fiscal corporativo tendrían un impacto gradual.
Sin embargo, desde la perspectiva de competitividad, México tiene con qué hacerle frente a esa circunstancia, sobre todo si se completan temas como la conectividad del país; la competencia en la provisión de insumos esenciales y el asunto de seguridad jurídica y Estado de derecho.
¿Cuál es tu sensación después de los reconocimientos recibidos en la última Convención Bancaria a la que acudiste en calidad de gobernador del Banxico?
Voy a extrañar. He acudido muchas veces, desde que le cargaba el portafolio a Miguel Mancera hasta ser gobernador de Banxico. Es muy gratificante el reconocimiento sobre el trabajo hecho. Una frase que usó el presidente Peña en la Convención captura lo que yo he hecho en décadas: “Carstens es una persona de instituciones, y a su vez, promotor de instituciones”.
¿Por qué decidiste postergar por unos meses tu salida del Banxico?
El cambio en la administración de EU introdujo un alto grado de incertidumbre, yo mismo me sentí inclinado a prolongar, tanto como fuera posible, mi estancia en México. Esto también se dio en un contexto de conversaciones con el Presidente de la República y con el secretario de Hacienda, y llegamos al consenso de que era importante que yo estuviera más tiempo. Sin embargo, sigue vigente lo que he dicho: la fortaleza de Banxico no la da una persona sino la institución misma.