Amalia Hernández, precursora de la apertura de las fosas irregulares de Tetelcingo.
Antes de ser inhumados en el panteón de Tetelcingo, dos cadáveres fueron donados a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM) con fines hasta ahora no definidos del todo.
Al ser exhumados de Tetelcingo, en mayo de 2016, las autoridades no pudieron ni han podido obtener su perfil genético, pero Amalia Hernández aún tiene la esperanza de que en el futuro sea posible reconocerlos.
Durante las diligencias de exhumación para obtener el perfil genético de seis de los 117 cuerpos encontrados en las fosas de Tetelcingo, Amalia Hernández Hernández, representante de las familias quienes buscan a sus desaparecidos, dijo desconocer la fecha y los motivos por los que la Fiscalía General del Estado (FGE) “donó” dos cadáveres a la Universidad Autónoma del Estado de Morelos (UAEM).
“Desconozco las situaciones, pero esto no nada más es sacar los cuerpos y hasta ahí; esto va a mover muchísimas situaciones en el punto de responsabilidad de quiénes son los que donan, y también la responsabilidad de quiénes son los que aceptan lo que se les dona. Todo esto va a implicar un movimiento general, es una situación de aprendizaje”, consideró la comerciante convertida en activista por los derechos de las familias que buscan a sus desaparecidos.
Por las condiciones en que los dos cuerpos fueron devueltos a la FGE, hasta ahora ha sido imposible poder obtener sus perfiles genéticos.
Aún así, Amalia Hernández dijo que buscarán hacer todo lo “humanamente posible” para devolverlos a sus familias.
“Hasta ahorita no hay (perfiles genéticos), por las condiciones del cuerpo, pero se hará todo lo humanamente posible”, dijo.
Opinó que estos errores representan un aprendizaje, con el que idealmente las autoridades no volverían a repetir lo de Tetelcingo.
“Si alguien hizo su trabajo o no sabía la responsabilidad que tenía, que nos quede el aprendizaje que de ahora en adelante todo se tenga que hacer de manera correcta”, concluyó.