Obtener una casa-huevito de 39 metros cuadrados donde la cocina, dormitorio y baño están fundidos, puede ser realidad al comprometerse —por escrito— con una de las organizaciones sociales que ahora incluye la Ley publicada desde el pasado 23 de marzo.
Los vivienderos, como les dicen con desprecio líderes sociales del PRD y Morena que se ven obligados a compartir influencia partidista con ellos, son cabecillas insertos en organizaciones como el Frente Popular Francisco Villa, Frente Popular Francisco Villa Independiente, Asamblea de Barrios, Nueva Tenochtitlan, Patria Nueva, entre otras.
Son éstos quienes llevan masas a mítines, los que coordinan los plantones frente del Invi, pero también en apoyo o en contra de algún político.
Para Dunia Ludlow, presidenta de la Comisión de Vivienda en la Asamblea Legislativa, se trata de un avance, porque las organizaciones con derechos también tendrán obligaciones ante la ley.
No obstante, una revisión de la ley publicada hace 10 días descubre que en la definición de organizaciones sociales sólo se habla de que son de carácter “solidario” y “sin fines de lucro”. De obligaciones, nada.
A cambio del compromiso por escrito de asistir a marchas, manifestaciones y mítines de candidatos a algún puesto de elección popular o partidos políticos, las personas cooptadas por ellos consiguen ser beneficiarias de viviendas con créditos de interés social.
El Invi de la Ciudad de México es la dependencia ante la que gestionan y hacen trámites, pero también es a la que presionan constantemente, a la que bloquean su sede con manifestantes que llegan ahí, convencidos o no, a juntar “marchibonos”, es decir, méritos suficientes para aparecer en las listas de quienes deben recibir el departamento, casa o terreno con el crédito social adjunto.
Otros líderes de organizaciones sociales son los que han puesto el apodo despectivo de vivienderos a este tipo de personas ante el Invi. No obstante, nadie puede negar que los vivienderos y sus métodos logran reunir un número significativo de ciudadanos que cuentan mucho a la hora de una marcha, una protesta o una elección.
Los ciudadanos que se aclientelan con los vivienderos no forman forzosamente parte de un movimiento social o político, pero con el fin de lograr un crédito social para tener casa propia aceptan someterse a una serie de reglas.
Son Morena y PRD, los partidos políticos conocidos por respaldar estas acciones, pues mientras más agremiados posean, más es el poder que tienen.
Muchas de estas agrupaciones son dirigidas por ex funcionarios y militantes, como por ejemplo, la asociación Tierra y Libertad, que es encabezado por el ex delegado de Tláhuac, Francisco Martínez Rojo.
Los hermanos López Villanueva, Alejandro y Adolfo, fueron identificados por liderar el Frente Popular Francisco Villa, grupo dedicado específicamente a “luchar por la vivienda”, éstos están bajo el resguardo de Andrés Manuel López Obrador.
Siguiendo la línea morenista, Jaime Reyo, quien alguna vez militara en el sol azteca, tiene las agrupaciones UPRES y Base Estrella, las cuales trabajan en la delegación Iztapalapa y están protegidas por la ex delegada Clara Brugada.
El ex delegado de Iztapalapa, Jesús Valencia, cuenta con sus vivienderos a través de la agrupación CUFAS.
A su vez, el ex delegado de Tláhuac, Gilberto Ensástiga, cuenta con su grupo, Unión de Colonias Populares, que también oferta vivienda interés social a cambio de favores.
SUEÑOS. Emiliano Hernández llegó hace tres años a las oficinas centrales del Invi, ubicadas en la calle Canela, colonia Granjas, en la delegación Iztacalco.
El hombre de 42 años acudió para informarse acerca del programa “Vivienda Nueva Terminada” que ofrece el organismo.
Antes de llegar al lugar, como si lo estuvieran cazando, fue interceptado por don Paco, como conocen a quien le ofreció ayudarlo en aquel momento a conseguir la vivienda en la que vive hoy en día.
Su departamento mide 41 metros cuadrados y está en la zona de Cuitláhuac, todos los que viven ahí, cuenta, pertenecen a organizaciones de vivienda. Gracias a don Paco, sólo pago 250 mil pesos por su vivienda.
Emiliano desconfió al principio, pero una vez que supo a ciencia cierta la forma en la que el viviendero conseguiría darle un hogar a bajo precio, no dudo en aceptar afiliarse al Frente Popular Francisco Villa Independiente.
“Nos consiguen el crédito en menos de un año y a cambio tuvimos que dar un pequeño adelanto para el departamento o casa”, cuenta.
Para poder comenzar con los trámites de su departamento, tuvo que entregarle 10 mil pesos, en efectivo, a don Paco para que éste comenzara con las diligencias necesarias para su casa ante el Invi.
“Di en un principio10 mil pesos, como para amarrar el trámite; además de que nos comprometimos por escrito a apoyar a nuestra asociación durante sus eventos o apoyos a candidatos o delegados”.
Pero eso no fue todo ya que además tuvo que firmar una serie de documentos que le entrego su viviendero en los que se estipulaba que durante 18 meses tendría que acudir, él y tres miembros más de su familia, a diversos eventos a los que fueran convocados por la organización.
“Cuando me afilié al frente hicieron que pusiera mi poderosa (firma) en varios papeles, pero la verdad es que sólo leí el primero. En ese es donde decía que tenía que ir a todos los merequetengues que me dijeran”.
Emiliano no recuerda el número exacto de movilizaciones a las que ha acudido con los Panchosvilla, refiere que han sido al menos unas 100, sin embargo, dice, han valido la pena, ya que no sólo obtuvo vivienda propia, sino que ha tenido otros beneficios como ayuda económica y en especie.
Aunque el hombre sólo tenía el compromiso por año y medio, aún permanece inscrito en la organización, ya que además de obtener un departamento para él, ahora, están a la espera de uno para su hermano y otro para su cuñado.
“Me iba a quedar hasta que terminara mi trato con ellos (los Panchosvilla), pero la verdad estoy muy contento, no nada más conseguí casa para mí, estamos a punto de que mi carnal y el hermano de mi mujer tengan también su casita”.
NO TODO ES COMO LO PINTAN. Carlos Ríos no tuvo tanta suerte como Emiliano.
Llegó hace año y medio a las oficinas del Invi para informarse acerca de los programas que ofrece el organismo local.
Ahí se encontró a un “viviendero” que “me bajó el sol, la luna y las estrellas, pero no ha pasado nada”.
Ríos no quiso dar el nombre de quien prometió agilizar los trámites para que obtuviera un departamento en la colonia Morelos, teme que haya represalias en su contra ya que el hombre desapareció luego de que este le diera 15 mil pesos para comenzar con la gestión.
“Cuando llegas no se ven, están escondidos, pero te huelen. Cuando llegué al Invi quería preguntar por los programas. Mi primo sacó aquí su departamento y aunque está chiquito, pues ya es suyo, yo quería lo mismo”, cuenta Carlos.
Escuchó al menos tres ofertas, pero la de su viviendero, fue la que más le convenció, sólo tenía que enlistarse con los de “Súper Barrio” y hacer lo que le pidieran por un año y automáticamente el departamento sería suyo.
“Me explicó de que se trataba y la verdad yo me dejé enchular la oreja. Nos vimos en una fonda, le di el dinero y cuando le llame su celular decía que ese número estaba fuera de servicio. Supe que ya había valido madres”.
Y agrega: “regresé varias veces a buscarlo y los de ahí me dijeron que siempre hace lo mismo, pero pues, están coludidos y no me quieren decir qué tranza con él “.
Ríos perdió su dinero, sin embargo, está a la espera de que salga la convocatoria para solicitar un crédito al Invi, aunque sabe será difícil ya que si no perteneces a una organización difícilmente consigues uno.
IRREGULARIDADES. La diputada local y presidenta de la Comisión de Vivienda de la ALDF, Dunia Ludlow, asegura que desde 1988 hay registro de estas personas.
“Aparecieron después del terremoto del 85, ellos ofrecieron vivienda a todos los afectados y los acomodaron por toda la ciudad a cambio de apoyar a los partidos políticos”.
Ludlow explica que las organizaciones nacieron para ayudar a las personas necesitadas de vivienda, pero con el pasar de los años su enfoque cambió ya que ahora lo que querían era ser beneficiadas.
“El enfoque cambió, en vez de atender a los afectados del terremoto atendieron a la vivienda de interés social y popular. Hay que mencionar que estas organizaciones no estaban reconocidas ante la ley, pero ahora con la nueva Ley de Vivienda ya las reconocimos para que estén sujetas a derechos, pero también de obligaciones”, comenta.
Dice que actualmente conseguir un crédito para vivienda en el Invi depende, en gran medida, si eres miembro de una organización o partido político.
“Ellos juntan a gente que tiene una necesidad de vivienda y usan esa necesidad para hacer crecer sus organizaciones. Los conglomeran a partir de la informalidad”.
La diputada comenta que los mayores beneficiados son de Morena y PRD, aunque también señaló que hay vivienderos de los otros partidos, incluso del suyo, el PRI.
“Los que controlan esto son los de la izquierda, son quienes llevan gobernando la ciudad 20 años, no te digo que no haya de otros partidos, incluso del mío, pero son más los del PRD y Morena”.
La diputada priista señala que el presupuesto para el Instituto de Vivienda posee 2 mil 900 millones de pesos para ofertar vivienda, sin embargo, dice que debido a que existen los vivienderos que ofertan los créditos a quien ellos quieren existe un rezago en materia de vivienda.
“Por estas personas pierden los habitantes que en verdad necesitan una vivienda, ya que las 80 mil personas que no pertenecen a una organización no se les da vivienda o no se les gestiona el acceso a la misma”, concluye.