Cd. de México (06 abril 2017).- Estados Unidos realizó el primer asalto militar directo contra el Gobierno de Bashar al-Assad desde que comenzó la guerra civil siria, hace seis años.
El Ejército estadounidense lanzó aproximadamente 50 misiles de crucero a un aeródromo militar sirio.
La operación, que la Administración de Donald Trump autorizó en represalia por un ataque químico que mató a decenas de civiles, amplía dramáticamente la participación militar estadounidense en Siria.
Además, expone a Estados Unidos a una confrontación directa con Rusia e Irán, que respaldan a Al-Assad en sus esfuerzos por ganar la guerra civil y aplastar a los rebeldes sirios.
El ataque podría poner en peligro a cientos de soldados estadounidenses que están estacionados ahora en Siria y cuya labor era asesorar a las Fuerzas locales antes de un asalto importante contra la ciudad siria de Raqqa, la capital de facto del autodenominado grupo yihadista Estado Islámico (EI).
La decisión de atacar a Siria se produce tras 48 horas de deliberaciones intensas de funcionarios estadounidenses, y representa una ruptura significativa con la reticencia de la Administración anterior a involucrarse militarmente en la guerra civil siria y cambiar su enfoque, que por ahora se centraba en atacar al EI.
El Secretario de Defensa, Jim Mattis; el Secretario de Estado, Rex Tillerson, y el Teniente General del Ejército H.R. McMaster, el asesor de Seguridad Nacional, estuvieron en contacto varias veces desde el ataque químico en Siria de este martes, del que Estados Unidos y varios de sus aliados europeos culpan a Al-Assad.
El Comando Central de Estados Unidos tenía listos planes para atacar el Gobierno sirio desde hace años, y actualmente tiene un número significativo de activos en la región, con el fin de permitir una respuesta rápida una vez se tomara una decisión.
En 2013, un ataque químico similar al de esta semana en la que murieron cientos de civiles casi provoca una acción militar de la Administración pasada, la del Presidente Barack Obama.
Sin embargo, una mediación de Rusia, que sugirió que Siria se deshiciera de sus armas químicas, lo detuvo.
Un año más tarde, Estados Unidos comenzó operaciones en Siria contra el autodenominado Estado Islámico, mas no contra el Gobierno sirio.
El aparente ataque con gas sarín de este martes, en el norte de Idlib, un enclave rebelde, con sus ampliamente difundidas imágenes de niños asfixiados por el agente químico, parece haber sacudido al Presidente Trump y algunos de sus asesores principales lo suficiente para endurecer su posición contra el líder sirio.
El asalto hace aún más complejo el conflicto en Siria, que incluye a rebeldes que luchan para derrocar a Al-Assad y a otros enfocados en combatir al EI, que a pesar de más de dos años de ataques estadounidenses y de sus aliados sigue siendo una fuerza potente.
En el seno de la Administración, algunos funcionarios urgieron a tomar medidas inmediatas contra Assad. Otros estaban preocupados por los efectos de segundo y tercer orden, incluida la respuesta de Rusia, que también ha instalado en Siria sofisticados sistema de defensa aérea.
Más temprano hoy, Tillerson sugirió que Estados Unidos y otras naciones considerarían cómo remover al Presidente Al-Assad del poder, pero no dijeron cómo.
Tan solo hace pocos días, la Casa Blanca había dicho que remover del poder a Assad no era realista, y el Secretario de Prensa, Sean Spicer, había dicho que era necesario aceptar la realidad política en Siria.
"Estamos considerando una respuesta apropiada al ataque químico. Es un asunto serio, requiere una respuesta seria", dijo Tillerson desde Palm Beach, Florida, desde donde Trump sostenía una reunión con el Presidente chino, Xi Jinping.
La cumbre con el líder chino continuará mañana, y algunos funcionarios estadounidenses creen que el bombardeo también servirá como una advertencia de la disposición estadounidense de atacar a Corea del Norte si China no actúa para frenar las ambiciones nucleares de Pyongyang.