Activistas, junto a congresista de padres mexicanos, exigen que no se ponga un solo ladrillo hasta que se complete un estudio de impacto ambiental en la frontera
El Centro por la Diversidad Biológica (CBD) presentó el miércoles, con el respaldo del congresista demócrata Raúl M. Grijalva, nacido de migrantes mexicanos, la primera demanda para frenar el proyecto del presidente Donald Trump de construir un muro en la frontera con México.
Los activistas y el legislador progresista argumentan que no se puede iniciar ninguna construcción sin que el gobierno haga antes un exhaustivo estudio del impacto ambiental que el proyecto tendría en la zona.
Concretamente, la demanda pide a las agencias gubernamentales estudiar el impacto de la construcción, el ruido, las luces y otras consecuencias de cambios en el paisaje para los ríos, las plantas y especies en riesgo de extinción, como jaguares, lobos grises mexicanos, berrendos de Sonora y ocelotes, además de para los residentes de la zona.
“Las especies en riesgo de extinción no entienden de fronteras internacionales. Su supervivencia y recuperación dependen de que puedan ser capaces de recorrer largas distancias a través del paisaje, y repopular lugares a ambos lados de la frontera donde han vivido por miles de años”, afirmó el director ejecutivo del CBD, Kierán Suckling, al diario The New York Times.
DESFASADO. Los demandantes argumentan que el último informe ambiental de la frontera data de 2001, y está desfasado, puesto que sólo calculaba una vigencia de cinco años y no se actualizó. Y ya entonces el reporte identificaba un impacto de las construcciones fronterizas para la flora y la fauna de la zona.
Desde entonces, por ejemplo, “hay varios casos de inundaciones masivas y erosión, con millones de dólares en daños a las comunidades y terrenos públicos”, explicó Randy Serraglio, activista del CBD, al NYT.
DINERO. El congresista Grijalva, que participa en el comité de Recursos Naturales de la Cámara de Representantes y respalda la demanda explicó que “Trump puede fantasear sobre el muro, pero al final, es el Congreso el que maneja el dinero, y le corresponde pedir un análisis independiente sobre todas las consecuencias antes de tirar ese dinero a la basura”.
“Las leyes ambientales de EU son de las más antiguas y fuertes en el mundo, y deberían aplicar para los terrenos fronterizos igual que en cualquier otra parte”, sentenció Grijalva.