La erosión y la deforestación en la cuenca donde se filtra la lluvia que abastece al Sistema Cutzamala, proveedor de 25 por ciento del agua consumida en la Ciudad de México y Toluca, es grave y tiende a expandirse, advierte un estudio realizado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y el Banco Mundial.
En torno a las siete presas, indica la investigación “Cutzamala Diagnóstico Integral” publicado en 2015, la erosión afecta la cubierta vegetal de bosque, reduce la zona de filtración pluvial y produce azolve en los embalses.
“En las últimas dos décadas, el agua de las presas del Sistema Cutzamala ha sufrido un deterioro significativo en su calidad, como resultado de la deforestación, la expansión de la frontera agrícola sin prácticas adecuadas de conservación de suelo y agua y el crecimiento de una población urbana y rural que no cuenta con servicios adecuados de alcantarillado y tratamiento de aguas residuales”, señala el documento.
Para preservar las óptimas condiciones del sistema hídrico, el estudio recomienda evitar la invasión de terrenos con vocación no agrícola, controlar los procesos de erosión, preservar los bosques y los suelos, cuidar los ecosistemas regionales, ordenar el crecimiento de las ciudades y sanear los cauces de los ríos tributarios del sistema de presas.
De lo contrario, advierte, será inevitable un incremento de los problemas relacionados con el deterioro de la calidad del agua. “La presencia de organismos, cianobacterias, generados por el creciente deterioro de la calidad del agua en las presas Valle de Bravo y Villa Victoria ya ha provocado en repetidas ocasiones que se recurra a métodos no considerados en el proceso de la potabilizadora.
También explica que en torno a Valle de Bravo, donde se sitúa la presa más grande del Cutzamala, la cubierta forestal se enfrenta a cambios de uso de suelo, como la expansión urbana y los asentamientos rurales.