Reportaje. Es insuficiente regular emisiones de autos si no se controlan las de la industria, señala Gerardo Ruiz, investigador del CCA de la UNAM. El INSP estudia más efectos en la salud causados por la contaminación atmosférica como en la contribución al desarrollo de diabetesInició la “temporada” de contingencias ambientales, a un año de la implementación de medidas polémicas, inconformidad de automovilistas y la paralización de la ciudad en sus peores días. A un año lo que se mantiene constante son vías respiratorias irritadas de los capitalinos.
Las mediciones de los niveles de concentración máxima de ozono han decrecido anualmente desde 2008 para declarar las fases 1 y 2 de contingencia ambiental en la Ciudad de México, lo cual no es la excepción en 2017 con respecto al año pasado. La nueva medición, así como la persistencia de la mala calidad del aire, las altas temperaturas, radiación alta, falta de lluvias y viento han propiciado que se mantuviera la Fase 1 de la Contingencia a lo largo de la semana pasada, un caso inédito. La Comisión Ambiental de la Megalópolis (CAMe) refiere que ha sido la contingencia más larga en 17 años, no obstante, en ese tiempo las mediciones y medidas para establecerla eran distintas y con menor rigor.
Este año se prevé distinto al 2016 —cuando se presentó el fenómeno de El Niño— tanto en sus condiciones meteorológicas como en las medidas tomadas por el gobierno capitalino, federal y bajo las instrucciones de la CAMe. La polémica toma de medidas y decisiones del año pasado son además una experiencia que mejoraría las acciones que se emprenderán esta “temporada de ozono” en el Valle de México.
Por otra parte, nuevas evidencias científicas sustentan un mayor impacto en la salud de quienes se exponen a esta contaminación atmosférica de forma crónica, más allá de la irritación del sistema respiratorio, la capacidad pulmonar y el agravamiento de enfermedades respiratorias. Estudios del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) han vinculado la contaminación atmosférica con el desarrollo de padecimientos como la diabetes, e investigan otros efectos neurológicos que tendría en recién nacidos.
MUCHO CALOR. El fenómeno de inversión térmica de alta presión en la atmósfera, que impide movimientos verticales que saquen la contaminación de la ciudad, las altas temperaturas y poca nubosidad genera mucha radiación, provocando el calentamiento de la superficie. Eso aumenta la temperatura ambiente, la cual no sólo han resentido los capitalinos estos días, sino también las plantas.
Gerardo Ruiz, investigador del Centro de Ciencias de la Atmósfera (CCA) de la UNAM, explica que todas las plantas emiten hidrocarburos biogénicos: unos cuantos grados más en la temperatura es un salto en estas emisiones biogénicas, lo que contribuye al aumento de contaminación. Pero el calor también genera pérdidas evaporativas en los tanques de gasolina, lo que contribuye a una mayor emisión de compuestos orgánicos volátiles, agrega.
Mientras tengamos días soleados y calientes el escenario de la semana pasada continuará, pero además hay otros factores que contribuyen a la mala calidad del aire, refiere el científico. Esta temporada de altas temperaturas favorece el inicio de incendios forestales naturales —aunque también los hay intencionales por la búsqueda del cambio de uso del suelo—, como los registrados recientemente en Michoacán y Guerrero. “Los vientos lentos evitan que el humo se disipe rápido y nos llegue en diferentes capas”.
El especialista en fisicoquímica atmosférica puntualiza que no es posible determinar con seguridad el número de contingencias ambientales que resultarían este año con respecto del 2016, lo que se esperaría que fuera al menos una temporada similar, aunque enfatiza que la manera en que se administró el problema por las autoridades capitalinas y la CAMe es distinta, lo cual también significaría una variación que tendrá que ser evaluada posteriormente.
DESPUÉS DE LOS AUTOS. Esto es lo que atmosféricamente se bosqueja para la capital, sobre los cuales se puede hacer poco, por otra parte, las medidas que se tomen para prevenirlas y no generar los contaminantes primarios que generan el ozono en el medio ambiente han cambiado.
De acuerdo con la CAMe, “hoy estamos mejor preparados para enfrentar la temporada de ozono en el Valle de México, en comparación al año anterior”. En su portal web refiere que en el 2016, de manera emergente, el programa Hoy No Circula incluyó a todos los hologramas. Sin embargo, este año vuelve a operar de manera habitual y quedan exentos de las restricciones los hologramas 0 y 00.
“Este cambio es posible gracias a importantes cambios en la normatividad y operación de programas de verificación vehicular, que lograron que hoy sólo los vehículos en óptimo estado pueden circular a diario”, añade.
“El año pasado tuvimos cosas diferentes respecto al 2017 en el tema de emisiones: la forma en que la CAMe respondió a la resolución de la Suprema Corte e incluyó muchos autos en el parque vehicular que no circulaban todos los días y su posterior ajuste al sacar a todos parejo entre abril y junio”, señala Gerardo Ruiz.
La medida emergente fue distinta a la tomada años anteriores, generando constantes dobles “Hoy no circula”. Ahora la diferencia, añade el investigador, es que ahora circulan los autos como lo hacían en 2015 y no el año pasado, aunque con algunas modificaciones.
“Ahora lo distinto es qué autos salen de circulación cuando hay contingencia ambiental: el año pasado salían todos parejo y incluyendo los que tenían calcomanía 0 y 00; esta temporada sólo serán aquellos con holograma 2 y la mitad de quienes tengan holograma 1, los segundos más contaminantes. Los autos 0 y 00 circulan, bajo el supuesto de que con los nuevos métodos de verificación es más difícil hacer trampa; esperemos que sea cierto”.
De acuerdo con el programa de contingencias ambientales, estas disposiciones no sólo incluyen a los autos y medios de transporte, sino que también otras para la industria y comercios, sobre todo para aquellas que son fuente de compuestos orgánicos volátiles, añade el universitario, y que van desde grandes industrias hasta un pequeño taller de hojalatería, desde agencias de autos, hasta el que pinta el carro en la banqueta. Esto engloba la industria de imprenta o pinturas que generan solventes orgánicos volátiles. “La autoridad no sólo debe regular la circulación del parque vehicular, sino también vigilar que las industrias controlen sus emisiones y si no lo hacen tendrán que parar”.
Para el científico, se requiere aprender de la experiencia de 2016, sin embargo, las medidas de las autoridades de gobierno van lentas. “Hay temas como el inventario de emisiones, por ejemplo. Se cambió el método de cálculo de las emisiones de los vehículos por una más moderna y nueva, lo que dio lugar a que en el inventario la contribución de los autos se desplomara por un factor de 2.5, significa que es necesario esforzarse más por controlar otro tipo de fuentes y no sólo los autos. El año pasado tuvimos un buen periodo para aprender, si dejamos pasar esas experiencias todo habrá sido inútil”.
El científico enfatiza que es vital revisar a fondo la política de control de contaminación de compuestos orgánicos volátiles, “prioridad en la ciudad y la CAMe. Hay que poner el esfuerzo donde es debido”.
IMPACTO EN LA SALUD. Recientemente, la revista científica American Journal of Respiratory Cell and Molecular Biology, publicó un artículo de la Universidad Johns Hopkins, que refiere que el aire contaminado no sólo provoca inflamación en los pulmones y parte baja de las vías respiratorias, sino que además causa inflamación y destrucción del epitelio o recubrimiento interno de la nariz y los senos paranasales, lo que puede ser comparado con un “asma de la nariz”.
La noticia, publicada por Crónica, señala que la contaminación genera una respuesta inflamatoria parecida a la sinusitis, pero que es provocada por una infección o por una alergia de temporada. Esto provocaría que las personas estén expuestas a más infecciones y se enfermarían con más frecuencia.
Por otra parte, se ha hecho de dominio público que el ozono afecta el sistema respiratorio, reduce la función pulmonar, irritando vías respiratorias y provoca que enfermemos más. Hay otros contaminantes como el monóxido de carbono, plomo y benceno presentes en el medio ambiente que tienen diversos efectos en la salud, cáncer entre ellos. La Agencia Internacional para la Investigación sobre Cáncer clasificó en 2010 la contaminación como un cancerígeno conocido, principalmente por el contenido de hidrocarburos aromáticos policíclicos de las partículas finas PM 2.5.
De acuerdo con Horacio Riojas, investigador del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP), medir las emisiones contaminantes en el aire de la capital también requiere advertir la presencia de partículas PM 2.5, de las cuales se tiene poca información sobre su presencia en el medio ambiente, pero que son sumamente dañinas, e incluso su medición deberá cambiar la norma por la cual se declara una contingencia en el futuro, puesto que actualmente las declaratorias se basan sólo en las mediciones de PM10 y ozono.
Las partículas PM2.5 y el dióxido de azufre también son irritantes de las mucosas del tracto respiratorio y reducen la función pulmonar, lo que incrementa enfermedades respiratorias, agravan asma y bronquitis crónica, y contribuyen a la muerte prematura. “El dióxido de azufre se ha asociado con la aparición de enfermedad pulmonar crónica, similar a la observada en fumadores”, refiere el investigador.
El científico, director del Área de Salud Ambiental del INSP, refiere que estudios del instituto han dejado bien establecida la asociación entre la mortalidad e incremento de contaminantes en la atmósfera, tan sólo las PM10 se asocia con el aumento en 0.8 por ciento de la mortalidad general. “Puede parecer poco, pero en una megalópolis de 22 millones de habitantes es importante”. También, dijo, han establecido una relación entre el ozono y el incremento de la mortalidad entre 1 y 3 por ciento por cada 10 ppb (partículas por billón), resultado de una exposición crónica.
El instituto lleva a cabo nuevas investigaciones para conocer qué tanto interviene la contaminación del aire en el desarrollo de diabetes 2 en la Zona Metropolitana del Valle de México, sobre la cual ya han establecido una asociación positiva. También realizan estudios de asociación entre altas concentraciones de ozono y el peso de bebés al nacer, malformaciones e incluso efectos neurológicos.
“Son temas nuevos basados en información epidemiológica con la cual se desarrolla una metodología llamada ‘evaluación de impacto en salud’, que sirve para estimar lo efectos relacionados con la contaminación, principalmente mortalidad y morbilidad”.
Anteriormente, los investigadores del INSP han estimado que se podrían evitar alrededor de 22 mil muertes anuales por exposición a partículas PM2.5 contaminantes en el aire en el país. En la capital se evitarían dos mil muertes tan sólo considerando la regulación de partículas PM10 y siguiendo las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud. “La contaminación del aire está en la agenda de salud en el mundo, es uno de los principales factores de riesgo a la salud, por lo que requiere mejorar su vigilancia y seguir las recomendaciones internacionales”.