La respuesta a esta situación debe ser integral, señala Manuel Perló Cohen ◗ Científicos analizan perspectivas del futuro del agua en el país ◗ Los resultados se presentaron en foro de la UNAM
El método Delphi se clasifica como un método de prospectiva que busca acercarse al consenso de un grupo de expertos con base en el análisis y la reflexión de un problema definido. Su nombre “Delphi” es la traducción inglesa de Delfos, la antigua ciudad de Grecia, sagrada y famosa por los oráculos en el Templo de Apolo, que eran fuente de enseñanza moral.
Manuel Perló Cohen realiza investigación en estudios y política urbanos en áreas como el agua, su administración y gestión. Recientemente, el director del Instituto de Investigaciones Sociales (IIS) de la UNAM puso en marcha un estudio empleando el método Delphi para hacer una prospección sobre el problema de acceso al agua.
Perló reunió a científicos y expertos del área para correr el modelo con una pregunta, palabras más, palabras menos: ¿Qué opina sobre la gestión del agua entre el periodo 2020-2035?, dentro de una prospección para 10 zonas metropolitanas de México. Esto permitió construir un análisis cualitativo de escenarios que pueden extrapolarse a todo el país.
El consenso general fue que todos prevén una fuerte crisis hídrica para dicho periodo, “que significa que podría ser grave o extremadamente grave”, refirió el universitario. “Eso nos manda una señal de alerta muy fuerte para estas 10 ciudades, pero extensiva a todas las ciudades del país sobre que el problema se agravará los próximos años”.
Perló Cohen dio a conocer el resultado de este análisis en el foro “La UNAM y los desafíos de la nación”, que en esta ocasión tuvo como tema “El Agua en México: retos y soluciones”. Este mismo análisis, agregó, estaba acompañado de la siguiente pregunta: ¿Qué podemos hacer para solucionar el problema? “Ahí se acabó el consenso”.
El especialista explicó que hubo respuestas heterogéneas y puntos de vista desde abordajes jurídicos, orientado en una solución con base en la defensa del agua como derecho humano; pero también desde el enfoque de infraestructura y recursos financieros, el cobro de mayores tarifas, mejorar la cultura del agua, la reorganización de la gestión, mejores tecnologías e incluso replantear nuevos paradigmas.
“Lo que indica esta diversidad y falta de consenso es que tenemos un problema grave: todos están de acuerdo en que la situación se pondrá más grave, pero no cómo avanzar. En los centros académicos y distintos niveles de gobierno este tema nos debe ocupar desde ahora si queremos llegar a un periodo (20)20-(20)35 donde el panorama no sea tan grave”. Por otra parte, lo que evidencia esta heterogeneidad es que la respuesta debe ser integral, añadió.
“Por lo tanto no podemos postergar las decisiones importantes en su solución y que los políticos pasen el tema a la siguiente legislatura, presidente, gobernador o presidente municipal, porque necesitamos un compromiso desde ahora o, de lo contrario, el país no tiene futuro”.
“ADICTOS” AL AGUA EMBOTELLADA. Antes de la intervención de Perló en el foro universitario, realizado en la Torre de Ingeniería de la UNAM, Helena Cotler —investigadora del CentroGeo (Centro de investigación Conacyt) y especialista en cuencas— participó en la mesa “Agua, soporte de vida”. En su exposición enfatizó que existen muchas evidencias de que la tecnología e infraestructura por sí mismas no pueden incrementar las fuentes de agua en las ciudades. La disponibilidad de fuentes de agua, dijo, depende del cuidado de los ecosistemas, porque ellos sí influyen en la cantidad, calidad y variabilidad del líquido.
Por otra parte, la profesora de la Facultad de Ciencias de la UNAM y ex directora de Manejo de Cuencas y Adaptación del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, puntualizó que la crisis en el agua que hemos construido “sistemáticamente y metódicamente” en las últimas décadas nos tiene que hacer pensar qué cambios requerimos para resarcir el problema. “Debemos entender que el agua disponible no es toda la que podemos extraer, captar y retener, sino únicamente la que podemos gestionar sin el deterioro de los ecosistemas”.
La investigadora puntualizó además que la integridad de las cuencas del Valle de México depende de esta cuidadosa gestión, para lo cual se requieren datos e información de la que se carece actualmente. “No debe ser cualquiera, sino válida, sólida, continua en el tiempo, comparable, con metodología, transparente, clara y accesible. No lo tenemos, muchos investigadores han detallado vacíos y contradicciones que hay en estos datos”.
Esta desinformación, agregó, tiene consecuencias, como la incapacidad de llevar a cabo un manejo adaptativo, debido a que se desconoce el impacto de nuestras acciones en el manejo hídrico. “Por otra parte dejamos en la total vulnerabilidad e indefensión a miles de comunidades que padecen actividades extractivas, petroleras, industriales y agropecuarias, y quienes no tienen datos para poder defenderse”. Finalmente, enfatizó, la desinformación sobre el agua convierte a los ciudadanos en “consumidores compulsivos de agua embotellada, lo cual es una privatización de ésta”.
Como muestra de la ingobernabilidad existente en el área, agregó la científica, existe una Asamblea nacional de afectados ambientales, por mencionar un ejemplo, donde 60 por ciento de los problemas están relacionados con el agua.
“La escasa gobernabilidad en estas décadas ha deteriorado las cuencas, que ya están llegando a sus umbrales, donde ya no hay vuelta para atrás. Esto acarrea un incremento de los conflictos socio-ambientales sin visos de solución porque no tenemos las instituciones apropiadas para lograrlo. La discusión de este problema debe presentar cambios en la manera de cómo hacemos la gestión hídrica para el país”.