El chamuco rojo, el diablo mayor, aparece en la punta de la mesa de herradura, con el brazo derecho en la posición del ritual de juramento. Los chamucos representantes de los partidos políticos ocupan sus lugares, con los colores de sus emblemas. Es una artesanía de Michoacán que representa al Consejo General de Instituto Nacional Electoral (INE), que se encuentra en la oficina del consejero presidente, Lorenzo Córdova.
Es la víspera de las elecciones en cuatro entidades del país (Estado de México, Coahuila, Nayarit y Veracruz), comicios todos que Córdova considera altamente competidos y que tendrán su impacto en la contienda por la Presidencia en 2018. La de mañana es la antesala que pondrá a prueba a las autoridades electorales.
“Nos estamos jugando nuestra propia credibilidad pública. Creo que en un contexto de descrédito de las instituciones, de todas las instituciones, que es un fenómeno no solamente mexicano, sino global, nos estamos jugando la credibilidad pública, porque de que salga bien una elección depende la confianza en los órganos electorales”, argumenta.
En su despacho, ubicado en el sur de la capital, tiene sobre su escritorio una bandera de México y otra del INE; en las paredes colocó algunas fotografías de paisajes italianos y un mapa de la República. El espacio está bien ordenado, las tarjetas bien acomodaditas, en una oficina austera, de un edificio de la institución que nació hace 26 años.
Entrevistado por EL UNIVERSAL, considera que en este proceso está en juego el último espacio de prueba para la “gran cita electoral” de 2018, porque será la elección más grande de la historia del país.
¿Cuál es el balance del INE para esta jornada electoral y de las campañas en estos cuatro estados?
—Hay que dividir dos planos, el de la contienda política y el de la organización electoral. En el primero de ellos, que caracteriza las campañas, es algo que habíamos venido viendo en los procesos electorales recientes: una gran intensidad, rispidez propia de una contienda política cerrada, una disputa caracterizada por algo que cobró carta de naturalización como fenómeno en prácticamente todas las elecciones, que es una incertidumbre de los posibles resultados de cara a la elección y que es la única incertidumbre que se vale y que, al contrario, es propiamente democrática.
Creo que eso en lo que a las campañas se refiere; agregaría un punto que debería preocuparnos a todos y llevarnos a una reflexión como sociedad: el hecho de que no hay contienda electoral hoy en donde hechos ilegales —como las intervenciones y filtraciones— vulneran la privacidad y minan la democracia, es un asunto que debe pensarse para el futuro.
¿Campañas negras?
—No me refiero a campañas negras, me refiero a que hay campañas negras y hay límites que la autoridad electoral fija. El límite está establecido en la propia constitución de la calumnia, y ha habido promocionales que eventualmente el INE, en el ámbito de sus competencias, ha decidido suspender por violar las fronteras de la licitud. Me refiero a las grabaciones telefónicas y a las filtraciones, las cuales constituyen una violación a la vida privada y el derecho a la información que debe garantizarse en las democracias, no puede pasar los límites de la legalidad.
Dicho eso, la parte de la organización de los comicios, me parece que hay lecciones y una evolución del sistema nacional electoral, en la antesala de las elecciones de 2018 que nos están dando buenas noticias. La organización electoral ha avanzado sin contratiempos, los contextos de inseguridad que prevalecen en algunas zonas del país no han sido un obstáculo para que la autoridad electoral realice su trabajo, ha habido una coordinación para enfrentar estos fenómenos muy cercana con las instancias de seguridad federales. Pero además estamos teniendo una muy buena respuesta ciudadana en un contexto de descrédito de la política, de mucho enojo y de crispación social.
Una cifra relevante: hicimos un corte de caja y de las más de 34 mil casillas que planeamos instalar el domingo en los cuatro estados, todas tienen al menos cuatro funcionarios y estamos hablando de 99.95%; es decir, ha habido una participación importante de la ciudadanía.
Hay otro dato que habla de la capacidad de los partidos políticos de desplegar sus mecanismos de participación, de vigilancia de procesos electorales, tenemos una cantidad inédita al día de hoy de representantes registrados ante las casillas y que en el caso del Edomex es la más alta de la que se tenga conocimiento.
Esta elección, las cuatro, pero en particular la del Estado de México, va a ser el proceso más vigilado por todos los partidos políticos. Tenemos un número de representantes en las cuatro entidades que asciende a casi 400 mil representantes. Otro dato importante, en el caso específico de ese estado es que los cuatro partidos principales tienen presencia en 100% de las casillas, esto es muy importante, debido a que los propios institutos políticos, a través de sus representantes, son garantes (del proceso electoral).
¿Por qué el consejero presidente del INE no ve focos rojos en estos cuatro procesos electorales?
—No hablamos nosotros de focos rojos porque sabemos que esto trae una connotación de algo que es irremontable y no ha ocurrido en todo lo que va del proceso electoral. El INE ha desplegado capacidad, a partir de un aprendizaje institucional que le ha permitido enfrentar y remontar con éxito problemas de seguridad, de migración, de analfabetismo, incluso, climatológicos, que son un conjunto de aspectos que la autoridad electoral tiene que tomar en cuenta y que eventualmente la lleva a tomar estrategas diferenciadas y especificas, dependiendo de la zona, del estado, incluso de la región y hasta de la sección.
En el instituto contamos con que estos protocolos, el resguardo de la documentación electoral, de los funcionarios de casilla y de la ciudadanía están garantizados. Todo esto es el resultado de una organización entre las autoridades electorales, concretamente el INE, y las de seguridad federales.
El tema de conteo rápido ha sido cuestionado, ¿está garantizado que va a funcionar en el Edomex?
—El PREP [Programa de Resultados Electorales Preliminares] ofrece al público la información agregada o desagregada a nivel casilla, tal como está reflejado en las actas y el conteo rápido que es una estimación estadística a partir de una muestra estadísticamente garantizada en términos de su confiabilidad y son responsabilidad de los institutos estatales.
Sin embargo, los organismos electorales de Veracruz y de Nayarit pidieron al instituto que asumiera la función de realizar los PREP y también el conteo rápido en la elección para gobernador de Nayarit y en Veracruz [alcaldías].
No así en el Edomex y en Coahuila, en ambas entidades son los propios órganos electorales los responsables de ejecutar el PREP y de realizar sus conteos rápidos. No obstante, esto se ha realizado con base en los criterios técnicos, en los protocolos y en las reglas que el INE. Creo que está puesta la mesa para que estos mecanismos de difusión preliminar de los resultados, tanto el PREP como los conteos rápidos, operen con normalidad el domingo.
¿No hay lugar o espacio para la sospecha en el Edomex?
—Se ha cumplido con las reglas, creo que siempre es importante que los órganos electorales tengamos un contexto de exigencia, pero te diría que todo apunta a que como se ha venido elaborando por la supervisión que han venido teniendo los sistemas que no debe haber ningún problema y que existen las condiciones para que la ciudadanía confíe en los mecanismos.
¿No se ve posibilidad de que haya algún conflicto postelectoral?
—Creo que la propia intensidad que han tenido las campañas electorales ha revelado una altísima tasa de rechazo. La última encuesta realizada por EL UNIVERSAL sobre el Estado de México tenía una tasa del orden de 19%, que es muy alto. Todo hace ver que estamos frente a contiendas electorales cerradas, intensas y en las que la rispidez política es la antesala de una litigiosidad postelectoral. Y es muy probable, creo, que las disputas electorales que vengan terminen siendo resueltas en la sede jurisdiccional.
Pero más allá de que sea deseable o no, en México, lamentablemente, es una de las características innatas de la democracia; es decir, la aceptación de la derrota como una condición de buen funcionamiento de nuestra democracia. En el país parece que esto no es patrimonio ni de los actores ni de las fuerzas políticas; en general, quien pierde acusa de algún tipo de irregularidad, impugna la elección y suele demandar la nulidad de la misma. Pero no se vale, no es pertinente hacer especulaciones en este momento.
Difiero de las voces que dicen que la equidad está gravemente afectada en las contiendas electorales en México. Al contrario, la competitividad que se anticipa tendrá y se ha constatado: la competencia está garantizada, por lo que hace el financiamiento y por lo que hace el acceso a los medios de comunicación electrónicos en primera instancia.
La contienda electoral de este 2017 nos mostró la información que fluyó con los videos que se vieron, estoy hablando específicamente del caso “la recaudadora”, Eva Cadena, de un financiamiento ilícito. ¿Qué hacer ahí?
—Hay quien ha sostenido que el incremento en efectivo, del circulante en efectivo durante las campañas electorales es prueba de que algo está mal. Discrepo de una posición tajante en ese sentido, porque es natural que cuando hay elecciones haya también incremento del circulante.
El INE, siempre que hay un proceso electoral, contribuye a elevar la tasa del empleo, aunque sea temporal. De modo tal que no es correcto que cualquier incremento cuando hay elecciones es síntoma de que algo está mal o que hay un financiamiento ilícito.
El tema del control del dinero es un problema en México y en todo el mundo. ¿De qué se trata? De que la autoridad electoral ejerza una fiscalización, un control y capacidad de auditoría cada vez mayor, cada vez más sofisticada para tratar de acotar el eventual uso de recursos ilícitos en la política y cada vez estamos mejorando. Porque todo gasto deja huella y de lo que se trata es de nutrir nuestra base de datos, la cual es recabada por las autoridades electorales, a fin de contrastarla con lo que los partidos reportan.
La legislación electoral mucho se critica y se dice que es una ley electoral restrictiva. ¿Cuál sería el siguiente paso a dar?
—A mí me gustaría una ley electoral menos rebuscada. Hay quien sostiene que nuestra ley electoral es barroca, yo digo que lo barroco lo inventaron los europeos y los novohispanos lo mejoramos inventando el churrigueresco. La nuestra es una legislación en muchos sentidos churrigueresca, es una legislación sobrecargada, pero es una necesidad. Digámoslo así, se encontró casi ineludible en el proceso de tratar de inocular la desconfianza.
En México entre más se regule, se ha considerado, más se inocula la desconfianza. Esto no necesariamente es así y creo que va a ser importante, porque no es bueno cambiar las reglas del juego inmediatamente antes del partido y, evidentemente, no hay modo de cambiar las reglas de cara a las elecciones de mañana, pero tampoco es pertinente cambiar las reglas del juego de cara a las elecciones de 2018.
Entonces, creo que bajo la premisa de que en estos momentos, como suele decirse coloquialmente: “Lo mejor es enemigo de lo bueno”, las reglas que tenemos son con las que tenemos, sin ningún problema, que ir a las elecciones de 2018.
Creo que después de esto va a ser muy pertinente una discusión muy amplia, franca y objetiva, digamos que apunte a tratar de descargar ese barroquismo, ese recargamiento y rebuscamiento de las normas electorales, que lejos de resolver problemas en muchos casos hasta los complica.
¿Los spots no caen en ese supuesto?
—Por supuesto.
¿Se están utilizando recursos públicos para favorecer a dirigentes de los partidos, a Andrés Manuel López Obrador (Morena) y a Ricardo Anaya (PAN)?
—Pero mi punto es: ¿Vamos a permitirles o no a los políticos hacer política? Porque el periodo de prevención que establece actos anticipados de campaña o de precampaña adquiere sentido cuando la contienda electoral empieza. Cuando no, no podemos llegar al extremo de impedir a los políticos que se pronuncien sobre los asuntos bíblicos; es más, a mí me parece que en lo que sí es deficitaria nuestra democracia es en el hecho de que se debate poco.
Porque las reglas no lo permiten.
—Por eso hay que aligerarlas.
En el tema de los recursos, se aprobó en Jalisco una nueva legislación, una regla para que los partidos tengan menos recursos: “Si no hay voto no hay dinero”, ¿qué piensa de esto?
—Creo que es muy pertinente la discusión sobre los recursos que se destinan a la política. En este tema no hay puntos finales y es muy pertinente que exista una discusión permanente dentro de este tema. Creo que el financiamiento público tiene ciertas virtudes sobre el financiamiento privado que hace que sea prioritario y predominante. Permite inyectar equidad en la condición de la competencia, cosa que el privado no hace; permite un grado de autonomía frente a los intereses que invariablemente están detrás del financiamiento privado. Quien aporta dinero a la política no está haciendo filantropía, siempre tiene intereses. Creo, sin embargo, que tiene que racionalizarse, pero en este ejercicio de racionalidad debemos tener cuidado porque disminuir, cerrar la llave del financiamiento público no necesariamente se traduce en automático en reducir las necesidades de gasto que tiene las estructuras de los partidos políticos.
Estamos en la antesala de 2018, ¿qué se está jugando el órgano electoral y en general el sistema electoral mexicano en esta edición?
—En primer lugar, nos estamos jugando nuestra propia credibilidad. Creo que en un contexto de descrédito de las instituciones, y es un fenómeno no sólo mexicano, sino global, los órganos electorales [se juegan la credibilidad], porque depende la legitimidad de los gobiernos.
Entonces, lo que nos jugamos de cara a cada elección es la credibilidad pública, porque de que salga bien una elección depende en buena medida la confianza que hacia el futuro proyectemos los órganos electorales. En segundo lugar, lo que nos estamos jugando es el último espacio de prueba para la gran cita electoral de 2018. El próximo año tendremos la elección más grande de la historia, no solamente por el inédito número de ciudadanos, casi 89 millones de ciudadanos convocados a votar a las urnas, sino que además tendremos por la concurrencia que poco a poco se está logrando, no sólo tres elecciones federales: presidente, senadores y diputados, sino además elecciones en 30 estados.
Nunca antes había habido una concurrencia tan grande, lo que trae unos desafíos operativos y logísticos inéditos. También como nunca antes debemos tener una capacidad de convocatoria para que los ciudadanos acepten ser funcionarios de casilla en números nunca antes vistos. Estamos hablando de cerca de 930 mil ciudadanos que estarán operando las casillas, recibiendo el voto de sus vecinos y contándolo el 1 de julio de 2018, que son prácticamente un cuarto de millón más de lo que ocurrió en 2015, que en su momento fue la convocatoria más grande que tuvimos que hacer.
Ahora, creo que hay muchos elementos, digamos, estas elecciones son un área de oportunidad para afinar lo que tengamos que afinar de cara a aquella elección en lo normativo, en nuestros reglamentos, en lo logístico, pero sobre todo en lo tecnológico, porque la elección de 2018 está llamada a ser la elección en la que habrá un uso intensivo como nunca antes de tecnología aplicada a lo electoral.
Por ejemplo, el uso del PREPcasilla, tecnología móvil, de dispositivos móviles para agilizar el flujo de información que es indispensable. Todos son desafíos pero también áreas de oportunidad en estas elecciones de 2017.
¿El despertar del próximo lunes?
—Tenemos confianza en que el proceso electoral está transcurriendo debidamente. Estaremos dando un seguimiento puntual y la difusión de los resultados es un asunto del ámbito local, con las excepciones de Nayarit y Veracruz.
Estamos confiando para dar buenas cuentas y que la votación que esperamos constate algo que es una realidad en nuestro país, por mucho que se intente minimizar: el voto en México sirve para que la voluntad popular defina la distribución del poder político.
Córdova no quiere ser el chamuco rojo de la artesanía, menos de cara a 2018…