Ante el Senado, James Comey dijo que confía en que el fiscal independiente diga si obstruyó a la justicia. El líder republicano del Congreso excusa al mandatario alegando que “es nuevo”
El ex director del FBI James Comey acusó ayer al presidente de Estados Unidos de “mentir, simple y llanamente” sobre la trama rusa, referente a los ciberataques contra la campaña de la demócrata Hillary Clinton, orquestados supuestamente desde el Kremlin en colusión con la campaña del candidato republicano.
Durante su esperada audiencia ante el Comité de Inteligencia del Senado, Comey aseguró que el presidente intentó incluso “darle directrices” para desviar la atención de los legisladores (y de la opinión pública) sobre el teniente general Michael Flynn, quien a su vez ocultó mintió (y por ello se vio forzado a dejar el cargo de consejero de seguridad nacional) sobre sus conversaciones secretas con el embajador ruso en Washington, durante la pasada campaña electoral.
¿Hubo obstrucción? Tras relatar ante el Senado las “preocupantes” situaciones que vivió con el mandatario, confió en que el fiscal especial para la investigación sobre Rusia, Robert Mueller, determine si el presidente incurrió en “obstrucción a la Justicia”, lo que podría ser constitutivo de la apertura de un juicio político (impeachment).
Comey describió sus encuentros con el mandatario y deseó que hubiera grabaciones de los mismos, cuya existencia llegó a insinuar el propio Trump tras filtrarse a los medios el escándalo. En una serie de tuits en los que implícitamente advertía al antiguo jefe del FBI de que más le valía estar callado.
“He visto esos tuits. Dios mío, espero que haya cintas”, exclamó Comey al ser preguntado al respecto.
Él mismo filtró. Preguntado sobre las filtraciones a la prensa, Comey confirmó que él mismo permitió la filtración a la prensa de las anotaciones que había tomado de sus conversaciones con el mandatario a través de un amigo.
Comey confesó haber filtrado esas notas para “impulsar el nombramiento de un fiscal especial” que indagara la posible confabulación entre la campaña de Trump y el gobierno ruso para interferir en las elecciones presidenciales del pasado año.
“Honestamente preocupado”. “Estaba honestamente preocupado por el hecho de que el pudiera mentir sobre la naturaleza de nuestro encuentro”, dijo Comey. “Sabía que podría llegar un día en que pudiera necesitar un registro de lo que pasó no sólo para defenderme, sino para defender al FBI”, declaró.
Comey, despedido el pasado 9 de mayo de manera fulminante por Trump, aseguró que la Casa Blanca vertió sobre él “mentiras” que siente que “el FBI haya tenido que oír”.
“La Administración eligió difamarme a mí y, de manera mucho más grave, al FBI, al decir que la organización estaba sumida en el caos, que su personal había perdido la confianza en su líder. Esas fueron simple y llanamente mentiras”, apuntó Comey.
“No es un mentiroso”. Ante el explosivo testimonio de Comey, Trump se contuvo y estuvo sorprendentemente inactivo en su cuenta de Twitter. En su lugar hablaron la portavoz adjunta, Sarah Huckbee, que se limitó a decir que el presidente “no es un mentiroso”, y uno de sus abogados personales, Marc Kasowitz, quien, en una comparecencia sin preguntas, calificó las filtraciones del ex director del FBI de “furtivas y desautorizadas”.
Dijo que Comey miente cuando aseguró (en la declaración escrita que envió al Senado) que Trump le pidió “lealtad” y le indicó que “dejara pasar” el caso de Flynn.
Perdonado por ser “nuevo”. El republicano Paul Ryan, presidente de la Cámara de Representantes y, por tanto, tercero en la jerarquía del poder en EU, trató de restar importancia a las denuncias de presiones del presidente Trump contra el ex director del FBI James Comey.
En una rueda de prensa, Ryan, a quien corresponde iniciar el proceso de un hipotético juicio político al presidente (impeachment), reconoció que el director del FBI debe ser “independiente”, pero apuntó que Trump es “simplemente nuevo en esto” y no conoce el protocolo de funcionamiento.