Los pasillos del complejo central de las facultades que forman el casco de Ciudad Universitaria (CU), Patrimonio de la Humanidad, no sólo están repletos de estudiantes. Entre sus filas, camuflados y escudándose en la autonomía de la centenaria institución, opera una red de traficantes encargados de la distribución de marihuana, cocaína, cristal, LSD y hachís, así como las llamadas tachas.
Se trata de una célula compuesta de por lo menos 20 sujetos, todos jóvenes, algunos de ellos incluso son alumnos que también se instalan en otro punto de la Universidad Nacional Autónoma de México, conocido como El Frontón y en el cual se les ve desde las 9:00 horas.
De unas maletas deportivas sacan “el producto” y empiezan a vender, todo bajo el cobijo del personal de Auxilio UNAM, quienes según un informe federal, fungen como halcones de los traficantes en el lugar. Las ganancias que genera la venta de droga superan los 100 mil pesos por día.
Las investigaciones federales y locales que se han realizado en torno a esta actividad identifican a una persona con el mote de El Micky como el líder de este grupo. El enervante lo “guardan” en una vivienda de la colonia Santo Domingo, frente a CU, por lo que con facilidad entran y salen del complejo educativo.
A este grupo de traficantes se le vincula con el Cártel de Tláhuac, organización que aparentemente surte de la diversidad de drogas que se ofrece a los universitarios.
Las autoridades de seguridad tanto locales como de la Procuraduría General de la República (PGR) tienen conocimiento de la situación, y han identificado por lo menos 10 puntos donde se comercializan los enervantes y el modus operandi de los traficantes, pero a pesar de que se ha actuado contra algunos de ellos, no se ha logrado la desmantelar la célula.
Hasta ahora se han montado dos operativos para detener a los líderes que no han fructificado, puesto que al sentirse acordonados, usan a otros estudiantes como “escudo” y esos se escudan en la autonomía universitaria e impiden la labor de las autoridades. Al exterior, una vez que se supera el límite de las instalaciones universitarias, se mueven en motonetas, lo que complica su captura, debido a que lo hacen en el momento en el que se da el cambio de turno, que genera gran tránsito en la zona de CU.
Esta actividad empezó a incrementarse desde noviembre del año pasado, cuando estudiantes que paseaban por la zona conocida como Los Bigotes y El Frontón eran agredidos cuando simplemente caminaban con sus celulares en mano. El propósito era evitar que los grabaran o se documentara la venta de drogas. Cuando se denunciaron los golpes y abusos, personal de Auxilio UNAM hizo caso omiso.
Las autoridades se percataron también que las cámaras de seguridad instaladas en Ciudad Universitaria y que en teoría, deberían grabar todo lo que sucede en estos puntos, no funcionan o apuntan hacia otra dirección, por lo que la investigación se extendió hacia el personal de Auxilio UNAM, con el objetivo de poder determinar si en esos puntos existe alguna colaboración en contubernio con El Micky.
Se tienen identificados también dos domicilios en la colonia Santo Domingo, inmuebles que aparentemente sirven como bodega de esta célula. Uno fue revisado el mes pasado sin que se encontraran enervantes; el trabajo de inteligencia de las autoridades continúa y se espera lograr la detención de los principales líderes de los traficantes en CU.