-Graco y Gayosso siguen inventando cosas para que no pueda aspirar a ese cargo, sostiene el alcalde de Cuernavaca
-Señala que continuará luchando contra las injusticias que se cometen; “les estoy quitando su esquema mafioso”
Luego de que la Suprema Corte de Justicia de la Nación calificara como improcedente la solicitud del acto de inconstitucionalidad a las reformas electorales aprobadas en Morelos, presentada por el Partido Encuentro Social (PES) en lo relativo a los años de residencia de los candidatos a gobernar Morelos, Cuauhtémoc Blanco dijo que sus detractores ya lo tenían bien planeado y que deja en manos de sus abogados ese asunto.
El alcalde capitalino señaló que la familia de “Los Locos Adams”, refiriéndose al gobernador Graco Ramírez Garrido y al presidente del PRD estatal, Rodrigo Gayosso Cepeda, subrayó que siguen inventando cosas para que no pueda aspirar a la gubernatura.
De momento, dijo Blanco Bravo, tiene un compromiso en el ayuntamiento y que cuando decida retirarse de la alcaldía y postularse a la gubernatura, hará lo conducente, pero “ahorita tengo un compromiso la sociedad”, acotó.
Señaló que continuará luchando por las injusticias que ha cometido Graco Ramírez y Rodrigo Gayosso y trabajar para que no lleguen, ya que precisó “todos tenemos cola que nos pisen si llega este cabrón es muy peligroso y hay muchos personajes que están corriendo el riesgo porque saben que yo no voy a perdonar la injusticias que han cometido”, enfatizó.
Descartó el alcalde de Cuernavaca, Cuauhtémoc Blanco Bravo, que sea él el villano de la película, mas bien, indicó es una persona que les está quitando a Graco y Gayosso su esquema mafioso, mismo que han traído durante mucho tiempo.
Y es que dijo que como él no se presta a esas porquerías, como lo calificó, seguirá luchando y no va a entrar al juego de esas personas, esto al reconocer que sí se incrementa su temor, ya que con tal de dejarlo fuera le han hecho juicio político, lo han involucrado en asesinatos, robos a camiones, entre otras acusaciones que no le han podido comprobar, señalando pues, que “es un cuento de nunca a acabar”.