El comisionado estatal de Seguridad Pública, Alberto Capella Ibarra, presenta por primera vez el mapa de las bandas delictivas que operan en Morelos y reconoce que hay funcionarios municipales coludidos con algunas de ellas, en tanto que alcaldes de la zona Oriente pagan protección para evitar ser sujetos de actos delictivos.
Por vez primera, Capella habla con un medio de comunicación para desvelar la operatividad delictiva en la entidad. En entrevista exclusiva con El Sol de Cuernavaca, de entrada, afirma que el cártel predominante que operaba en Morelos era el de Santiago Mazari (a) El Carrete, el cual se ha disminuido un 85 por ciento.
Ahora ha llegado gente con la intención de instalarse, pero no duraron ni cuatro meses porque los detuvimos. Por las características del nuevo sistema de justicia ya los soltaron, pero al final se mandó el mensaje de que en Morelos sí hay autoridad.
El escenario delictivo que describe el comisionado se remonta 12 años atrás para destacar la presencia histórica de Morelos en la correlación de fuerzas de los grupos criminales en Guerrero, los cuales se han fortalecido por el comercio de la goma de opio, al grado de convertir al país en el tercer productor mundial.
Ante un mercado inundado de cocaína, que difícilmente puede salir a la venta por tanta competencia, surgió con mucha fuerza un nuevo producto, la heroína, elaborada a base de la goma de opio.
Esa situación de mercados para la venta de drogas está provocando el reacomodo de los grupos delictivos y Guerrero adquirió fuerza por estar exportando a Illinois y otras partes.
Esa capacidad económica les permitió reclutar gente, comprar armas y corromper autoridades.
Cuando se tienen esos tres factores se puede iniciar cualquier guerra contra quien sea y empezar a generar controles territoriales, expone Alberto Capella.
Como consecuencia, Morelos sufre mucho más el impacto de lo que pueda pasar en Guerrero que lo que ocurra en otras partes del país.
“Aquí hay muchos grupos delictivos, pero los de mayor influencia con Guerrero son Los Rojos y los Guerreros Unidos”.
Este último tenía su centro de operaciones en Jiutepec y fueron detenidos hace 24 meses los últimos eslabones que quedaban, algunos por el gobierno federal y otros por nosotros.
En el caso de Los Rojos o Gente Nueva, expuso que tuvo su centro de operación importante en Amacuzac y ahí es donde El Carrete crece, cuando Alfonso Miranda le da todo el apoyo necesario, con lo que empieza a tener control territorial en el estado.
Cuando entra la actual administración estatal, continuó, El Carrete manda a sus principales operadores a provocar las crisis de secuestros que hubo en el estado por la falta de acuerdos institucionales, y sobre todo porque su tío era un diputado.
“Imagínate el terror que me daba cuando me hablaban del Congreso del Estado para dar información y estaba el diputado Alfonso Miranda pidiendo informes de cómo estaba la seguridad en el estado”, dice.
Hoy en día, subrayó, está su primo en Amacuzac, donde tiene el control en toda la zona, pero los golpes estratégicos de esa gente y el seguimiento que han dado la Procuraduría General de la República, la Comisión Estatal de Seguridad y otras más, han logrado resultados al detener a actores determinantes, con lo cual somos la primera administración en detenerlos.
“Lo importante era inhibir las conductas delictivas. El impacto que se ha generado es tratar de limpiar la zona, por lo que todo lo que aparece en terracerías es producto de la gente que trabajó para El Carrete y están desapareciendo”.
Refiere el comisionado estatal de seguridad que “sin embargo, llegó otro grupo comandado por un tipo apodado Porcayo, que es quien hizo el video donde aparecía el hermano de un lugarteniente de El Carrete, apodado Eddy, que operaba en la colonia Barona y apareció muerto dos días después.
Este grupo de Porcayo, que trabajaba junto a otra persona que no tenía una pierna, fueron detenidos hace tres meses. Ellos eran quienes manejaban diversa información a través de las redes sociales en contra de algunos mandos, e incluso uno de ellos portaba identificaciones de dos medios de comunicación.
Ese grupo pretendía retomar el control de Cuernavaca, pero con otra franquicia. Es decir, compitiendo con El Carrete. Al detener a seis o siete de ellos, se terminó el problema en la ciudad.
Empero, hay otro grupo en Tlaltizapán que aparece como Sidronio, con el tema de Guerrero, gente muy poderosa. Recientemente dejaron en libertad a los siete cabecillas, quienes pretendían tomar el control de la entidad.
Finalmente, hay un cuarto grupo delictivo, dirigido por Raymundo, El Ray, que trabaja en el oriente del estado y es heredero de La Guajolota, quien quiere vender la franquicia de Morelos al cártel de Jalisco Nueva Generación, y que ha tenido algún impacto, como el hecho de que algunos alcaldes le están pagando derecho de piso por entre 50 mil y 100 mil pesos al mes, como protección, en el oriente del estado.
Esta es la nueva versión que está surgiendo en esa zona y es el objetivo importante que se tiene que atender; “probablemente, más importante que El Carrete, por todo lo que pueda generar en esa parte de la entidad”, dijo.
LOS COLOMBIANOS
Asimismo, mencionó que hay un grupo -no necesariamente un cártel establecido-, manejado por una colombiana a quien le dicen La mamá.
Esta persona tiene una red de colombianos que se dedica a prestar dinero del tipo “gota a gota”. Su forma de operar es que van con la gente de pocos recursos o alguien que tiene un negocio y necesita dinero, y les prestan con intereses de 100 pesos diarios.
Relativamente es poco, pero cuando se dan cuenta son 30 mil pesos al mes por un préstamo de 15 mil o 20 mil pesos. Y si no pagan, los matan.
Ha habido homicidios, particularmente en la zona Oriente, cometidos a bordo de motocicletas, y corresponden a colombianos que trabajan para La mamá.
El incidente cercano a la residencia oficial arrojó como resultado a una persona cuyas características corresponden a un colombiano, a quien se está buscando. Ellos tienen presencia en Costa Rica, Honduras, Guatemala, Venezuela, Colombia y México y es una red internacional, por lo cual se trabaja de manera conjunta con la Policía Nacional de Colombia.
LOS HUACHICOLEROS
Otro problema tiene que ver con los huachicoleros morelenses, quienes trabajan en la comunidad de Coajomulco y toda la zona de Tres Marías.
El comisionado descartó que se trate “de un efecto cucaracha” por los recientes operativos en Puebla, sino por un efecto de mercado que provoca que se busquen más tomas clandestinas en Morelos.
“Lo importante es ver la capacidad política que han tenido los grupos criminales para incrustar en los cargos a regidores u otros funcionarios, para lo cual ha habido casos en que han venido a verme para decir que hay gente que no tiene qué comer y que no los persiga, lo cual es increíble. Ahí es donde uno habla de la colusión que hay entre las instituciones municipales y estos grupos delictivos”, apuntó.