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LA CRÓNICA DE HOY: El MP CDMX torpedea la impartición de justicia

Recorridos por los Agencias del Ministerio Público constatan que se desalienta la presentación de denuncias. Bateo e incluso “consejos” para evitar denuncias, entre las acciones de funcionarios. Una médico legista ayuda a un agresor a “arreglar” su problema y le facilita un celular

Los ministerios públicos que hereda Rodolfo Ríos Garza, quien dejó la titularidad de la dependencia el 24 de junio sin mayor explicación, pasan buena parte de su tiempo buscando la manera de no levantar denuncias, generando comprobantes administrativos o sencillamente matando las horas de poca afluencia de denunciantes. Poco, muy poco de su tiempo es para investigar o resolver casos delictivos en una ciudad donde el 88 por ciento de la población se siente insegura y que registra la segunda tasa delictiva más alta del país (encuestas del INEGI 2016 y 2017 sobre Percepción de Seguridad Urbana y sobre Victimización).

En la Fiscalía Desconcentrada de Benito Juárez, Crónica se encontró con procedimientos impensables. Allí una médico legista es el obstáculo para que las denuncias se registren; la médico impide la declaración de un denunciante al que le han puesto una pistola en la cabeza. Este denunciante es declarado incapacitado para denunciar porque, después de indicar que tomó media cerveza, no puede hacer un cuatro con las piernas mientras simultáneamente levanta los brazos, cierra los ojos y echa la cabeza para atrás… una prueba que no puede pasar el 90 por ciento de los ciudadanos que no han bebido una gota de alcohol.

 

El caso de Benito Juárez resulta extremo, pero no único. Lejos de verse la aplicación de un nuevo modelo de justicia, los agentes del MP y funcionarios auxiliares, en ocasiones recomiendan al ciudadano no presentar la denuncia, ponen trabas y circulan al querellante que deberá contar una y otra vez lo ocurrido, como se hacía en el viejo sistema que se supone rebasado.

Cuando los Ministerios Públicos se niegan a recibir la denuncia bajo el argumento de “no me toca” (lo que atenta contra los derechos de la víctima según la propia PGJ), la Visitaduría Ministerial, instancia que debe revisar el buen comportamiento de estos funcionarios, no ve un motivo de sanción en la negativa.

Crónica presenta a partir de hoy un extenso recuento del mundo de las mesas ministeriales, de la justicia a ras de suelo, la que recibe un ciudadano al querer denunciar en la capital del país, todo visto en visitas realizadas a distintas sedes del MP capitalino a lo largo de los dos últimos meses.

Barrio caliente. Es la Candelaria de los Patos, barrio caliente. Al caminar desde el Metro Merced al Ministerio Público de San Ciprián, a mitad del desorden de microbuses parados en triple fila, un joven aparentemente en situación de calle baja la mona y se acerca para asegurar: “Jefe, si me da una moneda le digo un secreto”. En cuanto siente la moneda de cinco pesos en la mano suelta su verdad: “sólo con el corazón se puede ver bien”. Luego vuelve a su sitio en la parvada desorientada de menores de edad.

En el barrio siempre parece pasar algo, no todas las veces es algo bueno, pero esto no se refleja en el MP de San Ciprián. El martes 6 de junio, a las 15:00 horas, luce vacío. No para allí ni un alma. Hasta que la señora Martina acude poco antes de las 17:00 horas. En la madrugada un par de sujetos irrumpieron en su domicilio. Amenazaron a Martina y a su hija y se llevaron una pantalla plana y joyas (de fantasía) que guardaba en el cajón de su recámara...

Martina conoce a sus agresores pues son sus vecinos. Crónica platica con la víctima al salir de las instalaciones de la Procuraduría capitalina. Martina comenta que un funcionario, un licenciado Domínguez, la orientó de manera muy amable. El funcionario le explicó los pormenores de una denuncia y también, de manera discreta, le dijo que pensara bien si era conveniente denunciar a sus propios vecinos, que finalmente saben dónde vive ella.

Una conversación de menos de diez minutos hizo que Martina dejara el lugar sin presentar la denuncia. El MP se convirtió en un consejero convincente para no hacerlo.

Pero estas desactivaciones no se dan sólo en la zona del Centro Histórico. En Benito Juárez, en la Fiscalía desconcentrada ubicada en la sede delegacional, Fernanda, una mesera de 20 años, llega la madrugada del 17 de junio luego de ser lastimada seriamente por dos mujeres ebrias y amenazada de muerte por el acompañante de éstas. Todo se da en un pequeño restaurante de la colonia Letrán Valle.

A los golpes y amenazas, Fernanda sumó tres horas de espera para ser atendida. La agonía burocrática de esperar... aunque la fiscal, que está presente, y sus subordinados no parecen estar excesivamente ocupados. Todos los casos presentes esa noche están aguardando en la sala de espera.

El personal le da la bienvenida a Fernanda diciéndole que debe ir a otra agencia del MP. Ese bateo de denunciantes está prohibido, pero Crónica constató varios casos en los que eso es lo que se intenta en esa fiscalía.

Ante la insistencia de Fernanda, el personal del MP advierte que si presenta la querella allí, la documentación será enviada de todas maneras “a la agencia de Parque Delta”, lo que significará un trámite de 10 y 15 días hábiles.

Sin recursos para gastar en taxis, Fernanda insiste en que le tomen la denuncia. Entra en escena la médico legista, Clara Xóchitl Vidal Solano, personaje que aparecerá también en otros casos. La médico se mostrará extremadamente prepotente con Fernanda y, al final, decide no dictaminar la gravedad son las lesiones de la joven. La envía a un hospital para que “hoy mismo o el día que quieras” la evalúen y sea allá donde se determine la gravedad de los golpes.

La larga jornada en el MP no rinde frutos ni para determinar el daño físico y las consecuencias legales. Un día después, según constató Crónica, Fernanda acudió al Hospital de Xoco y se retiró después de horas de espera sin ser atendida.

La denuncia asentada por Fernanda queda en amenazas. La golpiza (lesiones dolosas) se diluye en el aparato burocrático.

El caso de Fernanda es el primero de lo que Crónica verá en los MP de la Avenida Álvaro Obregón y de las delegaciones Miguel Hidalgo y Gustavo A. Madero: los operadores hacen que el denunciante llegue a recepción, cuente lo ocurrido, pasan el asunto “a mesa” y el denunciante se verá obligado a relatar lo mismo. Si el caso avanza, deberá llegar a un tercer funcionario encargado de judicializar el caso. Un uso y costumbre del anterior sistema.

Así le pasará, por ejemplo, a un par de clientes de banco el pasado jueves. Los han asaltado y quitado un monto importante de efectivo al interior de la sucursal. Las víctimas están completamente convencidas de que hay empleados bancarios coludidos y han corrido al MP para denunciar.

Después de horas, el Ministerio Público no ejecutará ninguna de las acciones urgentes que  permite el nuevo Código Nacional de Procedimientos Penales. Ni hará comparecer a los empleados sospechosos, ni enviará policías en la escena del crimen y se limitará a emitir un papel, la copia de la declaración de los clientes, para que los afectados se presenten al área jurídica de la institución bancaria…

Opiniones del perito. Es la madrugada del 14 de mayo en la Fiscalía de Benito Juárez, tres casos van a terminar en manos de la médico Clara Xóchitl Vidal Solano. En el primero, un hombre discute con otro y éste responde poniéndole una pistola en la cabeza. El afectado decide denunciar. La médico legista Vidal le pregunta si tomó alcohol y él responde que sí, que bebió media cerveza pues, asegura, estaba empezando apenas la fiesta para las mamás cuando se ocurrió el incidente.

La médica legista le hace una única prueba para decidir si está en condiciones de declarar: el denunciante debe mantener el equilibrio al formar un cuatro cruzando una pierna sobre la otra, a la altura de la rodilla, con los brazos al frente y echando la cabeza atrás mientras cierra los ojos. El hombre lo intenta y se va de lado casi de inmediato. La médica indica que debe “desintoxicarse” antes de declarar. El denunciante prefiere irse luego de quejarse amargamente de la médica.

Vidal luego “atiende” a una jovencita y a su madre por otro caso de agresión de género. La médica pregunta a la mayor de las mujeres su ocupación. La mujer responde “al hogar”, la médico indica: “a nada, hogar y nada es lo mismo”.

Vidal irá más lejos en el tercer caso de la madrugada. Un sujeto es acusado de golpear a otro luego de que este último intervino cuando una mujer pedía auxilio a gritos en la calle. La mujer es la esposa del acusado y gritaba que la habían agredido sexualmente y que el agresor es un amigo de su marido.

Agresor y agredido (éste último sangrando, con la nariz rota) llegan ante la médico Vidal Solano. La médico hace pasar a su consultorio al hombre que va a ser acusado de lesiones dolosas. El tipo indica que bebió varios tragos de tequila.

La médica enseguida hace algo ajeno a sus  funciones. Le pide al presunto agresor que relate lo que ocurrió y el agresor lo hace. Prácticamente le toma declaración ministerial. El acusado informa que su esposa no lo ha acompañado, que debe estar en su casa o en casa de sus padres. “¿Por qué no le habla a su mujer?”, le pregunta la médico legista al agresor. Luego pone un teléfono a su disposición (él ha perdido su celular) y lo conmina a llamarle a su mujer porque “el chiste es que venga y atestigüe que usted no le estaba pegando”. La médico se ofrece a ser ella la que marque el número.

Cuando el sujeto telefonea a su esposa dice: “oye, resulta que le pegué a un muchacho que estaba allí defendiéndote y requieren tu presencia aquí para que vengas a decir que yo no te estaba golpeando ni haciendo nada; entonces, por favor ¿puedes venir?”. La médico legista recomienda al acusado a que le aclare a su esposa que está en calidad de detenido. Él obedece y se da tiempo de violentar una vez más a su mujer: “Estoy en calidad de detenido al parecer, porque este señor que es un héroe, tu héroe, vino y me demandó”.

Este diálogo, que fue grabado y cuyo registro está en poder de Crónica, fue realizado probablemente desde el celular de la médica.

Crónica constató posteriormente, con ayuda de la oficina del Fiscal involucrado (Benito Juárez), que no hay teléfono fijo en el consultorio.

Aquella madrugada terminó para el agredido haciendo la misma prueba del cuatro (que no fue pasada) y con Vidal Solano decidiendo que no habría declaración formal ante el MP.

La médica Vidal suelta una máxima antes de despedir al frustrado denunciante: “Para qué se mete, vea como van vestidas las mujeres en la calle”.

Este último caso también termina sin denuncia formal. En todo el procedimiento, el nuevo sistema penal, la asesoría jurídica para la víctima y la defensoría pública, han brillado por su ausencia (sólo están disponibles en ciertos horarios). De hecho, en las puertas de la Fiscalía desconcentrada Benito Juárez hay abogados dispuestos a redactar convenios privados por módico costo... coyotes como se les llama a estos personajes.

Cuando el caso es presentado a la Visitaduría Ministerial, la instancia que oficialmente debe revisar la actuación de los MP, se transfiere  la queja a la Secretaría de Salud capitalina, donde la médica Vidal está adscrita. La actuación del Ministerio Público que ha dejado hacer y deshacer a Vidal Solano no es motivo de revisión alguna, según se constata en documentos en poder de este diario.

La Fiscalía deshecha la queja bajo el argumento de que ha habido un método alternativo de solución del caso. Esto también lo asienta en la documentación oficial que emite por la queja.

La realidad es que los implicados han debido ponerse de acuerdo como particulares sobre el pago de los gastos médicos del lesionado, sin que nunca se procediera conforme a los procedimientos penales vigentes.

El nuevo sistema penal no apareció nunca, hundido en procedimientos que le son completamente contrarios.

Crónica solicitó, desde hace semanas, entrevistas con autoridades de la PGJ y de la Visitaduría Ministerial para abordar estos temas. Estas conversaciones siguen pendientes y la fecha de realización se hizo más incierta luego de que Ríos Garza dejara la titularidad de la procuraduría.

La prueba del 4 para evitar denuncias

La Fiscalía Desconcentrada de Benito Juárez es la protagonista, en el mal sentido, de historias recopiladas por Crónica. 

La médica legista local es un filtro que aplica una única prueba de alcoholimia para denunciantes.

La prueba del 4 consiste en que la persona mantenga el equilibrio al formar un cuatro con las piernas, con los brazos al frente, la cabeza atrás y los ojos cerrados.

90 por ciento de las personas (sin importar si bebieron alcohol) no logrará pasar nunca esta prueba que estuvo de moda en la mitad del siglo pasado.

En la mencionada fiscalía, esta es la prueba por la que se decide no dejar declarar a un denunciante.

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