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Entre 2007 y 2016 se abrieron 140 mil 344 expedientes por ese ilícito; en 2011 hubo más averiguaciones: 15 mil 746; la cifra no baja de 12 mil al año
CIUDAD DE MÉXICO.
De acuerdo con la información que los estados entregan al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, entre enero de 2007 y diciembre de 2016 se abrieron 140 mil 344 expedientes por violaciones sexuales en contra de menores y mujeres.
Desde 2007 se reportan más de 12 mil agresiones anualmente y esa cifra no ha bajado en los siguientes años. El año de mayor incidencia en la última década es 2011, con 15 mil 746 averiguaciones.
Los expedientes (cada uno puede incluir más de una víctima) son más que los que se iniciaron por secuestros y extorsiones durante el mismo periodo, los cuales en conjunto suman 68 mil 510.
Los reportes indican que en siete entidades que integran la zona centro del país se abrió el 37% de los expedientes.
El Estado de México, donde en 2015 se emitieron alertas de género en 11 municipios, es la entidad con el mayor número de expedientes al registrar 25 mil 206 denuncias.
Le siguen la Ciudad de México, con nueve mil 620; Chihuahua, siete mil 779; Veracruz, seis mil 557; Chiapas, seis mil 523; Jalisco, seis mil 268; Puebla, seis mil 66 y Baja California, seis mil 21.
Familiares, amigos, compañeros de trabajo y conocidos están entre los principales agresores, según un Diagnóstico de Violencia Sexual elaborado por la Comisión Especializada de Atención a Víctimas, dependiente de la Secretaría de Gobernación.
Violación, delito que no disminuye
En la última década, las procuradurías y fiscalías de las 32 entidades del país abrieron 140 mil 344 averiguaciones previas o carpetas de investigación por violaciones sexuales contra menores y mujeres. Los expedientes (cada uno puede incluir a más de una víctima) son más que los iniciados por secuestro y extorsión en el mismo periodo, los cuales en conjunto suman 68 mil 510.
La información que los estados entregan al Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) indica que las denuncias presentadas entre enero de 2007 y diciembre de 2016 equivale a que cada 24 horas se iniciaron 38.4 averiguaciones por violación sexual en el país en los últimos diez años.
Según los registros del SESNSP, desde 2007 se presentan más de 12 mil denuncias por violación anualmente. El año de mayor incidencia en la última década es 2011, con 15 mil 746 averiguaciones.
Los reportes que los estados entregan al Secretariado Ejecutivo del SNSP indican que en siete entidades de la zona centro del país, donde se localizan el Estado de México, Ciudad de México, Guerrero, Hidalgo, Morelos, Puebla y Tlaxcala, se abrió 37% de los expedientes.
El Estado de México, donde en 2015 se emitieron alertas de género en 11 municipios, es la entidad con el mayor número de expedientes con 25 mil 206 denuncias. Le siguen la Ciudad de México, con nueve mil 620; Chihuahua, siete mil 779; Veracruz, seis mil 557; Chiapas, seis mil 523; Jalisco, seis mil 268; Puebla, seis mil 66; Baja California, seis mil 21; Tamaulipas, cinco mil 326, y Nuevo León, cuatro mil 524.
AGRESORES, MUY CERCANOS
La casa, trabajo y escuela son los lugares más comunes donde se cometen las violaciones sexuales en contra de menores y mujeres en el país. Familiares, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y conocidos se encuentran entre los principales agresores, según el Diagnóstico sobre la atención de la violencia sexual en México de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV) de la Secretaría de Gobernación (Segob), el cual menciona que 94.1% de los delitos no se denuncia.
El diagnóstico detalla que entre 2010 y 2015 se abrieron 83 mil 463 expedientes por diferentes delitos sexuales, incluida la violación. Aunque el estudio realizado por la institución no detalla cuántas averiguaciones previas se iniciaron por violación sexual, asegura que entre 2010 y 2015 se atendió a 35 mil 898 víctimas por ese delito en procuradurías y fiscalías del país.
Los delitos sexuales que presentan mayor frecuencia en los expedientes de Tribunales Superiores de Justicia son violaciones (38%) y abusos sexuales (32.5%), lo que indica una coincidencia con lo que se observó en las averiguaciones previas que integran los organismos de procuración de justicia”, explica el informe.
El documento, presentado en 2016, realizó un análisis de la violencia sexual en el país, principalmente contra menores y mujeres. El estudio asegura que los delitos no se investigan, por lo que se desconoce cuántos ilícitos culminan en sentencia.
En las entrevistas realizadas, el personal de los Tribunales Superiores de Justicia reconoció que son pocos los casos de violencia sexual que son consignados y sentenciados. Sin embargo, desconocen los motivos por los cuales los casos ‘no llegan’ a los Tribunales, lo que denota una falta de coordinación y comunicación entre los organismos de procuración e impartición de justicia”.
La CEAV afirma que existe aún un amplio desconocimiento en fiscales y jueces en materia de derechos de las víctimas de delitos sexuales, lo que origina violaciones a los derechos humanos de éstas.
Según la CEAV, hay diferentes factores que han llevado a una alta impunidad en la sanciones de los delitos, entre ellos “la cultura que culpabiliza a las víctimas, que mira como normales conductas como el lenocinio, el acoso y el hostigamiento sexual y la discriminación hacia determinados grupos vulnerables: niños(as), migrantes, indígenas, ancianos(as), personas con discapacidades físicas o mentales, LGTB y/o en prisión”.
También se encuentra la desconfianza de las víctimas hacia los(as) operadores del Sistema de Justicia Penal, la inacción de las autoridades ante las denuncias de carácter sexual o el maltrato de algunas autoridades a las víctimas.
Un informe de la Organización de los Estados Americanos (OEA) coloca al país en materia de violaciones sexuales sólo por debajo de Brasil y Estados Unidos.
La sociedad las revictimiza
Las víctimas de violencia sexual enfrentan otra tragedia si deciden denunciar: a la violencia sufrida deben agregar que no les creen o incluso que las responsabilicen de lo sucedido.
Según expertas en violencia de género, la revictimización de las mujeres que han sufrido violencia sexual es un problema “muy grave” en México, situación que ha llevado a que de plano prefieran no denunciar.
La revictimización es un tema tremendo en México, porque se da por los prejuicios de los impartidores de justicia, de la policía y de la sociedad en general; y lo que pasa es que en cualquier tema de agresión hacia una mujer, con toda una serie de excusas se busca justificar la violencia de la cual ha sido víctima; y se da en todos los niveles”, dijo Maïssa Hubert Chakour, investigadora de la organización Documenta.
La especialista en temas de violencia de género advirtió que eso implica un grave riesgo para las mujeres, porque manda la señal de que no pasa nada si se ataca a una mujer.
El resultado es que “las mujeres no denuncian, o denuncian pero las investigaciones no se llevan a cabo, se dejan abiertas por años, lo que explica los altos índices de impunidad en temas de violencia de género”, indicó.
Según el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), sólo en uno de cada cinco casos denunciados se llega a una sentencia condenatoria.
Un diagnóstico de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas estima que de 2010 a 2015 se cometieron dos millones 996 mil 180 delitos sexuales, casi 600 mil por año, en promedio, pero en el lustro apenas se integraron 83 mil 463 averiguaciones.
Según la CEAV, persiste la estigmatización sobre las víctimas de violencia sexual, lo que inhibe la denuncia, y se imponen los prejuicios sobre el estado físico y emocional en que deben presentarse a denunciar.
Cirenia Celestino, de Comunicación e Información de la Mujer AC (CIMAC), acusó que es común que se crea que las mujeres producen la violencia de la que son víctimas y que los medios reproducen los estereotipos.
-Laura Toribio
“MP no le da valor al testimonio de la víctima”
La falta de capacitación para atender las denuncias por violación o por violencia sexual, que se suma a la cultura machista prevaleciente en la sociedad, hacen del combate contra estos delitos una lucha con pocos avances.
Patricia Olamendi Torres, exsubprocuradora de Atención a Víctimas del Delito de la Procuraduría General de Justicia del Distrito Federal (PGJDF), dice que la mayoría de denuncias por violencia sexual se queda en la oficina del Ministerio Público “porque prácticamente no tenemos casos judicializados”.
Las Memorias del foro nacional sobre política pública con enfoque de derechos humanos para la atención del abuso infantil, publicadas en 2016, consideran que el acceso a la justicia para víctimas de la violencia sexual es fundamental para erradicarla. Sin embargo, revela que quienes denuncian son cuestionadas, atendidas con indiferencia y dejadas a merced de sus agresores.
La también experta ante el Mecanismo de Seguimiento de la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belém do Pará) de la Organización de Estados Americanos (OEA), de cada diez casos de violación se denuncian dos y según encuestas de victimología, de esas dos que se denuncian hay 98% de impunidad. Sólo dos de cada 100 casos logran llegar a juicio y la sentencia no siempre es favorable a la víctima.
Creo que el gobierno nunca ha tomado el asunto de la violencia de género como un asunto prioritario en un país donde siete de cada diez mujeres son violentadas, y este es el resultado”.
Abusar sexualmente, sobre todo de una niña o una mujer es un tema grave, es cotidiano en el seno de la familia (…) en la mayor parte de los casos el abuso sexual tiene que ver con el padrastro, el abuelo, el tío o algún familiar cercano”.
Olamendi dice que la visión machista priva en los agentes del MP, que no dan valor al testimonio de la víctima.
-Arcelia Guadarrama
Al año, 25 mil menores son agredidos
Asociaciones civiles señalan que, cada año, al menos 25 mil niños sufren abuso sexual en México; la cifra se basa en los expedientes levantados por este delito, aunque consideran que la cifra está muy por debajo de la realidad, pues estiman que sólo uno de cada diez casos de abuso sexual infantil es denunciado.
El estimado de abuso sexual infantil en México es de más de 25 mil niños, aproximadamente, que sufren abuso sexual al año; es el número de denuncias que hay, pero hay que recordar que solamente uno de cada diez niños denuncia”, afirma María del Rosario Alfaro Martínez, directora general de Guardianes, asociación civil dedicada a la prevención del maltrato y el abuso sexual infantil.
Estudios realizados por Guardianes, revela que el abuso sexual infantil inicia con un adulto como figura de protección, alguien a quien el niño quiere. “De los casos de abuso sexual infantil, 80% se da en la familia, dentro del hogar, generalmente es el padre o la pareja sexual de la mamá o alguna figura paterna: un abuelo, un tío, el hermano mayor o una persona muy cercana a los niños”.
A decir de Guardianes, todos los menores están expuestos al abuso sexual, pero algunas características los vuelven más vulnerables: cuando tienen “una baja autoestima, que tienen poca información sobre la sexualidad; un niño con una personalidad más introvertida, más tímida es más vulnerable a sufrir un abuso que un niño extrovertido, con autoestima más alta. En el fondo, uno de los riesgos principales es tener poca supervisión de un adulto”.
Menores de diferentes niveles económicos pueden vivir un abuso sexual. “Niños de escasos recursos, que además tienen poca cercanía con sus papás, pues tienen que trabajar; niños migrantes, niños de la calle, evidentemente están en situación de riesgo. Pero también los niños de estratos sociales altos que tienen muchos cuidadores: chofer, guardaespaldas, maestro de karate, de inglés, de natación... también los pone en riesgo”.
Guardianes expone que entre seis y ocho años de edad, es la etapa de mayor vulnerabilidad para niños, mientras que para las niñas su etapa de vulnerabilidad es mucho más amplia, alrededor de los 4 a los 10 años de edad.
En tanto, los agresores sexuales tienen diferentes rangos de edad, pero con “un perfil de una persona agradable, simpática, que generalmente se lleva muy bien con los niños. Puede establecer una relación de confianza con ellos. Generalmente pederastas y pedófilos son personas carismáticas, que tienden a ser mucho más lindos, agradables, cálidos, y así se ganan la confianza de los niños”.
De los agresores sexuales de niños, 97% son hombres y 3% mujeres. “Cuando la agresión viene de una mujer, deja secuelas mucho más graves en la psique del niño (...) algunas personas que son asesinos seriales, que tienen un problema de perversión múltiple, sufrieron abuso en la infancia por parte de una mujer, generalmente su madre o alguna mujer sumamente cercana a ellos. O sea (...) tiende a ser mucho más grave y a dejar problemas más graves en la vida de la persona”, precisa Alfaro Martínez.
Los menores abusados presentan cambios en su estado de ánimo y conducta. “Hay un cambio drástico de comportamiento en el menor, empieza hacer cosas que antes no hacía. Si antes salía con sus amigos, prefiere retraerse o no salir; empieza a tener síntomas como trastorno de sueño, puede ser dormir mucho o tener en la noche terrores nocturnos o no querer dormir con la luz apagada, tener pesadillas; puede que tenga una regresión en su conducta.
También puede presentar trastornos de alimentación, ya sea que coma mucho o no coma, cambio de humor y se pueden volver más agresivos. Cuando el abuso ya es más físico, los niños pueden presentar infecciones genitales o desgarres en el ano, moretones o, en su ropa interior, presencia de semen o sangre; todo eso indica que un menor está sufriendo abuso”, comenta Rosario Alfaro.
Guardianes señala que en México han encontrado que en estados del sur el abuso a menores ocurre en una situación de incesto, mientras que en el norte hay una situación de abandono, pues los padres se van a trabajar a Estados Unidos y las madres trabajan en las maquiladoras.
Incluso “hemos notado que en algunas regiones del país con playa, como Guerrero, Oaxaca, Jalisco y Michoacán hay turismo sexual infantil”.
Advirtió que el dolor emocional por un abuso sexual puede llevar a un menor al suicidio, al cutting, a las drogas, al alcoholismo y a otras adicciones.
- Érika de la Luz Márquez
Madres cómplices
Tras el divorcio de sus padres, una niña de cinco años y un niño de ocho comenzaron a ser abusado por la nueva pareja de su madre. Lo descubrió José Eduardo “N”, padre de los menores, aunque sólo los veía los fines de semana, pero notó cambios en la conducta y estado de ánimo de sus hijos.
El menor comenzó a enfermar de manera constante, por lo que su padre lo llevó al médico. “Lo que descubren es que existe violencia del tipo sexual y maltrato físico, sicológico y emocional”.
Los menores fueron llevados ante el Ministerio Público. “Las denuncias se presentan contra la pareja de mi exmujer, la mamá de los niños y un amigo de ellos; por una crisis se llevó al niño al Hospital Psiquiátrico Infantil y la recomendación fue que lo alejara de ese entorno”, narra el padre.
Con la denuncia, Mishel “N” huye el 2 de noviembre de 2013 y se lleva a los menores, por lo que se emitió la alerta Amber; a la fecha se desconoce dónde están.
Desde el punto de vista sicológico, el doctor César Córdova Castañeda apunta que el abuso a niños proviene de conflictos familiares, descuido, negligencia, maltrato sicológico”.
El especialista considera que, en este caso, la madre tuvo complicidad en el abuso. “Entendemos como cómplice pasivo a otro adulto que no ejecuta el abuso, pero sabe de la existencia de éste; puede participar o no. Incluso la madre que sabe que están abusando de sus hijos simplemente lo ignora, pero hay casos donde la madre contiene físicamente al hijo o a la hija mientras el padre o la pareja la abusa”, indica el sicólogo.
La trampa de las redes
Adrián tenía diez años cuando a su red social Facebook le llegó una solicitud de amistad de Geremi, otro niño de su edad y que, a juzgar por su perfil, tenía sus mismos gustos. Iba, como él, en el mismo año de primaria, jugaba los mismos videojuegos. Al día siguiente, ambos ya conversaban y jugaban Xbox por internet, así pasaron días y meses hasta que se hizo su mejor amigo. No sabía que, del otro lado del monitor, Julio, de 43 años, se conectaba como Geremi.
Todos los días platicábamos, me preguntaba cómo estaba. Yo le contaba que no tenía amigos, que me hacían bullying, que a mi papá casi no lo veía y mi mamá se iba con sus amigas”, cuenta Adrián.
Tras seis meses de amistad, Geremi le pide a Adrián que se vieran. “Me invitó a jugar Xbox a su casa, le dije a mi papá y él me dijo que le pidiera permiso a mamá; le dije a ella y me dijo que después, pero yo quería jugar, así que acordé con él que pasara con su papá por mí al mercado”.
Un hombre alto de complexión robusta le dice: Adrián, soy Julio, mi hijo Geremi te espera en el carro. Cuando Adrián sube, sin darle tiempo a huir, su captor lo deja inconsciente con cloroformo.
Horas más tarde, cuando despierta está en un cuarto del que no puede salir; luego aparece un hombre, quien lo golpea y abusa sexualmente de él.
Estadísticas de la Asociación para la Prevención del Abuso Sexual Infantil indican que 80% de niños con acceso a internet ha recibido una propuesta de tipo sexual.
- Érika de la Luz Márquez