-Fue rescatada dos meses antes de ser enviada a Nueva York
Jojutla, Mor.- Pamela sabe que es de las poquísimas víctimas que pudo escapar de una red de tratantes y que ahora puede contar su historia para advertir que la trata es un asunto que debe importar a todos. Ella, una mujer común que se enamoró de un hombre que la hizo sentir amada y protegida, estuvo a punto de ser enviada a Nueva York a prostituirse, no sin antes haber vivido un infierno en México; una llamada anónima de denuncia la salvó, una llamada que pudo haber hecho cualquier persona que no toleró saber que Pamela y miles de mujeres de todas las edades estaban siendo explotadas sexualmente bajo la mirada de la sociedad, la policía y el gobierno.
El 1 de mayo de 2013 la Corte de Manhattan en Nueva York, acusó a 13 personas por los presuntos delitos de tráfico sexual y transporte interestatal con fines de prostitución de decenas de mujeres, los acusados eran de Tenancingo, Tlaxcala; conocido como “la capital de la trata de personas”; diversas organizaciones de lucha de derechos humanos han evidenciado desde hace más de una década la red de prostitución y la relación Tenancingo-Nueva York; Pamela también lo supo pero después de su rescate.
Pamela, no ha cambiado mucho desde su adolescencia, es una mujer joven, menuda, sus ojos denotan una preocupación y tristeza constante, se mantiene en su lugar con reserva, con cierto temor. Cuando conoció a su captor era una víctima potencial, pues no se sentía amada por su familia, por ello fue fácil engañarla.
Conoció a su captor, Lino Flores Merino, en su trabajo en una tienda de conveniencia en Puebla, él la enamoró y supo hacerla sentir especial, el primer cumpleaños que pasaron juntos como novios él le organizó una fiesta en grande, con banda de música y una carpa donde convivieron muchas personas, todo era muy bonito, al fin se sentía valorada.
“Mi familia era muy disfuncional, nunca me sentí valorada por mi familia, al momento de que se separaron mis papás, tuve que ponerme a trabajar para poder ayudar en los gastos de la casa y ahí en el trabajo, yo conocí a una persona que yo sentí que me amaba, me trataba súper bien, súper lindo, me preparó una fiesta de cumpleaños con carpa, con banda y con todo y la verdad sí me sentí querida de él…”, narra Pamela.
Un día su novio pasó por ella en la mañana a su trabajo y la invitó a desayunar, ella dijo que sí pero cuando llegó a su casa su mamá la regañó porque no tenía permiso de salir, al día siguiente su mamá le dijo que le diera las llaves de la casa porque ya no podía volver más.
Fue en ese momento que no sabía a dónde ir, a quién recurrir, y lo único que se me ocurrió fue hablarle a mi novio, él me dice no te preocupes, ya llevamos tres meses de novios, te amo, yo me quiero casar contigo y vente a vivir conmigo. Me fui con él y estuve más o menos bien como tres meses, solamente que esta persona me prohibía salir a la calle si no era a su lado, y no podía ver a ningún lado más que al piso, pues no sé, un día íbamos caminando y se me ocurrió voltear a ver a un aparador y él se dio cuenta y me dio una cachetada, fue ahí cuando yo decidí irme porque no quería aceptar esa violencia y volví a la casa de mi familia. A los pocos días estaba en el centro de Puebla buscando trabajo y sentí la punta de una navaja en las costillas y alguien que me jalonea, era mi ex novio el que me estaba amenazando con una navaja, me metió a un taxi y me llevó a Tenancingo, Tlaxcala, ahí a los pocos días me hace pruebas de sangre para prostituirme y de ahí empezó a amenazarle diciéndome que él ya sabía todo de mi familia y que si yo hacía algo iba a matar a mi familia.
La primera noche de Pamela en el sexoservicio recibió una felicitación de su captor, había cubierto la cuota, había sido violada una tras otra vez 30 ocasiones en una sola noche, Lino Flores estaba feliz pero todavía no estaba satisfecho, para rematar la jornada la obligó a tener relaciones sexuales con él, antes la golpeó por cerca de media hora por resistirse.
Pamela tenía que entregar a Lino de 3 a 5 mil pesos diarios, si no cubría la cuota en el tiempo establecido trabajaba horas extras, y si a pesar de ello no juntaba el dinero, era golpeada, dejada sin comer y encerrada en un cuarto. Perdió dos bebés en todo este calvario, y vio cómo otras mujeres captadas iban y venía en las mismas condiciones, de algunas supo que morían, otras eran enviadas a otros lugares, también ayudó a escapar a una de ellas, por lo que fue casi muerta a golpes.
Fueron tres años que esta víctima de trata estuvo recluida en la red de prostitución, llevada de Puebla a Veracruz y de ahí a la Ciudad de México en la Merced, en donde su capacidad de asombro no alcanzó a entender por qué la gente que la veía parada en la calle, hombres, mujeres y niños, no la ayudaban, sus ojos secos y sus moretones en el cuerpo eran gritos silenciosos que pedían ayuda.
Pamela no cesó en la búsqueda por escapar pero la realidad le asestó un golpe igual de fuerte que las golpizas que le daba su captor, un día, parada en la Merced, un policía pagó por sus servicios, solos en el cuarto ella se le arrodilló y le suplicó ayuda, al policía poco le importó, le dijo que no era su problema, que él ya había pagado. Cuando su jornada terminó su tratante estaba serio con ella, le dijo que ya se había enterado que había pedido ayuda y la golpeó despiadadamente, por más que repasa lo que había hecho ese día no encontraba cómo fue que su tratante se enteró de que pidió ayuda hasta que su cabeza dio un chispazo, fue el policía, el propio policía la había delatado con su captor, ahí se dio cuenta de la red de corrupción.
Lo que más me daba tristeza es que en una de esas golpizas fui a dar al hospital en la Ciudad de México, porque no había alcanzado a cubrir la cuota. Los médicos y enfermeras preguntaron a mi tratante qué es lo que me había pasado y él contestaba: “es que esta estúpida se cayó de las escaleras por eso está así”, y en ningún momento ni médicos ni enfermeras se percataron o les interesó más bien, el alejarme de esta persona y preguntarme a mí lo que me había pasado, solo me curaron y me dejaron ir con él.
Con la voluntad mermada pero aún con la esperanza de volver a sentirse bien, Pamela sobrevivió día a día hasta que fue rescatada, una llamada anónima obligó a un despliegue policíaco el 7 de mayo de 2012 en la Merced, policías de la Procuraduría General de Justicia (PGJ) fueron directamente a buscarla a ella y a su captor, a él no detuvieron y a ella la protegieron.
Su rescate sucedió dos meses antes de ser enviada a Nueva York, su captor ya había entregado dinero y hecho los arreglos con un “pollero” que le ayudaría a cruzar la frontera, en Estados Unidos los “primos” de Lino la recibirían.
Hasta la fecha desconoce quién hizo la llamada anónima que la liberó del infierno porque su familia no la buscó pues los tres años que estuvo con Lino Flores Merino, pensaban que ella estaba felizmente casada, siempre que se comunicaba con su mamá, él estaba presente y las llamadas eran en altavoz. Una vez que fue rescatada, su familia tampoco la buscó porque la culpaban de haber sido asediados por la delincuencia organizada para intentar recuperarla, se tuvieron que cambiar de estado para vivir en paz, por el momento, indica, está en un proceso de limar asperezas con su familia.