67% aplaude que se cree una secretaría anticorrupción; a 81% le parece bien que se someta a candidatos a pruebas de integriddad
CIUDAD DE MÉXICO.
Tras la XXII Asamblea Nacional del PRI que pasó desapercibida, la eliminación del requisito de militancia para aspirar a la candidatura presidencial priista causa división de opiniones. No hay una percepción dominante sobre si la supresión de este candado busca beneficiar o no a algún precandidato en particular, según se observa en la más reciente encuesta telefónica nacional BGC-Excélsior.
La reciente Asamblea Nacional del PRI fue poco conocida por la población. Sólo 32% se enteró que se llevó a cabo. Incluso esta minoría que supo del evento generalmente no logra mencionar algún cambio aprobado en los estatutos del partido. Lo poco que se señala es básicamente la supresión del requisito de militancia para poder ser candidato presidencial.
Una vez que se informa a los entrevistados, las opiniones se dividen sobre la conveniencia de eliminar el candado de militancia para la nominación del PRI de su candidato presidencial: mientras a 47% le parece bien que cualquier ciudadano simpatizante priista pueda ser postulado sin haber sido militante de ese partido, a una proporción parecida, 42%, le parece mal (gráfica 1).
No existe un consenso claro sobre si la derogación del requisito de 10 años de militancia busca beneficiar o no a algún precandidato. 43% cree que sí, aunque generalmente no se sabe a quién, en tanto que 36% piensa que no tiene un destinatario en particular (gráfica 2).
Otros cambios estatutarios son mejor recibidos. A la mayoría le parece bien la asignación de 30% de las candidaturas para jóvenes menores de 35 años (61%), la creación de una secretaría anticorrupción en el Comité Ejecutivo Nacional del PRI (67%) y la aplicación de pruebas de integridad y de confianza a los candidatos a puestos de elección popular (81%) (gráfica 3).
Estas modificaciones en los estatutos del PRI en general transmiten una imagen de apertura del partido a la sociedad, pues 61% cree que se abre más a la participación de los distintos sectores de la población (gráfica 4). Además, se piensa que aumentan las posibilidades de esta organización de ganar las elecciones presidenciales de 2018 (43%) (gráfica 5).
No predomina una idea sobre quién o quiénes tendrán la decisión definitiva para seleccionar al candidato presidencial del PRI. De tres eventuales opciones, 32% coincide con que será el presidente Enrique Peña quien lo escogerá bajo su propio criterio, 29% asume que serán los delegados del partido que voten en convención y 24% piensa que serán los militantes priistas en una elección abierta (gráfica 6). Se estima que el PRI no será imparcial en su proceso interno de selección, sino que buscará favorecer a algún precandidato (61%), aunque todavía no se tiene idea de a quién (gráfica 7).
El PRI mantiene una imagen negativa ampliamente extendida entre la población (mala, 74%), generada particularmente por la impresión de corrupción y gobierno deficiente. Apenas 16% cree que es un partido que está cambiando (gráfica 8).