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LA CRÓNICA DE HOY: Muchos asiáticos, entre los muertos de la fábrica en Chimalpopoca

FIN. “Aquí ya no hay nada qué hacer, descansen y un aplauso para todos”, fue la orden que sonó lapidaria; los trabajos en Chimalpopoca habían concluido con un saldo de 21 muertos y sólo dos sobrevivientes ◗ Entre la mayoría de las víctimas había coreanos y taiwaneses

Muchos asiáticos, entre los muertos  de la fábrica en Chimalpopoca | La Crónica de Hoy

“Aquí ya no hay nada qué hacer, vayan a descansar y gracias por todo, un aplauso para todos…”, se escuchó la voz grave del general Brigadier Diplomado de Estado Mayor, Roberto García Benis, al dar por concluidos los trabajos de rescate en el edificio de Bolívar esquina con Chimalpopoca, en la colonia Obrera, tras 74 horas de ocurrido el sismo del pasado martes, que rememoró la tragedia de 1985 donde cientos de costureras perdieron la vida en esa zona que se derrumbó.

Acto seguido se escuchó el Himno Nacional y el toque militar de silencio, seguido de un ¡Viva México! que cerró de manera oficial la búsqueda de sobrevivientes en este lugar o en su caso de cuerpos. La cifra no se movió: 21 muertos y dos sobrevivientes, informó Miguel Ángel Vazquez, subsecretario de Desarrollo Humano del Gobierno de la Ciudad de México.

 

“No nos vamos a mover, hay más gente con vida…”, gritaban unos voluntarios. “Están en el sótano”, insistían.

No hubo marcha atrás. Solo quedó la plancha en el lugar donde alguna vez estuvo este edificio de cuatro pisos que al derrumbarse se llevó consigo decenas de historias, dudas y hasta sospechas sobre lo que se vivía en los cuatro negocios que albergaba, sobre todo en la maquiladora donde trabajaban costureros, empleados, administrativos, directivos y en ese momento el dueño, un israelí de nombre Jaime Azkenazi, que también murió al regresar a cerrar la puerta de su oficina.

El lugar quedó limpio de cascajo pero con un cúmulo de dudas. Nunca se conoció la cifra exacta o estimada de víctimas pese a que se preguntaba a una de las dueñas de la maquiladora, una asiática, que no supo o no quiso dar el número de trabajadores que estaban a la hora del sismo.

Lo que sí se sabe es que trabajaban ciudadanos asiáticos, lo mismo coreanos que taiwaneses, según se comprobó a partir de credenciales y documentos que encontraron las autoridades en la búsqueda, aunque no se sabe si estaban de manera legal o ilegal en el país.

No hay cifras de ellos, registro de quiénes trabajaban ni la nómina de los trabajadores, pero según vecinos del lugar , en ese edificio laboraban unos 60 trabajadores entre costureras y administrativos, integrados lo mismo por mexicanos, y “muchos coreanos” dicen.  

Lo cierto es que había de nacionalidades chinas, coreana y taiwanesa pero no se sabe sobre su situación migratoria.

Pese a esa cifra de trabajadores que laboraban de manera cotidiana en ese lugar, en las afueras del edificio colapsado sólo había familias de cinco víctimas, lo que levantó sospechas de las autoridades.

Uno de los trabajadores que acudió al lugar, pero se negó a identificarse, aseguró que muchos trabajadores sí alcanzaron  a salir pero otros se quedaron atrapados.

Las autoridades confirmaron que había personas extranjeras entre quienes lamentablemente perdieron la vida y en voz de Miguel Ángel Vázquez, subsecretario de Desarrollo Humano del Gobierno de la Ciudad de México, se detalló que varios de los cuerpos se encontraron en filas, en camino a la salida, lo cual indica que no tuvieron tiempo de salir, pero no quedaron amontonados ante la puerta, como habría ocurrido si estuvieran encerrados.

En el Servicio Médico Forense se informó de cuatro cuerpos femeninos de personas de nacionalidad taiwanesa; otro femenino de una panameña. Asimismo, tres masculinos: uno de nacionalidad coreana (del Sur), otro de española, y uno más de argentina, aunque no se especifica si provienen de ese edificio.

Hsien Yu Huang (Amy) de 23 años es una de las identificadas sin vida en este lugar. Pero Pei Ju Chin; Ying Xia Lai (Gina y  Jia Yu Wang, permanecían en calidad de desconocidos.

DESLINDE. Terminó esta primera etapa pero viene la otra, la de peritajes, investigaciones y deslinde de responsabilidades. Las autoridades capitalinas procederán en las próximas horas a verificar la situación legal de los cuatro negocios que se ubicaban en este viejo edificio.

La maquiladora de ropa femenina de empresarios de origen chino se ubicaba en el tercer piso. Ahí se quedó el dueño, José Lee, narraron los trabajadores.

En el cuarto piso  estaba una bodega  de nombre New Fashion, del empresario de origen israelí Jaime Azkenazi, que se encontraba en su oficina al momento del sismo.

En el segundo pido estaba  la bodega de juguetes ABC Toys, operada por coreanos; y en el primer piso un expendio de refacciones para camiones  y una tienda de ropa de una de las dos maquiladoras denominada Moda joven.

Este martes alrededor de las 16:00 horas se retiró el último trozo de la fábrica de cuatro pisos y se removieron los nueve vehículos hechos pedazos bajo el peso de los escombros.

Había terminado oficialmente la búsqueda de personas, pero varios voluntarios se inconformaron y encararon a la dueña, una asiática.

“No nos vamos a ir hasta que se abra el sótano, aunque lo diga la dueña, eso lo hacen para deslindarse y no pagar el seguro, para no pagar indemnizaciones…”, le gritaban.

Pero la dueña del edificio había confirmado que nunca hubo sótano. Era una cisterna, explicaba, pero los voluntarios hicieron caso omiso y se mantenían en la búsqueda sólo con mazos y pala, bajo la atenta mirada de los militares que se mantuvieron para resguardar el lugar.

A un costado la maquinaria pesada era retirada para trasladarla a otros lugares con emergencia. Atrás quedaba lo que fue este edificio que albergaba una maquila con costureras que irremediablemente llamará al recuerdo de las cientos de costureras de 1985 que perdieron la vida en esa zona.

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Nacional
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