Madres de hijos desaparecidos en Morelos no tuvieron nada que festejar este 10 de mayo. Más que un día de fiesta, fue un día de dolor, de llanto y de impotencia, porque no saben nada de sus hijos. Ayer nuevamente marcharon por las calles de la ciudad para exigir justicia y para exigirle a las autoridades que se pongan a trabajar o que renuncien porque no puede existir un Día de las Madres en esta situación.
Pero ahí estaban. De pie, como sólo una madre lo puede hacer para luchar hasta el final de sus días y así llegaron desde temprano a las instalaciones de la Fiscalía General de Justicia con sus pancartas, con sus playeras donde mostraban las fotografías de sus hijos desaparecidos, con su dolor, su rabia, su llanto, pero también su fe.
Otro 10 de mayo diferente. Otro 10 de mayo sin saber qué pasó y cuestionándose lo de siempre: por qué a ellas, ¡por qué a sus hijos! Otro 10 de mayo sin tener una explicación, sin conocer la verdad, sin saber hasta dónde aguantarán, hasta qué punto se rendirán o hasta dónde llegarán.
Mientras otros desayunaban o comían en familia, estas madres marchaban por la ciudad. Su grito era unánime: queremos justicia!, queremos a nuestros hijos con nosotros!, queremos que la Fiscalía se ponga a trabajar y si no pueden, que renuncien!.
No había más. El dolor era insoportable, las lágrimas rodaban en esta fecha tan especial. El sol no fue obstáculo, ni tampoco los kilómetros recorridos hasta llegar al Congreso local, al Monumento a la Madre y a la ofrenda del zócalo de la ciudad. "Nada nos detendrá", decían.
Y así fue. A pesar de todo, ahí estaban ellas, las madres de los desaparecidos, las madres de quienes no tienen voz, las madres que no tuvieron festejo, las madres de quien nadie se acordó, las madres guerreras que insisten en dar la lucha y encontrar a sus hijos, las madres que este 10 de mayo, en Morelos, no tuvieron nada que celebrar...