La retención de tres custodios desencadenó un motín en el Penal de Cadereyta, el cual dejó 13 reos muertos, dos de ellos abatidos por fuerza letal y uno incinerado.
Aldo Fasci Zuazua, director del Centro de Información para la Seguridad del Estado, abundó que en estos hechos también resultaron ocho heridos de gravedad, entre ellos un elemento de Fuerza Civil.
En conferencia de prensa, el funcionario precisó que la violencia se desató porque miembros de un grupo delictivo estaban molestos luego de no ser recibidos por ninguna de las salas del penal, donde están separados los presos de cinco o seis grupos delincuenciales.
Aunque la protesta había sido controlada ya la noche del lunes, por la mañana del martes los reos retuvieron a tres celadores e iniciaron una trifulca en el área común de acceso y en el campo de futbol.
Las autoridades penitenciarias, estatales y federales iniciaron un diálogo para rescatar a los celadores, pero como esto no se logró, ingresaron elementos de Fuerza Civil con armas no letales.
Fasci abundó que todos los accesos al penal fueron bloqueados por los reos con cajas que sirven para trasladar alimentos y las incendiaron, por lo que la presencia de los policías estatales no fue suficiente.
“Se contaminó la situación y participaron alrededor de 250 internos en esta segunda etapa, que fue una trifulca. Conforme fueron avanzando los trabajos de Fuerza Civil fueron poniendo orden y acorralando… (los amotinados) se refugiaron en áreas después de apedrear y agredir a los policías, y a uno de ellos le perforaron un pulmón.
“Al huir a otras áreas, estos internos fueron recibidos por los contrarios y ante esta situación se tuvo que tomar la determinación por las fuerzas del orden, y se hizo uso de fuerza letal para impedir que asesinaran a los custodios y a otros internos”, explicó Fasci.
Argumentó que el uso de la fuerza letal está justificado en el artículo 17 del Código Penal para preservar la vida de terceros.
Los reos que resultaron heridos fueron trasladados al Hospital Universitario y al Metropolitano, mientras que el elemento de Fuerza Civil fue llevado al Hospital Zambrano-Hellion.
Con el motín suscitado en el Penal de Cadereyta, son 75 personas asesinadas en los centros de readaptación bajo la gestión de gobernador Jaime Rodríguez Calderón: 57 de éstas en 2016 y 18 más en el año en curso.
Cuestionado respecto al control de la cárcel, Fasci comentó: “Lo que pasa es que el control de un centro penitenciario, a lo mejor va a sonar absurdo, pero se tiene hasta que se pierde. Una bóveda cerrada es segura hasta que alguien la abre”.
Afuera del penal, familiares de reos se quejaron de falta de información, por lo que se enfrentaron con policías, a quienes despojaron de equipo para quemarlo.
Los quejosos incluso increparon al procurador del estado, Bernardo González Garza, quien acudió a hacer un balance de la situación.
UNO EN CDMX
Un custodio del Reclusorio Preventivo Oriente, de Ciudad de México, fue una de las 18 víctimas que dejó la ola violenta en cinco entidades.
De acuerdo con los primeros reportes, el celador fue ultimado por desconocidos cuando viajaba en el transporte público.
Los hechos ocurrieron en la esquina de Canal de Garay y Nochebuena, de la colonia Los Ángeles Apanoaya, en la delegación Iztapalapa.
Testigos refirieron que el elemento de la Dirección de Seguridad de la Subsecretaría de Sistema Penitenciario subió a un microbús de la Ruta 14, que va de Canal de Chalco a la estación del Metro Santa Martha.
También hubo asesinados en Oaxaca (6), Baja California Sur (5), Chihuahua (3) y Guerrero (3).