Satisfecho con el resultado del trabajo para combatir la inflación, y no tanto en la parte de política fiscal, cuando aumentó la deuda pública, Agustín Carstens, quien dejará de ser el gobernador del Banco de México (Banxico) a partir de diciembre próximo, afirma que no hay diferencias con la Secretaría de Hacienda y Crédito Público.
Hay un diálogo fluido entre ambas políticas porque no se conducen en el vacío, dice en entrevista con EL UNIVERSAL en las oficinas que ocupó como funcionario del Fondo Monetario Internacional (FMI), en la avenida Pensilvania, desde donde se ve por la ventana la bandera tricolor a la entrada de la embajada de México, que se ubica enfrente.
No tiene una opinión en particular sobre si la posición de secretario de Hacienda podría ser un buen semillero de presidentes en México, pero menciona las características que debe tener quien aspira a ocupar el cargo.
No importa que salga de la Secretaría de Hacienda, de otra dependencia o si es un gobernador o un candidato independiente, afirma. Lo importante es que tenga liderazgo y sea honesto, que predique con el ejemplo; la experiencia nadie la tiene porque no hay reelección en nuestro país, pondera.
En su última entrevista que concede como funcionario del FMI, en donde presidió desde 2015 el Comité Monetario y Financiero Internacional, el banquero central reitera que se irá tranquilo a Basilea, Suiza, a dirigir el Banco de pagos Internacionales (BIS por sus siglas en inglés), porque dejará la inflación encaminada hacia 3%, meta que al principio parecía aspiracional y con las condiciones actuales parece alcanzable.
FOTO DE CIERRE
Para empezar, afirma que está bastante orgulloso con la conducción de la política monetaria. En los ocho años que fue gobernador, la tasa de inflación se ha comportado bastante bien, dice.
Se logró bajar con respecto al periodo de Guillermo Ortiz, porque por primera vez se tuvieron 17 meses consecutivos con inflación debajo de la meta de 3%, destaca.
“Registramos la inflación más baja en 2.13% y bueno, como he dicho, me hubiera gustado que la foto de cierre hubiera sido mejor. Pero bueno, la verdad es que hemos enfrentado choques muy particulares”, admite.
DEUDA CRECIENTE
¿Está satisfecho con el manejo de la política fiscal y la conducción de las finanzas públicas?
—En términos generales, también estoy de acuerdo en cómo se ha manejado la política fiscal. Sin duda, tuvimos un crecimiento más alto de lo esperado durante esta administración de la deuda pública, pero parte de eso se debió en términos del Producto Interno Bruto para un menor crecimiento económico, y también era importante poder instrumentar las políticas, los cambios estructurales, que hubiera un poco más un impulso fiscal. La realidad es que eso ha hecho que haya un verdadero esfuerzo de consolidación fiscal que actualmente está en marcha y está siendo muy adecuado.
La verdad es que yo creo que en lo absoluto, ya viendo el periodo y lo que se ha logrado, hemos tenido un buen desempeño.
Hubo algunos momentos en que sí pensé que había crecido bastante la deuda y eso lo expresé en algunos de nuestros informes de inflación, etcétera. Pero creo que las medidas que ha tomado el gobierno federal han sido adecuadas, oportunas, valientes. Creo que vamos en el camino correcto.
¿Es verdad que no estaba muy de acuerdo con el manejo de las finanzas públicas y lo hizo ver al presidente?
—Nosotros hemos sido bastantes claros en eventos como la presentación del informe de inflación, en los comunicados de política monetaria en los que nos hemos tomado la libertad de hacer algún comentario respetuoso respecto a las finanzas públicas y la deuda.
La realidad es que nosotros tenemos la ventaja de mantener una buena relación con la Secretaría de Hacienda, tenemos un gran diálogo con la secretaría; somos de los pocos bancos centrales en los cuales la SHCP está presente en nuestras reuniones de política monetaria, a las que no falla y en las que ellos oyen de cada uno de los miembros de la junta los factores que motivan su decisión, y nosotros también oímos la posición de la Secretaría de Hacienda y sobre todo sus planes con respecto a la política fiscal.
Ha habido un entendimiento y ha habido algunos momentos en los que sí el banco consideró que la deuda iba creciendo alto, pero la misma secretaría de Hacienda, por sí misma, ayudó a esa contención y ha tomado las medidas necesarias.
La secretaría de Hacienda ha sido responsable, o sea, no necesita la secretaría al Banco de México para hacer su trabajo, pero ciertamente en diferentes ocasiones han sido receptivos en algunos comentarios que nos hemos permitido hacer.
Usted fue titular de la Secretaría de Hacienda, conoce y sabe cómo se debe trabajar
—Sí, y se trabaja bien [actualmente en la secretaría], pero ha sido un periodo de gran incertidumbre…
Pero, ¿por qué no creció la deuda cuándo usted estaba en la Secretaría de Hacienda?
—Para empezar, en mi época no hubo una crisis financiera global.
En 2009 usted sí estaba en la dependencia, ¿no?
—Bueno, ese año sí subió [la deuda] —dice y suelta una carcajada sincera de 10 segundos.
Pero la deuda aumentó poquito, ¿o fue mucho?
—Creció poquito, no tanto.
¿Y luego la bajó rápido?
—Bueno, de ahí me vine al Banco de México —saca otra risotada al recordar—. La verdad es que sí empezó a subir a mediados del sexenio del presidente Felipe Calderón, pero fue resultado de la crisis financiera global, o sea, hubo una gran atonía en el crecimiento económico; la economía mexicana ha crecido, pero a tasas relativamente bajas y eso ha sido uno de los factores que ha contribuido a que su deuda sobre el PIB haya crecido a nivel relativamente alto, controlable, pero alto.
DIÁLOGO FLUÍDO
¿Cuáles han sido los consejos que le han solicitado los secretarios de Hacienda en la actual administración?
—En las diferentes reformas que se presentaron, el Banco de México dio su punto de vista. Un evento que ilustra claramente esta coordinación en la que sí hubo mucho diálogo y un entendimiento común de los temas fue en febrero de 2016, cuando el secretario [Luis] Videgaray y yo salimos a dar un anuncio conjunto del recorte, finanzas públicas y una acción de política monetaria. Eso ilustra cómo hemos actuado.
En materia cambiaria, las sesiones que ha implementado la Comisión de Cambios por iniciativa y muchas de las que ha tomado el Banco, porque tenemos contacto con el mercado y hemos colaborado en las reformas financieras. Hay un diálogo muy fluido, hay muchos puntos de intersección. La política fiscal y la política monetaria no se conducen en el vacío.
¿Entonces no es verdad que hay diferencias con la secretaría?
—No, yo creo que la relación ha sido cercana y respetuosa; cercana en el sentido de que ha habido mucho diálogo y respetuosa en el sentido de que la Secretaría de Hacienda entiende y respeta nuestro mandato.
No quiere decir eso que esté 100% con lo que hacemos, pero es respetuosa, lo entiende de la misma forma en que nosotros también, hay algunas acciones que ellos han tomado que en el margen que nos hubiera gustado que fueran diferentes. Pero también somos respetuosos porque ellos tienen su trabajo qué hacer.
PIERNA DURA
¿No les ha jalado las orejas a los secretarios? Acuérdese que antes los secretarios de Hacienda eran personas un poco más maduras y ahora son jóvenes.
—Yo no diría eso de los secretarios actuales, sin duda de los que a mí me tocó lidiar con ellos y trabajar, dos fueron mis colaboradores en Hacienda —vuelve a carcajearse.
¿Cordero, por ejemplo?
—Fue subsecretario de Egresos, tenía gran experiencia en el PAN, había seguido todas las negociaciones del Presupuesto y era de las gentes que ponía la pierna dura, ¿no? La verdad es que sí tenía experiencia y conocía muy bien todo el proceso legislativo; yo lo conocí ahí cuando era el asesor de la fracción parlamentaria en materia fiscal, no era inexperto. A José Antonio Meade lo conocí desde la subsecretaría de Hacienda. El doctor Videgaray fue secretario de Hacienda del Estado de México y la verdad es gente que tenía experiencia y fue presidente de la Comisión de Presupuesto y mi último presupuesto como secretario de Hacienda lo negocié con él.
Es que antes teníamos a figuras como Petricioli, Aspe, Gil Díaz…
—José Antonio Meade entró hace 17 años a la Secretaría de Hacienda y Luis Videgaray fue secretario de un estado grande, que puede ser más grande que algunos países.
Entonces, ¿al secretario Meade no ha tenido que jalarle las orejas?
—No, no. Todo ha sido una relación respetuosa y de amistad, de buscar hacer equipo.
Pero sí se vale decir que uno la está regando, ¿no?
—Sí, pero son respetuosas, no es de rompimiento o ser grosero ni mucho menos. Yo diría que ha sido una relación constructiva, en el sentido de que vamos a buscar hacerlo mejor y se aceptan los comentarios y observaciones, porque son de buena fe.
¿Considera que la posición de secretario de Hacienda pueda ser un semillero para futuros presidentes en México?
—No tengo una opinión particular, la verdad es que…
¿O son mejores los tecnócratas manejando el país?
—Creo que los líderes en un país necesitan características muy particulares, primero, capacidad de liderazgo, capacidad de querer a la población, de gobernar con el ejemplo en términos de honestidad, probidad, y yo creo que como puede haber muy buenos presidentes que pueden salir de Hacienda, también presidentes que pueden salir de los estados, de alguna otra secretaría, del legislativo y también puede haber independientes. Nadie puede tener una experiencia como la tiene el Presidente, porque no hay reelección en México.