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Xochicalco y Teopanzolco, una larga recuperación

Los sitios presentan afectaciones importantes en sus estructuras tras el 19-S; “de acuerdo con el plan, un primer tiempo de entrega sería el próximo año”, señalan los especialistas.

La pirámide de Teopanzolco sufrió derrumbes, deslaves y hundimiento, según el INAH Morelos.


La pirámide de Teopanzolco sufrió derrumbes, deslaves y hundimiento, según el INAH Morelos. (Jorge González)

Morelos

 

Un joven ataviado con traje y corbata, una señora grande que se ayuda de un bastón improvisado, el contador y la secretaria, además de otros empleados, que sumarán un total de 20 que trabajan en una empresa dedicada a la venta de productos médicos, se esfuerzan en subir los dos kilómetros y medio del camino del cerro que conduce a la zona arqueológica del Tepozteco.

Arriba, justo frente a la reja de acceso al último tramo al sitio arqueológico, especialmente ante el candado que garantiza que las personas no avancen en sus intenciones, todos los empleados se desaniman. Se toman su tiempo para recobrar el aire y después se quejan de que nadie les avisó de su desatino.

Lo mismo le ocurre a Renata Martínez Rojas, una joven que regularmente asciende para ejercitarse, pero se había ausentado en los seis meses anteriores; hoy no solo ignoraba que el camino que recién acaba de subir representa un riesgo para ella y cualquier persona que ascienda, además en su avance no vio nada fuera de lo ordinario.

“No, no, para nada yo siempre tomo el camino donde están las rocas y no por las escaleras y no me percaté de absolutamente ningún derrumbe, ni nada”, dice, da la media vuelta y regresa por donde vino.

“Quedo a la espera de poder entrar y más bien se me hace muy raro porque no entiendo por qué están estas personas trabajando, ¿qué están haciendo allá arriba?”, cuestiona.

Se refiere a que detrás de la reja se encuentra un grupo de por lo menos 15 trabajadores que se dedican a subir costales con piedras para —según comentan fuera de grabación— dar el habitual mantenimiento a la pirámide construida por los xochimilcas-tepoztecas en el año de 1200 d.C.

Esta zona arqueológica así como Xochicalco, ubicada en los municipios de Temixco y Miactlán, al suroeste del estado, y las ruinas de Teopanzolco, casi en el centro de Cuernavaca, son tres de los sitios arqueológicos de la entidad que se encuentran cerrados al público desde hace un mes, debido a que el sismo del 19 de septiembre los afectó en diferentes grados.

 De los ocho sitios arqueológicos que hay en esta entidad (Olintepec, Chalcatzingo, Coatetelco, Las pilas, Teopanzolco, Xochicalco, Tepozteco y Yautepec), Las Pilas tuvo afectaciones menores y por tanto permanece abierta al público.

De las que están cerradas, El Tepozteco no tuvo daños pero el camino de ascenso está en espera del dictamen que emitirá el Instituto de Geología de la UNAM, pues la directora del Instituto Nacional de Antropología e Historia, en Morelos, Isabel Campos, asegura que la pirámide —que recibe en promedio hasta 300 mil visitantes al año— no representa ningún peligro, pero en el camino sí hubo derrumbes.

 De los sitios que fueron afectados gravemente están Xochicalco, una zona declarada patrimonio de la humanidad por la Unesco en 1999 y que recibe hasta 100 mil personas al año. Aquí “hubo daños en la parte oeste, la norte y la que se conoce como la Acrópolis, donde hubo grietas y desprendimientos de estuco. En la parte del observatorio, al ser una caverna natural se van a hacer estudios de mecánica de suelo y otros para ver qué tanta ha sido la afectación.

 “En Teopanzolco, ubicada en Cuernavaca, con una afluencia de alrededor de 14 mil personas al año, fue la pirámide mayor la que sufrió derrumbes, deslaves y una especie de hundimiento y, posiblemente, de acuerdo con la arqueóloga encargada, pudo haber un poco de desplazamiento”, señala Campos.

 La directora asegura que de acuerdo con el plan de emergencia recientemente presentado por el INAH y la Secretaría de Cultura y una clasificación de daños no oficial, Xochicalco y Teopanzolco podrían ser reabiertos en un plazo de entre seis meses y un año, “pero no estoy en condiciones de decir a cuánto ascienden los daños o cuánto costará la recuperación de estos sitios”, explica.

 Añade: “De acuerdo con este plan, un primer tiempo de entrega de zonas dañadas sería el próximo año, 2018. En octubre del próximo año se entregarán los de segundo grado donde entrarían la gran mayoría de monumentos, no nada más zonas arqueológicas y ya de ahí hasta 2020 se entregarán en distintos momentos en distintas etapas”.  

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